Una pista que se prolongará 70 metros hacia el este (ahora mide 900) y una nueva torre de control serán fundamentales para reducir de forma considerable el ruido que soporta el entorno del aeródromo de Mutxamel, según explica el presidente de la empresa de helicópteros Inaer y propietario de las instalaciones, Luis Miñano.

El Plan Especial del Aeródromo -cuya tramitación y gestión corre a cargo de la Empresa Municipal de Suelo y Vivienda de Mutxamel y la inversión principal la costeará Inaer- recoge numerosas mejoras para un campo de aviación con afán de convertirse en un referente a nivel europeo y un "orgullo" para el municipio. Sin embargo, este proyecto nace con el rechazo frontal de los vecinos de la urbanización Río Park cuyas viviendas se encuentran a unos 140 metros de la zona aeronáutica. Los propietarios insisten en que el aeródromo proyecta una ampliación encubierta que incrementará las molestias que ya sufren.

Miñano, por su parte, niega este extremo y asegura que el plan sólo pretende "adaptar todas nuestras estructuras a las necesidades de un campo de aviación que sea de una categoría igual a la que tiene. No queremos ampliar el aeródromo, sólo contar con infraestructuras decentes. La imagen de nuestro campo debe mejorar con buenos accesos y zonas verdes. Hemos actuado siempre con seriedad y respeto, de hecho estamos en muchos sitios en los que la convivencia con el entorno es normal. Me preocupa pensar que molesto", asegura.

La prolongación de la pista hacia el mar (siguiendo una recomendación del Ministerio de Transportes) "no implicará más aviones ni más actividad sino que los vuelos pasarán más altos por Río Park y el ruido se reducirá", destaca el ingeniero aeronáutico y responsable del Plan del Aeródromo, Antonio Cano. Además apostilla que como para despegar hará falta menos potencia el ruido disminuirá y también la cantidad de combustible que consumen los aparatos. "Vamos a tomar todas las medidas correctoras para no molestar a los vecinos" afirma Cano que niega que el proyecto incluya una pista de 1.090 metros de longitud -los vecinos aseguran que así se recoge en el Plan General de Ordenación Urbana-, una posibilidad que obligaría a rellenar un barranco, lo que hoy por hoy "es impracticable". En este punto, Miñano insiste en que "no tenemos por qué ser vecinos molestos. Esto no es un Altet. Es un aeródromo pequeño en el que cumplimos todas las normativas y tomaremos todas las medidas correctoras posibles para no molestar a los vecinos".

Las instalaciones registran alrededor de 10.000 movimientos al año entre aviones, avionetas y helicópteros, principalmente durante los fines de semana que es también cuando se producen más emergencias. Según Miñano, "es posible que algunas aproximaciones de helicópteros no se hagan bien, pero eso se va a corregir con la torre de control". La futura torre evitará que los vuelos pasen por la vertical de la urbanización. "Si se regula más el tráfico se genera menos ruido" subraya Cano tras insistir en que el aeródromo tiene establecida una normativa muy estricta que recomienda explícitamente a los pilotos que extremen las medidas porque "es una zona muy sensible al ruido".