El nuevo colegio público San Juan Bosco de Cocentaina ha echado ya a andar con el comienzo del derribo del edificio en cuyo solar se construirán las futuras instalaciones. Los trabajos, incluidos en el Plan Edificant de la Generalitat, que sufraga también las obras al 100%, tendrán una duración aproximada de dos años, transcurridos los cuales se habrá satisfecho una demanda histórica de la comunidad educativa y del Ayuntamiento. La administración municipal, en este sentido, no oculta la euforia con la que ha recibido este proyecto, que supondrá una mejora muy importante para los docentes y para los alumnos y sus familias.
Tal y como anunció este periódico hace unos días, el edificio que hasta ahora ha sido conocido como Don Bosco II desaparecerá para dejar paso a un nuevo inmueble que concentrará todas las dependencias del centro escolar. Con ello se pondrá fin a una anomalía que dura ya 37 años, la de un colegio dividido en dos sedes separadas por 800 metros, cuya solución se reclamó por primera vez en 1989. La trascendencia de la obra es tal que el inicio de las labores de derribo, en la mañana de ayer, supuso un auténtico acontecimiento, con la presencia de la alcaldesa, Mireia Estepa, y su antecesor en el cargo, Rafael Briet, actual subsecretario de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, junto con varios ediles del gobierno local.
Estepa no dudó en afirmar que el de ayer era «un día histórico», al comenzar «después de 32 años» la demolición del Don Bosco II, y con ello satisfacer «una demanda histórica de todo un pueblo y una comunidad educativa» para lograr «unas condiciones dignas». La regidora recordó que la inversión prevista ronda los 6 millones de euros, y que el plazo de ejecución de los trabajos es de 22 meses, po r lo que se espera que el curso 2023-2024 pueda ya realizarse en la nueva sede.
También Briet recordó que la unificación del Don Bosco ha sido una demanda constante en la población, pero además aprovechó para resaltar que la obra se ha puesto en marcha en un momento en el que el PSPV forma parte del gobierno de la Generalitat. Así, señaló que «las grandes cosas que han ocurrido en Cocentaina siempre han venido cuando ha habido gobiernos socialistas», tanto a nivel autonómico como nacional, aludiendo a la finalización de la autovía A-7 cuando José Luis Rodríguez Zapatero estaba al frente del Ejecutivo central.
El ahora secretario autonómico destacó que, en cualquier caso, los miembros de la comunidad educativa son «los verdaderos héroes y protagonistas» de este proyecto, antes de ceder la palabra a la directora del colegio, Rosana Soler. La docente, que también fue concejal del equipo de gobierno en el pasado mandato municipal, abundó en que el nuevo colegio es el resultado del «esfuerzo de toda la comunidad educativa durante 32 años», y que el Plan Edificant ha sido «un poco de luz» en esta lucha. También alabó la gestión de la exdirectora territorial de Educación en Alicante Tudi Torró, así como el «trabajo y apoyo» de las familias. «La ciudadanía de Cocentaina se merece» este colegio nuevo, recalcó.
Dos accesos diferentes
La directora del colegio recordó que «bajo ningún concepto queríamos barracones» mientras durara la obra, «porque teníamos un espacio como el antiguo albergue», el cual «el Ayuntamiento ha acondicionado con un gran esfuerzo». Allí están recibiendo las clases los escolares de entre 3º y 6º de Primaria mientras duran las obras. Rosana Soler incidió también en el hecho de que el arquitecto y el arquitecto técnico que dirigen la obra son padres de alumnos, que se presentaron al concurso convocado a tal efecto. Gracias a eso, destacó, la comunidad educativa ha podido participar en el desarrollo del proyecto.
El director de la obra, Ximo Valls, corroboró que el nuevo colegio será «un edificio proyectado con ideas de la comunidad educativa». El centro contará con seis aulas de Infantil y 12 de Primaria y, además, cada nivel tendrá un acceso diferente y se ubicará en un ala distinta del inmueble. Ambas confluirán en el comedor, con capacidad para 270 personas y cocina propia. También tendrá aulas de Música e Informática, además de biblioteca.
Tras haber vaciado completamente el edificio y quitado rejas y cristales, la máquina comenzó ayer el derribo. Los escombros se separarán en la planta de tratamiento para reciclar materiales.
