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Terminan las obras para renovar el acceso este a Ibi desde la A-7

El vial se ha reparado de manera integral a lo largo de los últimos tres meses, dotándolo de aceras y pasos de peatones en su tramo urbano

Un hombre cruza por el paso de peatones habilitado en la renovada carretera de salida de Ibi hacia Alcoy. JUANI RUZ

El Ayuntamiento de Ibi ha finalizado las obras de renovación del acceso este a la población desde la A-7, la antigua carretera procedente de Alcoy, que se han estado llevando a cabo durante los últimos tres meses. Los trabajos, como ya publicó este periódico el pasado mes de febrero, han tenido un coste de unos 260.000 euros y han sido sufragados íntegramente por la Diputación de Alicante, a través del Plan +Cerca. La última fase ha sido la del reasfaltado y pintado de la nueva señalización horizontal.

Estas obras han supuesto una transformación integral de una carretera que estaba muy necesitada de un arreglo, así como su acondicionamiento para mejorar la seguridad vial de los peatones en su tramo urbano. El trazado sobre el que se ha actuado tiene una longitud de 1,7 kilómetros, desde el cruce de la vía con las calles L'Altet y Salvador Dalí hasta la misma rotonda de acceso a la A-7. Los aproximadamente 400 metros iniciales discurren todavía dentro de la población, pero su apariencia era hasta ahora absolutamente de carretera interurbana. Además, se encontraba muy deteriorada en todo su recorrido hasta la autovía, ya que desde se transfirió al Ayuntamiento, hace más de una década, apenas se había intervenido sobre ella.

La primera actuación que se llevó a cabo fue la limpieza de los márgenes, muy afectados por la invasión de maleza. También se han adecuado las cunetas en todo el recorrido, o incluso se han creado, dado que en algunos puntos no existían, lo que pretende evitar que se formen balsas de agua cuando se produzcan lluvias. En algún corto tramo en el que existe un talud junto a la carretera se ha retranqueado ligeramente, lo que ha permitido ensanchar un poco la plataforma. Tal y como se explicó desde el Ayuntamiento en febrero, el reasfaltado se ha dejado para el final, evitando el periodo en el que son habituales las heladas nocturnas, dado que eso podría deteriorar el asfalto recién colocado.

Así, en las últimas semanas se ha procedido a la reparación del firme. El ancho de la carretera se ha ampliado ligeramente en todo el recorrido, lo que es claramente visible sobre todo en los arcenes. Por esta vía pasan muchos ciclistas, que así tendrán más seguridad, y también será así para los peatones que puedan transitar por el margen. Además, se ha renovado la señalización horizontal. La velocidad máxima se ha limitado a 60 kilómetros hora en la zona interurbana, y a 30 en la parte que discurre dentro del casco urbano. Se mantiene la posibilidad de adelantar, no obstante, en el mismo tramo en el que ya era posible, que tiene una mayor visibilidad; en el resto, los rasantes lo impiden.

Con todo, la principal transformación quizá es la que se ha llevado a cabo en la parte urbana de la carretera, en la que se han mejorado mucho las condiciones de seguridad vial, sobre todo para los peatones. Lo más destacado es el paso de cebra habilitado a la altura de la calle Menéndez Pelayo, más conocida como "el Puente de Picó", protegido a ambos lados por resaltos que frenan a los vehículos. Los vecinos de esta calle, que configura un pequeño arrabal, y todas las demás personas que transiten por este lugar podrán hacerlo de forma más segura. En el tramo más próximo al punto de inicio de las obras se ha habilitado finalmente una acera, mientras que en otro se ha protegido la cuneta con bolardos plásticos, de manera que se puede caminar por ella con mejores garantías.

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