Lo primero que vemos nada más pisar Divina Pastora es una patrulla de la Policía Nacional. ¿Qué pasa aquí? Falsa alarma. Los ha llamado un vecino tras una discusión con otro, pero la cosa ha quedado en nada. "Esto no es habitual. El barrio, desde hace unos años, cuando se acabó con la droga, es de los más tranquilos de Alicante" dice Agnes, la encargada de uno de los tres bares de la zona.

Tranquilo podría servir para definir Divina Pastora, pero aquí hay mucho más que contar. El núcleo central del barrio está formado por una decena de calles en las que sobre todo hay plantas bajas, en su mayoría con terrazas que dan a la calle, y en las que encontramos a más de un vecino tomando el fresco. Algunas de estas viviendas han sido reformadas y aquí y allá se pueden ver viviendas con un piso superior, pero no alteran especialmente la fisonomía del barrio que, sin ser especialmente bonito, tiene personalidad debido a la escasa altura de sus casas, a las verjas que separan de la calle los patios exteriores y a los tejados a dos aguas que cubren la mayoría de las viviendas. Las calles son anchas y al menos a las once de la mañana resultan muy tranquilas.

"No hay mucho tráfico, no". Nos dice un grupo de jóvenes en el parque. "Esto no es zona de paso. Los coches que entran, vienen aquí a propósito y no hay ningún problema para aparcar". Es verdad que no hay muchos coches, al menos en esta parte central del barrio creada en los años cincuenta del siglo pasado gracias al padre Ángel del Carcaixent, el mismo que fundó Ciudad de Asís, y esa ausencia de tráfico permite a los vecinos mantener antiguas costumbres como la de salir con sus sillas a la calle a tomar el fresco y a charlar entre ellos. Así, en la calle Padre Francisco encontramos a Blas, y unos metros más allá bajo un árbol frente a su casa, a Pepe con su mujer y otra vecina. "Aquí vivimos muy bien. Pocos lugares quedan en Alicante donde todavía se reúna la gente en la calle a charlar y aquí, por las noches, sobre todo en verano, sacamos las sillas y estamos en la gloria", nos dicen. Curiosamente, en la esquina de esa misma calle hay cuatro bancos de madera vacíos. "¿Pero habéis visto como están de mal?"¸ nos preguntan los vecinos. "Para eso, mejor sacamos nosotros las sillas". Los bancos efectivamente están muy viejos y piden a gritos una mano de barniz. "Hace falta que el Ayuntamiento preste más atención al barrio. En esta calle no hay ni una papelera", añaden. También es verdad, aunque ellos mismos nos cuentan que sí existían pero las quitaron "porque había quien las usaba para tirar la basura y hasta pescado y conejos muertos".

El barrio se ve limpio pero deteriorado. La mayoría de los bordillos son viejos y necesitan un cambio urgente, y no es raro encontrar desconchados en la calzada o aceras levantadas por las raíces de los árboles plantados en muchas calles y que llegan a causar verdaderas molestias a los vecinos como el caso de Agnes que no puede cambiar el suelo de su bar por las raíces del arbol que hay en la puerta.

La única plaza de Divina Pastora también se ve limpia. En un banco toman el sol dos ancianos; una madre columpia a un bebé y en un rincón charlan cuatro jóvenes: Rubén, Juanma, Iván y Jonathan. "En el barrio hay mucha gente mayor, pero también jóvenes que son de aquí y al independizarse intentaron seguir aquí. El que es de Divina, se queda en Divina", afirma rotundo Jonathan. ¿Y hay forma de divertirse en el barrio?, preguntamos. "Para eso vamos a Alicante que está a un paso. Aquí estamos tranquilos, además, con el paro no tenemos ni para hacer botellón" dicen riendo. Mientras hablamos, pasa junto al parque un grupo de mujeres que vuelven de hacer gimnasia en el centro social. Se las ve contentas y una vez más cuentan que en el barrio se está muy bien.

Dos de estas mujeres viven en las promociones de bungalows que se construyeron a ambos lados de la antigua barriada y que, en comparación con ella, se ven modernos y nuevos. "Pero aquí nos relacionamos todos". Dos veces a la semana estas mujeres, entre ellas una señora de más de 80 años, y un hombre, que no se diga, hacen gimnasia en el patio del antiguo colegio Divina Pastora, y también participan en las actividades programadas por el Ayuntamiento en el centro social que tienen al lado. "Si queréis venir a vernos pintar, ya sabéis donde estamos".

¿Ha cambiado mucho el barrio desde que se creó hace sesenta años? Pedro y Felisa, una pareja a la que vemos en el patio de su casa nos dice que sí. "Antes había mucha menos gente y la mitad del barrio no existía. Era más barrio que ahora claro, pero no todo era bueno. Cuando caían cuatro gotas todo era barro y charcos por la calle", cuenta Pedro que, con sus 87 años ha visto pasar toda la evolución de la barriada desde la puerta de su casa.

Un tema del que los vecinos se sienten especialmente satisfechos es el de la seguridad. Cuentan que durante unos años el barrio sufrió el azote de la heroína, lo que provocaba robos frecuentes y problemas de inseguridad. "Ahora eso ya no existe. Por desgracia, algunos de los jóvenes drogadictos murieron, otros acabaron en la cárcel y otros lo superaron. Ahora todo es mucho más tranquilo y estamos , dice la presidenta de la asociación de vecinos, Maite Hernández.

Curiosamente nadie se queja de la distancia con el centro de Alicante. "Por aquí pasan dos líneas de autobuses con regularidad, y además la mayoría tiene coche" cuenta Marga, una mujer joven que vive en una de las viviendas de una planta y que considera que en el barrio tienen todos los servicios necesarios. Hay un colegio, centro social, comercio sufiente en el barrio o en los centros comerciales de los alrededores y se está tranquilo. Una de las dotaciones más espectaculares del barrio es el campo de fútbol que empezó a construirse en 2007 y que por fin está acabado. Previsiblemente, el campo se inaugurará el próximo día 16 y, según la presidenta de la asociación, están pendientes de ultimar la instalación de la iluminación y el agua además de la urbanización de los alrededores, pero el campo ya se ve nuevo y flamante.

"Esto es lo mejor que hay en Alicante. Y si alguien tiene dudas, no tiene más que pasarse en verano por aquí a partir de las doce de la noche, cuando ya no circulan los autobuses, todo está tranquilo y no se oye ni un ruido". ¿Problemas? Los jóvenes con los que hablamos coinciden: "El paro. No tenemos trabajo y así no podemos seguir, pero eso no depende del barrio. Es igual en todas partes".

La huella del Padre Ángel y San Francisco

Para conocer la historia del barrio es conveniente fijarse, como en tantos otros, en su callejero que, en este caso, tal como ha evidenciado Alfredo Campello, de la plataforma cultural Alicante Vivo en su página web, alude a cuestiones religiosas en torno a la figura de San Francisco de Asís. El barrio fue promovido por el padre Ángel de Carcaixent para personas con escasos recursos, tal como hiciera con Ciudad de Asís, y fue levantado por la Constructora benéfica San Francisco de Asís. No es raro entonces encontrar en Divina Pastora las calles del Padre Francisco, de Monte Alvenia (donde el santo se retiró en 1224) o del Lobo de Gubbio que hace referencia a la historia de la pacificación de un lobo en realizada por San Francisco. Además, encontramos la calle Aguas Vivas en recuerdo a la patrona de Carcaixent, entre otras referencias al fundador del barrio. Por otra parte, y llamándose Divina Pastora, no es raro que una de sus calles principales sea la de la Ovejita, L´Ovelleta, como se lee en la placa de la calle, situada curiosamente, a pocos metros de la del lobo.