En pleno corazón de la ciudad la prostitución no duerme. De buena mañana y durante todo el día y la noche se puede ver a mujeres a la espera de clientes en las esquinas de las calles Rafael Terol, San Francisco, Cid o San Fernando, a escasos metros de un retén de la Policía Local. Su actitud y su vestimenta les delata, pero nada pueden hacer los agentes. No obstante, la situación cambiará dentro de dos meses, cuando entre en vigor la nueva ordenanza municipal que fue aprobada el lunes y que prohíbe esta práctica en la vía pública bajo multas de hasta 3.000 euros. La noticia ha caído como un jarro de agua fría entre quienes ejercen la que dicen es la profesión más antigua del mundo: "No hacemos daño a nadie, sólo nos ganamos la vida y, si nos echan de aquí nos iremos a otro lado", comentó Claudia, una de las meretrices de la zona.

"Voy vestida normal y no practico sexo en la calle, por lo que no creo que dé tan mala imagen", destaca esta prostituta, que llegó hace 5 años de Bulgaria y que considera "una tontería" que también se pretenda sancionar a los clientes. En cuanto a las medidas reinsertadoras que se contemplan en la norma, se muestra desconfiada: "Yo saldría de aquí, pero para eso necesito un trabajo y no me lo van a dar".

Otra prostituta de la calle, Paula, considera que la ordenanza es "una imprudencia" y explica que "hay familias enteras que dependen de este trabajo, pues muchas mujeres no tienen otra alternativa y lo hacen para poder mantener a sus hijos". Incide en que "no molestamos a nadie" y cree que con prohibiciones y sanciones "sólo conseguirán desplazarnos a algún polígono industrial, donde estaríamos mucho más inseguras y desprotegidas".

Para esta mujer, la reinserción "es una pérdida de tiempo, porque no es posible cuando lo que se ofrecen son opciones mediocres en las que se pretende que pasemos con 200 euros al mes". Además, está convencida de que "las multas no se pagarán porque quien hace la calle no tiene dinero para eso". Para ella, la solución pasa por "acondicionar los locales que había para que las chicas puedan ir libremente, no como en los clubes, a buscar sus clientes y así no darían mala imagen".

El negocio de la prostitución también se concentra en otras zonas, como en la avenida de Dénia, Vistahermosa o el acceso Sur, donde se centrará la vigilancia una vez aprobada la normativa. No obstante, es en el centro de la ciudad donde más problemas de convivencia vecinal conlleva.

Y es que en las calles del entorno de San Fernando se ve de todo: prostitutas en cada esquina, clientes en busca de servicios y parejas que entran y salen de los pisos y hostales. La recepcionista de uno de estos hostales, Fernanda P., considera que la ordenanza reducirá la clientela y que "con prohibiciones no se logrará nada, porque se irán a otro sitio".

La situación se arrastra desde hace años y tanto comerciantes como vecinos consideran que es insostenible por la mala imagen que se da en pleno centro de la ciudad. "Si se quiere recuperar la zona, es necesario erradicar la prostitución", señala la presidenta de la asociación de comerciantes Más que Centro, Toñi Torregrosa, quien afirma que "este verano se han visto felaciones en plena calle y a las cinco de la tarde". El espectáculo no cesa. "Las señoritas entran y salen de los pisos" y hay situaciones impactantes "como la de una chica de 19 años embarazada que debía hacer entre 15 ó 20 servicios diarios por el morbo entre los clientes". Por ello, considera acertado que la nueva norma también persiga a quienes pagan. "Cada vez hay más prostitución a pleno día", dice Torregrosa, que insiste en que la norma era necesaria y aplaude que "en primer lugar contemple una reinserción".

El presidente de la asociación de los vecinos del Centro Tradicional, Carlos de la Iglesia, también considera acertada la normativa "pues es necesario erradicar esta práctica en la zona porque da una imagen nefasta de una ciudad turística como Alicante". Desde la Asociación de Mujeres de Noche buscando el Día, Mónica Galdós, cree que la ordenanza es acertada porque contempla medidas reinsertadoras "para que ellas sepan que tienen otras alternativas laborales para salir adelante".