La oferta de los Servicios Públicos de Empleo de Alicante no consigue responder la amplia demanda de miles de desempleados de la provincia que buscan una mayor cualificación al quedarse en paro. Un ejemplo de ello son los datos de la oferta de cursos del año 2009. El Servef ofertó el año pasado 817 cursos y para cada uno de ellos sólo había 16 plazas. Sin embargo se recibió una media de 244 candidatos por cada uno de ellos, lo que obliga a que por cada silla ocupada 15 desempleados se queden sin acceso. De esta manera, teniendo en cuenta la media de trabajadores en paro de la provincia -que el pasado año se situó en los 178.569 personas-, tan sólo un 6,76% se pudo formar a través del Servef.

El gran desajuste entre la amplia demanda -consecuencia del aumento de desempleo desde que comenzó la crisis económica- y la escasa oferta, reabre el debate sobre la voluntad de los parados de aceptar los cursos, hecho que desde la aprobación de la reforma laboral se convertirá en una obligación. En este sentido, el secretario de Comunicación de CC OO l´Alcantí, Salvador Roig, condenó la "criminalización que el Gobierno ha hecho de los parados, al insinuar que rechazan los cursos de formación porque no les interesan". Según afirmó Roig, las declaraciones del Ejecutivo "han dado una imagen distorsionada de la situación, que no se corresponde con la realidad de los desempleados".

Subvenciones congeladas

Si bien aún no se han publicado los datos correspondientes a 2010 para este tipo de servicios del Servef, la comparación entre la partida presupuestaria para este año con respecto al anterior pronostica una congelación en las subvenciones que empeorará la situación de los parados. El total de ayudas para impartir los cursos a los desempleados a través de las principales vías de acciones formativas en la Comunidad Valenciana alcanzó la cifra de 54.696.198 euros en 2009.

El presupuesto para este año se fijó como máximo en 56.769.042, tan sólo dos millones más, cuando el número medio de parados ya supera en 20.000 personas a los de un año antes y coincide la aplicación de la nueva reforma laboral, que establece que los desempleados tienen la obligación de realizar cursos ofertados por el Servef y de aceptarlos en un periodo de 30 días, no 100 como se estipulaba antes.

Además, el acceso a los cursos tiene una doble restricción, por un lado el número limitado de plazas, pero, por otro los requisitos que se establecen para optar a una de éstas. El hecho de ser mujer, tener una determinada edad o unos conocimientos básicos en ciertas materias permite a los parados optar con mayor facilidad a la formación. Por esta razón, muchos de ellos aseguran que jamás han recibido ofertas del Servef para realizar cursos. Asimismo, la la enseñanza suele ser básicamente presencial, y en grupos de menos de 20 alumnos, hecho que provoca que la educación al final requiera un mayor coste por alumno, lo que dificulta la extensión de los cursos.

Más calidad que cantidad en la oferta

Otro de los grandes incovenientes que detectan los sindicatos a la hora de ofertar los cursos es la incongruencia entre la formación que demandan los parados y la que se establece por parte del Servef. La mayoría de los cursos se centran en dos familias profesionales, la de "administración y gestión" y la de "informática y comunicaciones", cuando la gran cantidad de parados de la provincia corresponden al sector de la construcción y demandan formación relacionada con oficios como la fontanería, la electricidad o el mantenimiento de edificios.

Además, desde el sindicato de CC OO aseguran que se debería insistir más en la calidad que en la cantidad, ya que más del 95% de las acciones corresponden al nivel básico de formación.

De esta manera, el sindicato afirma que "mientras que no se desarrollen buenos sistemas de orientación profesional que permitan la realización de itinerarios personalizados, detectando las necesidades de formación y guiando hacia los recursos que permitan corregir las carencias" de los desempleados, las acciones del Servef no cumplirán los objetivos marcados. m. f.