El Palacio de Congresos de Alicante preocupa a la oposición: de «poco icónico» a «oportunidad perdida»

La izquierda y Vox miran con recelo el diseño escogido y reclaman aclarar el posible incumplimiento de las bases

El alcalde cree que las críticas recibidas habrían sido las mismas independientemente del diseño escogido

Los muelles 7 y 9 del puerto, donde se ubicará el Palacio de Congresos, en una imagen de archivo con el Santísima Trinidad, ya desguazado.

Los muelles 7 y 9 del puerto, donde se ubicará el Palacio de Congresos, en una imagen de archivo con el Santísima Trinidad, ya desguazado. / INFORMACIÓN

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

San Carlos, el diseño elegido para convertirse en el futuro Palacio de Congresos de Alicante, tampoco convence a la oposición municipal: de la «oportunidad perdida» para la izquierda a un diseño «menos icónico de lo que se buscaba», a ojos de Vox. Los distintos grupos municipales valoran el resultado del concurso de anteproyectos y muestran su preocupación por el posible incumplimiento del pliego de condiciones técnicas. En cambio, el alcalde, Luis Barcala, cree que las críticas recibidas en esta primera «toma de contacto» habrían sido las mismas independientemente del diseño escogido y cree que el debate se zanjará una vez se compruebe el resultado final del edificio y su funcionalidad.

«Recuerdo el Guggenheim, que el día que se aprobó hubo expertos, o supuestos expertos, que lo llegaron a llamar montón de chatarra», ha señalado Barcala, quien pone en duda si aquellas voces críticas «serían capaces de repetir no solo el impacto que ha tenido sobre una ciudad como Bilbao, sino el impacto arquitectónico a nivel internacional». Para zanjar el debate, el dirigente popular reconoce que es un asunto «subjetivo», pero se muestra tajante con el resultado: «Tengo absoluta confianza en ese proyecto ganador».

En el PSOE consideran que, independientemente de que el proyecto «pueda gustar más o menos», en el proceso «se ha echado en falta que hubiera participación ciudadana». En este sentido, plantean que «se podría haber hecho una consulta para que los alicantinos y alicantinas pudieran expresar su opinión sobre el diseño de un edificio que se pretende que sea un hito». Una consulta que, aunque no hubiera sido «decisiva», podría haber servido de guía para conocer la opinión de la ciudadanía. 

En cuanto a la sombra arrojada sobre el proyecto ganador por un posible incumplimiento de las bases, la portavoz del PSOE, Ana Barceló, cree que en caso de que se demuestre se debería revisar el fallo y «depurar responsabilidades», puesto que se habría producido «una falta de respeto al resto de arquitectos que han concursado ajustándose a las reglas del juego». 

En cualquier caso, Barceló lamenta que la Corporación de Alicante «no conoce a fondo los proyectos porque el Ayuntamiento ha jugado un papel secundario y no se ha dado participación a los grupos municipales». Además, apunta que «se debe revisar el Plan Estratégico Alicante como Destino Turístico Sostenible 2023-2027 porque no recoge líneas de actuación necesarias para desarrollar una estrategia como destino de turismo de congresos».

Las opiniones de los portavoces municipales del Ayuntamiento de Alicante.

Las opiniones de los portavoces municipales del Ayuntamiento de Alicante. / INFORMACIÓN

Por su parte, Rafa Mas, portavoz de Compromís, sostiene que el resultado «no convence nada» y que ha habido «mucha falta de transparencia». Un resultado en el que Alicante «pierde una gran oportunidad de regenerar una zona de la ciudad». Además, argumenta que, si se ha observado por parte de profesionales que no se cumple con todas las bases, se debería revisar el proyecto: «No podemos permitir la falta de espacio de uso público en el entorno del futuro palacio», ha señalado Mas, quien resume la elección del diseño como una muestra de «falta de valentía» y una «oportunidad perdida».

En la misma línea se pronuncia Manolo Copé, portavoz de Esquerra Unida-Podemos en el Ayuntamiento de Alicante, quien va un paso más allá y afea que «la existencia misma de esta propuesta y ese gasto es una auténtica barbaridad», puesto que se fomenta «la duplicidad de usos en un sector sobreexplotado» mientras que Alicante no dispone de «una industria cultural o tecnológica consolidada ni plan que lo respalde, aunque nos quieran convencer de lo contrario».

Incluso Vox, el socio preferente del gobierno de Barcala, tiene sus dudas. Su portavoz, Carmen Robledillo, reconoce que se habían planteado «propuestas muy interesantes» y que la escogida «quizá es menos icónica de lo que se buscaba desde un primer momento». Aún así, recuerda que es un proyecto de ciudad «esperado durante más de 20 años» e insiste en que «no termina de encajarnos dentro de las expectativas generadas». Aún así, los de Abascal tratan de mostrarse comprensivos con el jurado y entienden que, además del diseño exterior, «ha primado la funcionalidad, materiales, etc». Pese a ello, se muestran preocupados porque «según lo que hemos leído por redes sociales, son muchos los alicantinos a los que no termina de gustar, pero es el proyecto escogido y hay que esperar a verlo construido». 

Respecto a la polémica de las bases, Robledillo afirma que es «un tema técnico que los interesados impugnarán si así lo estiman conveniente» y que, desde su formación, estarán «atentos a lo que se dirima».

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