Con 25 minutos de retraso sobre el horario fijado por los organizadores comenzó ayer en La Montañeta la manifestación en contra de la venta de Caja Mediterráneo convocada bajo el paraguas del 15-M. Cerca de un millar de personas dieron vida a una marcha reivindicativa que concluyó una hora después, tras pasar por la avenida de Alfonso el Sabio, la plaza de Los Luceros y la avenida de Maisonnave, con una sentada y la lectura de un manifiesto frente a la sede central de la entidad intervenida por el Banco de España.

Los manifestantes clamaron en contra de la subasta de CAM y pidieron que la entidad "sea reconvertida en un banco público al servicio del interés general, así como la inmediata nacionalización de todas las cajas de ahorros, bancos o entidades de crédito que hayan sido intervenidas o recapitalizadas".

La cita había sido convocada en un principio para mostrar la oposición a la situación actual de la CAM, pero la actualidad manda y el acto reivindicativo también sirvió para dar fe del rechazo de los presentes al acuerdo alcanzado por PSOE y PP para aprobar una reforma constitucional con la que se pondrá límite al déficit de las administraciones públicas. "Es una reforma que quieren aprobar los dos grandes partidos sin contar con el apoyo ni la opinión del pueblo soberano", se quejó uno de los portavoces del movimiento 15-M al inicio del encuentro. En una cartulina se podía leer el hashtag "#yoquierovotar" en alusión al deseo de convocatoria de un referéndum en el que se consulte el cambio en la Carta Magna.

Una pancarta con el lema "Banca para todos, CAM pública ya. Por una banca pública, ética y de calidad al servicio de la ciudadanía" encabezó una marcha que estuvo custodiada en todo momento por agentes de la Policía Nacional y la Policía Local y que se saldó sin ningún incidente relevante ni conato de violencia, algo que se temía tras los altercados ocurridos en Madrid durante las manifestaciones laicas en contra de la reciente visita de Benedicto XVI a la capital española con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Megáfono en mano, los cabecillas de la protesta fueron jaleando durante todo el recorrido a los asistentes con cantos y proclamas de todo tipo. Los manifestantes volvieron a mostrar de nuevo su oposición al bipartidismo que impera en el sistema político español, repartiendo críticas e insultos por igual a Zapatero y Mariano Rajoy. De hecho, uno de los participantes en la marcha portó durante todo el recorrido una pancarta con un fotomontaje del cartel de la película Malditos bastardos en el que se había sustituido la cara de los protagonista del filme por la del presidente saliente, el líder popular y Emilio Botín.

El presidente del Banco Santander fue una de las personas más recordadas durante toda la tarde. "El hijo de Botín, que trabaje en el Burguer King" fue uno de los cantos más repetidos. Además, cada vez que la marcha pasó por una sucursal del Santander se cantó "Ahí está la cueva de Alí Babá".

Los sindicatos no se quedaron al margen de las críticas de los manifestantes, que repitieron en varias ocasiones "UGT, no nos líes" y "Tengo un trabajo de mierda, es lo que se lleva ahora", al compás de la canción Tractor amarillo. En el repertorio de cánticos no faltaron tampoco clásicos como "Manos arriba, esto es un atraco" o "No hay pan para tanto chorizo".