Las deudas y los pagos aplazados hipotecan el futuro de la Generalitat. Pero hasta dentro de 40 años. El lastre económico del Consell -los compromisos de pago con cargo a ejercicios futuros- ya rebasan los 62.300 millones de euros -más de 10 billones de las antiguas pesetas- con pagos que, incluso, vencen en el año 2057, según se desprende del análisis de una serie de respuestas parlamentarias remitidas por Hacienda al grupo socialista en las Cortes y a los resultados de las últimas cuentas generales. Es decir, que el presidente de la Generalitat que resulte elegido cuando se celebren comicios autonómicos en 2055 todavía estará pagando facturas correspondientes a la gestión del actual Ejecutivo.

La situación es crítica. Un botón de muestra. Para saldar esa inmensa losa de pagos con cargo al futuro, la Generalitat, por ejemplo y de acuerdo con el montante de las cuentas que presentó ayer el conseller José Manuel Vela, tendría que destinar a abonar todas esas facturas el presupuesto de cuatro años. En el caso hipotético de que la deuda se saldara mediante una colecta popular, cada valenciano tendría que poner de su bolsillo más de 12.000 euros para que la administración autonómica pudiera solventar la delicada situación de sus arcas. En los compromisos de la Generalitat que se posponen al futuro figuran todo tipo de deudas ya contraídas con bancos y cajas, intereses, proveedores, empresas adjudicatarias...

La fórmula para contabilizar los pagos aplazados se modificó a lo largo del año pasado. Con ese artilugio contable, la Generalitat declaró que su hipoteca era, tan sólo, de 26 millones de euros, cantidad que, en realidad, de utilizarse un criterio homogéneo hubiera llegado a los 47.933 millones, unos ocho billones de las antiguas pesetas. Sólo la proyección de intereses por las operaciones de pago acordadas alcanza hasta 2057, según una respuesta parlamentaria del conseller Vela al diputado socialista Julián López Milla, un total de 23.810 millones de euros, el doble de la deuda emitida hasta finales del año 2010, como aparece reflejado en los datos de la cuenta general.

Pero esa cantidad, además, no incluye la hipoteca económica que acumulan las fundaciones y sociedades públicas de la Generalitat, cifra que elevaría el montante en otros 10.300 millones. Ni tampoco el aumento de la deuda financiera durante el primer semestre de 2011 que llegó a 1.607 millones. Ni el incremento de las obligaciones pendientes de pago, lo que obliga a sumar otros 226 millones. Y, finalmente, un volumen de 2.300 millones en compromisos de gastos no reconocidos. Todo eso alcanza un total de 62.366 millones, una losa muy difícil de levantar que atenaza las cuentas públicas y que tendrán que heredar las futuras generaciones. La cifra, en cualquier caso, podría ser incluso mayor. Se desconocen, de hecho, datos como los posibles compromisos de pago que hayan adquirido por su cuenta algunas empresas públicas o el incremento de deudas no financieras.

El enigma de los planes de ahorro

Uno de los enigmas que, antes de que finalice el año, tendrán que quedar al descubierto es el de la marcha de los planes de ahorro impuestos por el Consejo de Política Fiscal y Financiera ante la crítica situación de las arcas autonómicas. A pesar de que el plan de reequilibrio para este año prevé un ajuste de 1.900 millones con la posibilidad de un segundo recorte adicional por 1.400 millones a concretar antes de que finalice el mes, el conseller José Manuel Vela, durante su comparecencia de ayer para presentar los presupuestos autonómicos, sólo admitió un ajuste de 680 millones de los que, apuntó, ya se habrían ahorrado unos 400 millones.

Los datos chocan por completo con los últimos informes sobre la situación de la tesorería de la Generalitat que, como ya ha publicado este periódico, revelan, lejos de generarse un ahorro, un incremento del gasto sobre 2010 de unos 100 millones. Es decir que, para que los datos del conseller Vela fueran ciertos, durante el mes de septiembre y octubre se tendría que haber acumulado un balance positivo que rebasaría los 500 millones de euros.