Todos los escolares de tres años van a ser objeto de un protocolo de actuación entre las consellerias de Sanidad y Educación para tratar de detectar con antelación posibles disfunciones y evitar que en un futuro estos alumnos pasen a engrosar los elevados índices de fracaso escolar.

María José Catalá y Luis Rosado, responsables de ambos departamentos del Consell, presidieron ayer una reunión mixta que coordinará las medidas de mejora de la salud que se van a emprender entre los estudiantes de la Comunidad.

El plan que se preve establecerá un protocolo de actuación con el profesorado de los colegios de Infantil para que se pueda detectar, diagnosticar e incluso intervenir con agilidad ante posibles disfunciones sensoriales o que generen discapacidad en los alumnos de tres años. Catalá explicó que de esta forma se pretende avanzar "en el plan de choque contra el fracaso escolar, al detectar a quienes presentan necesidades educativas especiales y poder intervenir de una forma ágil".

En el mismo encuentro se abordó también la implantación de mecanismos de teleasistencia en los centros de Educación Especial, para que los profesores puedan atender mejor las necesidades de salud de estos niños.

Rosado, por su parte, destacó la necesidad de potenciar hábitos saludables: "Suponen menos esfuerzos para conseguir unos logros que cuando se desarrollen las enfermedades, que supondrán un mayor coste y resultados peores que si se cogen desde un principio". La alimentación equilibrada, la promoción de la salud evitando el tabaco y otros factores tóxicos, así como las campañas de prevención de accidentes de tráfico, que suponen "la primera causa de mortalidad infantil".

La consellera añadió que ambos departamentos han acordado "realizar un mapa de necesidades para atenderlas", y que se den directrices a los docentes para ayudar a detectar cualquier conducta sospechosa de provocar disfunciones en los más pequeños.

Reutilizar los libros

Catalá también se mostró a favor, tal y como ha solicitado públicamente el Síndic de Greuges, de que se reutilicen los libros y manuales escolares. La consellera subrayó al respecto que precisamente una de las medidas que ha puesto en marcha para el curso próximo es cambiar la subvención para las asociaciones de padres en función de los proyectos que presenten para el reciclaje de los libros de texto.

Los representantes de los padres de alumnos han venido reivindicando año tras año que los libros de texto deben ser totalmente gratuitos, pero este curso próximo desaparece el bono-libro que se había generalizado y se vuelve a acudir a la beca de toda la vida, aunque se concederá según el nivel económico de las familias, primando siempre la renta.

Quizá por ello Catalá insistía ayer en su postura al lado del reciclaje de los libros y de las bibliotecas de aula que, dijo, ya se practica con el alumnado de Educación Especial, que tiene el material de titularidad del centro y gratuito para todos los niños.