En pleno debate sobre los horarios comerciales en Alicante y a la espera de la apertura de tres nuevas grandes superficies los domingos por sentencia judicial, lo cierto es que las tiendas tradicionales afloran en toda la ciudad, muchas de ellas en el entorno del gran comercio, intentando aprovechar el influjo que ejercen hacia el consumidor, «con una oferta especializada y de calidad», afirma el asesor delegado del área de Comercio del Ayuntamiento, Pedro de Gea. La mayoría es comercio urbano de alimentación: en el último año han abierto casi 200 establecimientos más en la ciudad, la mayoría fruterías y carnicerías, muchas de ellas «satélites» de supermercados.

De todos es conocido el desplazamiento del eje comercial del centro de Alicante desde la Rambla hacia Maisonnave que provocó la implantación en esa zona de El Corte Inglés, que ha polarizado en los últimos 20 años el crecimiento del pequeño comercio a su alrededor. Es una de las áreas con los alquileres más caros de la ciudad: un local frente a esta gran superficie puede costar 15.000 euros al mes.

Más de 800 nuevos establecimientos de pequeño comercio han nacido en el último año en la ciudad y de ellos un 21% de alimentación y bebidas: frutas, carnes, pescados, panaderías, comidas para llevar, ultramarinos y todo tipo de comestibles; muchas de ellas tiendas especializadas, aprovechando la proximidad de algún supermercado. Se observa en los barrios, como San Blas y el Pla; en el centro de Alicante en perpendiculares a Maisonnave, donde han surgido establecimientos especializados en chocolates, quesos, conservas o embutidos; o en las playas.

«Es algo que aflora en Alicante y en otras ciudades. Igual que en su momento se produjo un repunte de las tiendas de tecnología, ahora está pasando con la alimentación, con muchas tiendas nuevas y especializadas, incluso dentro de los mercados municipales. También la masificación de productos en los centros comerciales o supermercados hizo que, por ejemplo, suprimieran el corte de la carne. Eso lo está aprovechando el comercio urbano, intentando ofrecer algo distinto», insiste Pedro de Gea, que piensa que ahora también nos cuidamos más y buscamos la mayor y mejor oferta posible en alimentación, lo que ayuda a este despegue.

En esto se fundamentaría la apertura de nuevas carnicerías cerca de los supermercados, donde también proliferan las fruterías y, en menor medida, las pescaderías. En Pintor Gisbert, por ejemplo, esta nueva modalidad de conglomerado comercial se escenifica a la perfección ya que en el entorno de dos supermercados hay varias fruterías y carnicerías.

Sin embargo, también se están produciendo cierres de algunos pequeños comercios de alimentación que no pueden competir con los bajos precios del producto en las fruterías que regentan indios y paquistaníes. Mari Ángeles Cinos, de la Federación de Comercio de los barrios, destaca que en zonas como Los Ángeles y el Pla las tiendas pequeñas han tomado la calle. Y apunta otro fenómeno: reducidos súper de alimentación regentados por inmigrantes. «Tenemos que mantener nuestro comercio en estos tiempos difíciles», dice.