El año pasado conocí en el archivo histórico del Obispado, en Alicante, a dos jóvenes que estaban investigando sobre dos asuntos que les servirían para sus respectivos trabajos de máster, bajo la tutoría de José María Vives Ramiro, antiguo profesor del Conservatorio alicantino, actualmente en la Universidad de Granada, y autor de la reconstrucción de las partituras del Misteri d'Elx.

Fátima Navarro Miró nació en Alicante en 1990 y José Manuel Pastor Pastor nació en San Vicente del Raspeig en 1992. Ambos obtuvieron en 2014 el grado en Interpretación Musical en el Conservatorio (ella, flautista; él, fagotista). Posteriormente se licenciaron en máster de Patrimonio Musical, en la Universidad de Granada (ella, en julio de este año; él, en octubre del año pasado). Trabajan en escuelas privadas dando clases de Música y este verano han terminado sus respectivos trabajos de fin de máster: ella, sobre el zarzuelista alicantino Luis Foglietti Alberola; él, sobre la Orquesta de Cámara de Alicante. Ambos asuntos tienen algo en común, además de su «alicantinidad»: el olvido. Y de este olvido han querido rescatar Fátima y José Manuel a Luis Foglietti y la Orquesta de Cámara alicantina, respectivamente.

Ambos desean publicar sus trabajos con la ayuda del Ayuntamiento o de la Diputación. Sin duda lo merecen por tratarse de sendas labores de investigación encomiables y útiles para recuperar la memoria de dos figuras de la cultura alicantina ya olvidadas, pero que fueron muy conocidas y reconocidas hace un siglo. Además, el año que viene se cumplirá el primer centenario de la muerte de Luis Foglietti.

Con el permiso de Fátima y José Manuel, los lectores de esta sección de Memorias de Alicante tienen la oportunidad de ser testigos de esta recuperación memorativa, a través de un resumen de los datos por ellos encontrados en hemerotecas y archivos. Hoy hablaremos del compositor Foglietti; la semana que viene se la dedicaremos a la Orquesta de Cámara.

Lo poco que sabíamos de este compositor alicantino estaba escrito en breves reseñas aparecidas en un par de libros y en algunos diccionarios musicales. Pero gracias a la labor de investigación realizada por Fátima, ahora conocemos mucho más de la vida y obra de este zarzuelista actualmente olvidado, pero que hace un siglo gozaba de un gran prestigio a nivel nacional, especialmente en la capital de España.

Fátima no se ha conformado con escudriñar en varios archivos municipales y eclesiásticos, en el Registro Civil, y en los depósitos de la Biblioteca Nacional (donde encontró obras sin catalogar del compositor que nos ocupa) y de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), sino que además ha buscado y encontrado a un sobrino-nieto del zarzuelista, Vicente Iborra Lillo, único descendiente que vive actualmente en Alicante.

En el archivo de la SGAE, Fátima halló la única obra sin derechos de Luis Foglietti, razón por la cual pudo fotografiar la partitura gratuitamente. Se trata de una zarzuela cómica de un acto, del género sicalíptico (tan de moda hace un siglo) titulada «Mundo Galante», que se estrenó el 24-9-1910 en el madrileño Teatro Barbieri. La SGAE está interesada en la edición crítica de esta partitura que Fátima piensa realizar próximamente, y cuyo preludio ha compuesto ella misma.

Director y compositor

Luis Foglietti Alberola nació en Alicante el 7-9-1877, en el seno de una familia acomodada y de ascendencia italiana. Estudió música junto con su hermano Bernardino y «a los 15 años empezó a tocar en piano-bares y cervecerías, y a componer pequeñas piezas de música ligera», dice Fátima. De los 16 a los 18 años dirigió la orquesta del Teatro Polo de Benalúa.

Recién comenzado el siglo XX, se fue a Madrid para estudiar con el maestro Villar, y ya el 9-3-1901 lo encontramos estrenando en el Teatro Eslava su obra «¡Alerta!» (en colaboración con el maestro Corvino), una parodia del drama galdosiano «Electra». La primera obra cuya música estaba compuesta solo por él, «Los ministros», se estrenó en el Teatro Cómico en enero de 1904.

Dirigió los coros del Teatro Apolo y las orquestas del Teatro Martín y del Teatro de la Zarzuela. En 1905 se hizo cargo de la dirección del Teatro Cómico y luego del Teatro Eslava, cuya orquesta empezó a dirigir en 1907. Todos los veranos se encargaba, además, de la dirección del Teatro El Dorado. En 1912 fue nombrado director titular de la orquesta del Teatro Novedades. Y en 1917 ocupó el que sería su último cargo: la dirección del Teatro Reina Victoria.

Zarzuelista sicalíptico

Luis Foglietti se especializó en el denominado género chico, muy popular en su época. Eran obras musicales satíricas de corta duración y de ambiente costumbrista, salpicadas a menudo de una picardía erótica que, en aquel entonces, llamaban estilo sicalíptico. Este género chico también era conocido como teatro por horas porque se permitía el pago de entrada por tiempo y tenía, por tanto, un precio más asequible, lo que facilitó el acceso a los teatros de un mayor número de espectadores, especialmente de las clases sociales más populares.

Aunque la mayoría de las obras cuya música compuso Foglietti tenían argumentos picarescos y cómicos, en un buen número de ellas sus personajes femeninos reivindicaban su derecho al voto y a la libertad de expresión. «Si las mujeres mandasen», por ejemplo, es el título de una obra cuyo argumento gira en torno al sufragio universal. Su estreno el 2-12-1908 en el Teatro Eslava fue un rotundo éxito y llegó a representarse más de cien veces aquella temporada, con varias sesiones diarias. La música estaba compuesta por Foglietti y Lleó, y los libretistas eran Fernández de la Fuente y Pascual Frutos.

Casa y placa en Santa Faz

Luis Foglietti se casó con Francisca Guerra Tortosa. No tuvieron hijos. Aunque vivían en Madrid, pensaban venir a residir a Alicante una vez que él se retirase. Para ello compraron una casa en la plaza de la Santa Faz. Pero el compositor no llegó a habitarla, pues falleció en Madrid el 25-5-1918, a los 41 años, víctima de aquella pandemia conocida mundialmente como «gripe española», aunque su origen estuvo lejos de nuestras fronteras. Su cuerpo fue trasladado a Alicante y su entierro en el cementerio de San Blas fue multitudinario. Su viuda quiso trasladar sus restos al nuevo cementerio y así lo solicitó por escrito al Ayuntamiento. Obtuvo el permiso correspondiente y muy probablemente se realizó el traslado, aunque su nombre no aparece en el registro del actual camposanto municipal ni en el mausoleo, donde sí está escrito el de ella.

Francisca vendió la casa de la plaza de la Santa Faz y se mudó al domicilio de su hermana. El legado del compositor fue heredado por un sobrino de la viuda, quien lo cedió a la SGAE.

Actualmente, la plaza de la Santa Faz se llama Luis Foglietti, y en la fachada de la casa que fuera de su propiedad hay una placa de piedra con su perfil y su nombre, obra del escultor Vicente Bañuls.

Recuperar del olvido

Un año después de su muerte, se estrenó en el Teatro Apolo «La flor del barrio», cuya música compuso Foglietti en colaboración con el maestro Rafael Calleja. Y el 16-5-1924 (siete años después de su fallecimiento) se estrenó «El Señor Cero», con música compuesta por él y los maestros Calleja y Cabas Quílez.

Las obras de Foglietti siguieron devengando derechos durante muchos años. La lista de las que más retribución han recogido está encabezada por «El abanico de la Pompadour», una opereta en tres actos que fue representada por primera vez en el Teatro Eslava el 10-5-1916, con música compuesta por Foglietti y Calleja. Le siguen «El capricho de las damas», «El club de las solteras», «El gusano de luz», «El músico ambulante», «El último mosquetero», «La araña azul»?

El recuerdo de este compositor alicantino fue apagándose con el paso de los años, hasta caer en el más completo olvido.

De este olvido ha querido rescatarlo Fátima, recordándonos que Luis Foglietti Alberola fue un prolífico compositor que estrenó en 13 teatros madrileños (entre 1901 y 1918) un total de 117 zarzuelas (6 más de las que se pensaba, antes de que Fátima llevara a cabo su investigación), 40 de ellas compuestas en solitario; además de ser autor de un gran número de piezas para piano; y que su relevancia en el teatro lírico español le hizo famoso hace un siglo. Un rescate muy oportuno, considerando que el año que viene se cumplirá el primer centenario de su muerte.

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