Una tarde cualquiera de una semana cualquiera en Alicante. Ocho adolescentes quedan para jugar un partidillo de fútbol y se van a la pista que hay en el Tossal, al lado de la zona de patinaje del Castillo de San Fernando. Hacía unas semanas que, al no cuadrar las agendas, no habían podido reunirse para practicar deporte. Llegan al campo y, cuando los porteros se dirigen a su parcela, ¡oh, sorpresa! Lo que antes eran unas anticuadas pero efectivas porterías de fútbol sala, con sus viejas y desgastadas redes, se han convertido en unos barrotes metálicos que parecen las jaulas de una prisión.

El nuevo mobiliario que ha instalado el Ayuntamiento no ha tardado en desatar las quejas y la indignación de los usuarios. «No entiendo nada, salimos del colegio y nos venimos aquí a merendar y a jugar un rato, pero los niños ya no quieren porque dicen que chocan contra el palo y se hacen daño», sostiene indignado Juan Pérez, padre de dos niños de 9 y 7 años.

Además, los barrotes que sustituyen a las redes de toda la vida tienen otra pega: si la pelota va lanzada con fuerza y el portero no la para, sale rebotada desde el fondo de las mallas, perdón, de los hierros. «Esto es un incordio, no sé a quien se le ha ocurrido esto, pero se han cargado la pista», lamenta una madre, Carmen González.

Por no hablar del consiguiente riesgo para la integridad física de mayores y pequeños, como denuncia otro usuario, Carlos Bravo: «Jugar con estas porterías es un peligro. Puedes hacerte una brecha, romperte algo, cualquier cosa. Vas a disfrutar y te puedes ir con un disgusto o acabar en el hospital».

Para el joven, «si esta es la solución que pone el Ayuntamiento con un problema, qué será lo siguiente que hará. Parece que estemos jugando en la cárcel. Vivo en Alicante desde que nací, he jugado en centenares de pistas de fútbol sala y jamas he visto esto. Es una medida que solo puede acabar mal».

En la misma línea se pronuncian otros dos usuarios, Agustín Miralles y Juan Rovira: «Es innecesario que tengamos que jugar con miedo, con estas porterías algún día habrá un accidente».

Las redes sociales echan humo y también se han hecho eco de la polémica medida. Así, un usuario contaba en Facebook que un grupo de amigos habían jugado un partido y «afortunadamente, salimos ilesos con las porterías que habéis puesto. Sí, esos barrotes son las porterías. ¿Podéis explicar qué es esto?».

Ancladas al suelo

El Ayuntamiento, por su parte, se defiende de las críticas y explica que se trata de unas porterías antivandálicas formadas por una única pieza metálica, que va anclada al suelo y cuyas barras realizan la función de red.

El bipartito echa balones fuera y recalca que el nuevo mobiliario deportivo «ya está en otras ciudades españolas y cumple con la normativa FIFA», según explican fuentes municipales.

Esta inversión, de la que el Ayuntamiento no ofreció datos del coste que ha supuesto, se enmarca en la mejora de infraestructuras de inversiones financieramente sostenibles. Las nuevas porterías están instaladas ya en el Tossal, San Nicolás de Bari, Princesa Mercedes y la ladera del Castillo de Santa Bárbara.

El equipo de gobierno municipal se ha aplicado en los últimos meses en lo que llama «plan renove municipal» en instalaciones deportivas en varios barrios, entre los que se encuentran el proyecto de obras para acometer trabajos de modernización de tres campos de fútbol, los de La Albufereta, Luis Gómez y Samaranch.