El sector turístico busca la fórmula para sobrevivir al peor invierno de su historia

Nunca antes septiembre llegó a la Costa Blanca tan cargado de pesimismo para el sector turístico como en este extraño 2020. El cierre escalonado de hoteles desde el pasado día 1 y la desaparición de mercados internacionales tan arraigados como el británico, que se había integrado con los oriundos como si fuesen una sola cosa, han vaciado las calles de muchas ciudades que, como Benidorm, viven por y para el turismo. Ahora ofrecen una imagen insólita como pocos podrían haber imaginado en la etapa pre-covid. La industria vacacional, uno de los principales motores económicos de la provincia, busca fórmulas para intentar sobrevivir al peor invierno de su historia, en el que se prevén pérdidas millonarias y cientos de trabajadores abocados de nuevo a vivir de los ERTEs.

Hoteleros y administración saben que no va a ser fácil. Y que muchos, probablemente, se quedarán en el camino. «Esto no depende de que seas un destino más o menos competitivo o que ofrezcas mejores ofertas»; «No es una crisis del modelo, es una crisis mundial que nos afecta a nosotros pero también a París, al Caribe o a otros lugares a los que quiere viajar gente de todo el planeta»; «No podemos hacer nada ante una persona que tiene miedo o a la que su propio Gobierno le está bombardeando continuamente con medidas y con mensajes de que no puede viajar»; «Vivimos una situación tan volátil que todo puede cambiar, irse al traste, de un día para otro» son algunas de las frases que el sector ha acuñado desde que declaró la pandemia en el mes de marzo y que hoy, conforme crecen los contagios y caen en paralelo las cifras de ocupación, vuelven a estar más vigentes que nunca. ¿Hay espacio para la esperanza? Pese a todo, los expertos creen que sí.

Mario Villar García, director de Inteligencia Turística de la Generalitat Valenciana, apunta a la necesidad de apoyar a las empresas y a la promoción como dos de las claves a corto y medio plazo para que el sector pueda salir de ésta. «Lo más urgente mientras esperamos a que llegue una vacuna, es que la mayoría de empresas sobrevivan, puedan mantenerse de una forma o de otra, y para eso es necesario que la Administración articule medidas económicas: inyección directa, facilitar los ERTEs, créditos ventajosos,...». A partir de ahí, el responsable autonómico no duda en cuál ha de ser el siguiente paso: «Promoción, promoción y promoción para llevar a todo el público el mensaje de que Benidorm y la Costa Blanca son un destino seguro, porque además de contra el virus en el turismo la lucha real es contra el miedo». Los datos que maneja su departamento así lo avalan: «Si le preguntas a la gente por qué no viaja, el 50% te responden que por la incertidumbre de esta situación y el 48% dicen que es por miedo» a los contagios, mantiene Villar.

Y todo apunta a que esta situación no va a ser fácil de revertir. «El miedo va a durar mucho tiempo, a pesar de que este verano se ha comprobado que, con sentido común y con prevención, el visitante no tiene por qué ser un factor de contagio», apunta Josep Ivars, profesor de la Universidad de Alicante y miembro del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas.

Nuevas demandas post-covid

Para los expertos hay otra baza con la que a partir de ahora tendrá que lidiar el sector. «El nuevo turista va a demandar muchas cosas a las que los hoteles tendrán que adaptarse», señala Leire Bilbao, gerente de la Fundación de Turismo Visit Benidorm, que opina que todo esto dejará en los clientes un poso al que el sector debe ser capaz de dar respuesta. Flexibilidad en las reservas y cancelaciones; normalización de la «ultimísima hora»; poder hacer el «check in» desde casa; implementar tecnologías que te permitan abrir la puerta de la habitación con un código o saber si hay más o menos gente en el comedor o en la piscina, son cambios en los que los establecimientos ya venían trabajando pero que ahora «van a ser determinantes» para remontar, remarca el experto en «big data» de la Generalitat.

Junto a la digitalización, la consolidación de la inteligencia turística y la apuesta por la sostenibilidad, tanto desde el punto de vista medioambiental como social, serán según los tres expertos consultados otras de las claves en las que el sector también debería apoyarse para volver a ser, a medio y largo plazo, lo más parecido a lo que era hasta que irrumpió el coronavirus. Con la inteligencia, lo que se pretende es «poder anticiparte a los cambios, saber cómo cambia el comportamiento del turista antes de que ocurra y ser capaz de tomar decisiones», explica Leire Bilbao. Sobre la sostenibilidad, Josep Ivars abunda en que el turismo, además de para que la gente salga de vacaciones y lo pase bien, «también ha de servir para beneficiar a la población local: crear empleo, riqueza, bienestar y cuidar del entorno en el que vive. Por eso es necesario generar una mayor conciencia por la sostenibilidad» entendida en su aspecto más amplio.

Fortalezas y debilidades como destino

La pandemia ha puesto de relieve, más que nunca, los riesgos de depender en exceso de un solo mercado

Tras un verano pobre en rentabilidad y ocupación, el panorama de cara al invierno se presenta todavía más desalentador para el sector turístico. Sin embargo, no todo es negativo y la Benidorm y la Costa Blanca cuentan también con factores que las ponen en situación de ventaja con respecto a otros destinos de la competencia. 

1-Control sanitario

El sector turístico es consciente de que si no se controla la situación sanitaria, no habrá nada que hacer. De ahí que la patronal hotelera Hosbec lleve meses insistiendo en la necesidad de que los gobiernos central y autonómicos articulen medidas más eficaces que las adoptadas hasta ahora para frenar los rebrotes. 

2-Dependencia de mercados

La cuarentena impuesta por el Gobierno británico ha hundido la llegada de viajeros internacionales a la Costa Blanca. Los expertos creen que es necesario abrir otros nichos de mercado, aunque son conscientes de que será muy difícil reemplazar el volumen de viajeros que mueven países como Reino Unido o Alemania. La esperanza ahora está en las noticias que llegan desde ambos sobre la posibilidad de reducir de 14 a entre 7 y 10 días los periodos de cuarentena antes del levantamiento total.  

3-Cierre de hoteles / Calidad

El goteo incesante en el cierre de hoteles ha hecho que Benidorm ahora esté operando tan solo con el 50% de su planta turística: 77 alojamientos abiertos, de los cuales 53 son hoteles. O, dicho de otra forma, sólo hay disponibles 16.036 de las 40.000 camas de hotel. Como ventaja, destaca la importante inversión realizada por los hoteleros en obras de reforma de la planta.  

4-Turismo de proximidad

Una de las cosas «buenas» que ha traído el coronavirus al turismo es la opción de muchos turistas por los viajes de proximidad. Las buenas conexiones de la provincia por carretera para llegar con vehículo propio serán, sin duda, una de las fortalezas en cuanto la situación empiece a mejorar.  

5-Fidelidad

Otra de las ventajas del destino es la fidelidad de muchos turistas. Como ejemplo, los «viajes seguros» que asociaciones de jubilados están empezando a organizar a Benidorm para suplir la paralización del plan del Imserso.