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Cómo afrontar la tartamudez detrás de una mascarilla

El uso obligatorio de este elemento sanitario dificulta la capacidad de comunicarse de estas personas, ya que muchas veces el interlocutor no puede interpretar sus silencios

Cómo afrontar la tartamudez detrás de una mascarillaINFORMACIÓN

El coronavirus trajo una gran revolución que trastocó todos los ámbitos, incluidos los aspectos relacionados con el habla y su fluidez. El covid fue una dificultad añadida para las personas con tartamudez. La medida estrella de esta pandemia, la mascarilla, tiene distintas realidades. Yolanda Sala, vicepresidenta de la Fundación Española de la Tartamudez, comienza explicando que para muchos niños «las mascarillas pueden ser una barrera añadida a su dificultad para comunicarse». Así sus gestos o cualquier movimiento facial quedaría oculto y, en el ámbito escolar, «el maestro podría ignorar o prejuzgar sus silencios, impidiendo que éste detecte su dificultad y empatice con sus necesidades».

Otra de las casuísticas que expone esta alicantina podría ser «el refugio para esconder sus espasmos» tras esta barrera sanitaria. Mientras que para otras supone un esfuerzo añadido tener que poner más énfasis en la comunicación, «ya que el interlocutor no está leyendo nuestros labios». Si personalizamos, Sala aclara que si la otrapersona «no se da cuenta que tartamudeo y pone caras raras ante mi falta de fluidez, intento decirle que tartamudeo para que pueda atender mis necesidades y respetar mis silencios».

Durante el confinamiento, cuando todo se redujo a llamadas telefónicas, «uno de nuestros peores enemigos», el esfuerzo fue grande para adaptarse a una realidad que no siempre es agradable «cuando los silencios al otro lado no son bien recibidos».

#solotartamudeo Hablar de forma diferente

Por ello hace un llamamiento a la detección temprana de la tartamudez y al ambiente que rodea a la persona que lo sufra para «eliminar ese bagaje emocional y que la tartamudez esté más naturalizada y nuestro autoconcepto más reforzado».

Este guante lo recoge la logopeda de Fonos Salud, Manoli Torres, quien lo define como un «trastorno neurobiológico», para el que hubo que adaptar las terapias online durante la cuarentena, con «unos resultados muy positivos tanto en la intervención indirecta de asesoramiento y apoyo a los padres, como en la intervención directa con niños y adultos». Como especialista subraya «el entorno estresor del que nadie tenía consciencia» en el confinamiento. La consecuencia tiene las dos caras, en algunos pacientes el aislamiento «ha empeorado su tartamudez y, en otros, las disfluencias han disminuido». Y, a colación, determina cómo el principal objetivo en el abordaje logopédico es conseguir que cada persona «sea el mejor comunicador posible, sin miedos, sin evitar situaciones comunicativas, aunque su fluidez no sea total».

Sin prejuicios ni estereotipos

Con motivo del Día Internacional de la Tartamudez, el pasado jueves, esta fundación llevó a cabo un anuncio, grabado en Alicante, donde quisieron concienciar acerca de la tartamudez cruzando las diferentes etapas de la vida de una persona: la niñez, la adolescencia y la era adulta, reflejando así las maneras de relacionarse con la tartamudez y «cómo necesitamos que los demás se relacionen con ella», acentúa Sala.

Con este audiovisual, desde la Fundación, pretenden avanzar hacia un mundo «que entienda y acepte nuestra forma diferente de hablar, donde las capacidades y eficiencia de personas que tartamudeamos no las ponga en duda ningún prejuicio o estereotipo».

Esta última palabra representa los vestigios con los que creció, cuando pensaba que las personas que tartamudeaban «nunca» serían exitosas. Por eso, durante muchos años prefirió decir cualquier cosa «a tartamudear». Eso cambió, hoy convive con la tartamudez «sin avergonzarme por tardar unos segundos más en hablar». Fácil no fue, pues, desprenderse de esas creencias y de esos hábitos en la edad adulta «es lo que más cuesta».

Aunque con mucho camino ya recorrido a sus espaldas añade, «espero algún día poder estar libre de ellas completamente».

El audiovisual lanzado por la Fundación lanza un claro mensaje sobre la tartamudez. Con él pretenden tratar esta disfemia de una manera natural, con inocencia y mucha sencillez y con ello «dejar de ser invisibles». Es, en definitiva, una manera de acabar con los estereotipos que la rodean.

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