La pandemia del coronavirus ha acelerado los procesos de transformación digital por los que viene clamando hace años la ingeniería biomédica, y ha abierto el camino de forma incipiente hacia lo que expertas mundiales en esta disciplina llaman el hospital del futuro. Se refieren a instalaciones robotizadas que se centrarán en operaciones quirúrgicas de precisión gracias a la realidad aumentada, porque el seguimiento de los pacientes se llevará a cabo de forma remota.

Ana Martín y María Teresa Arredondo, especialistas mundiales en Ingeniería Biomédica, coinciden en apuntar que lo que la telemedicina está aportando durante la pandemia para la resolución de problemas médicos, ha dado un salto de no retorno, y que debe aprovecharse para mejorar de forma significativa la salud a partir de la prevención, primero, y de la atención personalizada y continua en caso de patologías crónicas gracias a la Inteligencia Artificial.

Invitadas por la Universidad de Alicante a una nueva sesión telemática del Aula de la Ciencia y la Tecnología, la doctora Martín detalla que la medicina remota implica el seguimiento del paciente mediante un dispositivo biocompatible implantado, y un monitor que puede estar en la mesilla de noche que actúa como si tuviéramos al médico en casa. El facultativo podrá actuar de inmediato y reclamar que el paciente vaya al centro sanitario en caso de que le avise alguna alerta en su monitor.

Asegura que la alta tecnología aplicada a la medicina está protegida contra los ciberataques, y que la investigación al respecto tiende a lograr biosensores más baratos y fiables, así como hacia la cirugía de los tejidos, la realidad aumentada, la robótica y los nanorobots.

«Gracias a la realidad aumentada, la cirugía robótica mejora la precisión y es mínimamente invasiva, por lo que el paciente se recupera antes y hay menos peligro de infecciones», concreta esta especialista. «Durante la pandemia -admite- la demanda de monitores remotos ha sido espectacular».

Pero la gran apuesta de futuro que apunta la doctora es la de monitorizar a personas sanas. En este punto plantea la necesidad de regular los wearables, que ya se han generalizado, para que sean realmente precisos y fiables. Martín alerta de que si no es así, pueden generar datos falsos que alarmen al portador, e incluso generar por ello hipocondrías que acaben saturando innecesariamente las consultas.

Los dispositivos más innovadores que cita la doctora Martín se implantan bajo la piel para estimular el cerebro frente a la epilepsia, el párkinson, la esclerosis múltiple, un ictus o incluso la depresión y la demencia. «Se programan y transforman la vida del paciente», afirma.

Plataforma abierta

María Teresa Arredondo, recientemente galardonada con el premio honorífico del Instituto Español de Estudios Estratégicos por su liderazgo en la salud, apoyada en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) añade que ese hospital futuro al que contribuye la Ingeniería Biomédica actuará como una plataforma «fácil de usar, segura, abierta y descentralizada» gracias a la tecnología de nueva generación.

Su gestión, añade, «deberá basarse en la evidencia científica para optimizar los procesos de cuidado», y mediante Inteligencia Artificial, Big Data y el Internet de las cosas, reducir la carga de trabajo para que los profesionales puedan centrarse en la toma de decisiones, algo que la pandemia ha puesto en entredicho. Los robots, concluye, serán el soporte logístico de unas instalaciones médicas equipadas con sensores.

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Una carrera sin paro ni necesidad de experiencia para empezar a trabajar

La doctora Martín anima a los jóvenes a los que les guste la ingeniería y la medicina para que estudien el grado en Ingeniería Biomédica que imparte la Universidad de Alicante, por sus grandes expectativas de crecimiento laboral. La estadística mundial muestra que el salario es elevado, que no hay paro «y tampoco es necesario tener experiencia para conseguir el primer trabajo», apunta la especialista. El ex rector y director del Aula de la Ciencia, Salvador Ordóñez, destaca el boom de las TICs en el campo de la salud de cuya aplicación va a surgir «la medicina del siglo XXI, atendiendo a la equidad en el acceso a las tecnologías. Tras la pandemia -afirma- estamos en el momento de hacer este cambio tan necesario».