¿Cómo se han vivido las tres olas de coronavirus en las prisiones de la provincia?
La primera con mucho miedo por temor al contagio entre los internos y con nerviosismo e intranquilidad entre los profesionales. Las prisiones son lugares cerrados y en esos momentos había mucha incertidumbre y una gran desinformación respecto al virus. Sin embargo, ahora que está pasando la tercera ola la situación está bastante normalizada. Hay un ambiente de relativa calma pese a que esta última ola ha sido la más incisiva en la provincia.
¿Han surgido tensiones?
Sí. Cuando en marzo del año pasado se decretó el Estado de Alarma hubo un conato de motín en la prisión de Fontcalent que fue rápidamente controlado por los funcionarios y, por esas mismas fechas, también se sucedieron dos intentos de fuga.
¿Han tenido suficientes medios para evitar los contagios?
En el Psiquiátrico sí porque al tener la consideración de centro sanitario disponíamos antes de la pandemia de gel y mascarillas. Pero las prisiones de Fontcalent y Villena sufrieron muchas carencias de medios al principio.
«Al principio de la pandemia hubo mucha tensión y se produjo un conato de motín y dos intentos de fuga en Fontcalent»
¿Y la Administración Penitenciaria cómo ha actuado?
La crisis sanitaria le ha pillado a contrapié y ha ido a remolque de todo lo que hemos ido reclamando los sindicatos.
¿Los funcionarios se han sentido abandonados?
Abandonados no, pero sí que hemos echado en falta una comunicación más fluida y directa y un mayor grado de entendimiento por parte de los responsables de las prisiones de Villena y Fontcalent. En ambos casos la dirección se ha dejado llevar por las directrices de Madrid sin adoptar ninguna decisión propia. Sin embargo, en el Psiquiátrico Penitenciario de Alicante la situación ha sido diferente y este centro, junto al Psiquiátrico de Sevilla, ha sido uno de los que mayor grado de autonomía ha tenido en toda España en la adopción de medidas eficaces contra el virus.
¿Los internos han conocido y entendido lo que pasaba fuera?
Se les ha informado puntualmente y lo han asumido. Además, ellos tienen acceso a la prensa diaria y también ven la televisión.
«Los internos tienen miedo al contagio como cualquier otra persona y también se preocupan por sus familias»
¿Los presos tienen miedo?
Por supuesto. Como cualquier otra persona y también están preocupados por sus familias. Y es una sensación que se agudiza mucho al encontrarse privados de libertad.
¿Cómo reaccionaron cuándo se suspendieron los vis a vis y los permisos carcelarios?
En un primer momento les costó aceptarlo y, de hecho, en el Psiquiátrico un interno agredió de forma muy violenta a varios funcionarios cuando se le comunicó la medida. Pero con el tiempo han ido entendiendo que se busca, precisamente, protegerlos para evitar que el virus entre en los establecimientos. Además, para compensar esa privación desde Instituciones Penitenciarias se les permitió que mantuvieran más contactos de los habituales con sus familias a través de videollamadas.
¿Han surgido muchos casos?
En Villena se produjo el mayor brote entre enero y febrero con alrededor de 90 internos contagiados y seis módulos sometidos a aislamiento sanitario preventivo. Pero el brote que surgió en marzo del año pasado en Fontcalent fue el más grave. Hubo quince contagiados y un funcionario y dos internos fallecieron con covid. Ese fue el punto de inflexión que hizo tomarse muy en serio la pandemia y las graves consecuencias que puede tener para todos.
¿Disponen las tres prisiones de espacio suficiente para aislar los casos positivos?
En Villena sí y en el Psiquiátrico también. En cada módulo hemos habilitado celdas o alas enteras para aislar a los contagiados y frenar los brotes. El problema está en Fontcalent porque hay mucho hacinamiento, así que se ha tenido que utilizar un módulo cerrado por obras e, incluso, se ha llegado a utilizar el CRIS -Centro de Rehabilitación e Integración Social- para poder aislar a enfermos.
«Los vis a vis siguen suspendidos pero ahora ya se permiten las comunicaciones a través de cristales y los permisos de siete días»
¿El sistema penitenciario está preparado para prevenir una cuarta ola?
No. En estos momentos nos encontramos con las mismas carencias que cuando surgió la pandemia hace un año. No estamos preparados para afrontar una cuarta ola de covid.
¿Y las familias de los presos cómo han reaccionado?
Han asumido lo que estaba pasando y han entendido que las medidas adoptadas eran necesarias para evitar que el virus entrase en las cárceles.
¿Se siguen manteniendo las restricciones?
Los vis a vis siguen suspendidos. Pero desde esta semana ya se permiten las comunicaciones a través de cristales y también vuelven a concederse los permisos de siete días en adelante, los de larga duración. Y todo ello está contribuyendo a liberar tensiones.
¿Cuándo les tocará la vacuna a los funcionarios?
Comenzaron el lunes.
