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Los climatólogos piden revisar los PGOU para adaptar las ciudades al cambio climático

Avenidas amplias, zonas de sombra, infraestructuras antiinundaciones y sistemas para combatir las noches tropicales, aspectos estratégicos

Las personas mayores son más sensibles al aumento de las temperaturas, que no siempre se predicen bien. | PILAR CORTÉS

Climatólogos de toda España, reunidos en una jornada en la Universidad de Alicante para debatir sobre el impacto del cambio climático en las ciudades, reclamaron este miércoles que la primera medida para mitigar los efectos del calentamiento global es que los Planes de Ordenación Urbana (PGOU) no se prolonguen en el tiempo, y se revisen como mínimo cada 12 años, para actualizarlos y ponerlos al día. La evolución del cambio climático puede dar lugar a que no se advierta con suficiente anticipación de fenómenos como las noches tropicales -la temperatura mínima no baja de los 20 grados con un alto porcentaje de humedad, que pueden causar graves daños a personas mayores o con afecciones respiratorias.

Los expertos plantean una reforma de la Ley del Suelo, y la incorporación en las ciudades de infraestructuras para prevenir inundaciones, los temporales en la costa y los incendios en zonas verdes próximas a las urbes, el denominado interfaz forestal. Otras dotaciones para prevenir el cambio climático son contar con viviendas más luminosas, el aprovechamiento de energía solar y eólica, la movilidad eléctrica y construir avenidas más amplias.

Los expertos apelan a hacer las calles más habitables con zonas verdes o, incluso, dejar manzanas libres de casas

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Los expertos advierten de que algunas medidas de adaptación al cambio climático podrían quedar obsoletas ya en 2022. Alertan de que las medidas de adaptación al cambio climático emprendidas por gobiernos autonómicos y municipales mantienen su validez con el paso del tiempo, pero otras pueden quedar desactualizadas, por lo que piden que se extremen los pronósticos. Por ejemplo, no solo alertar de las temperaturas máximas y centrarse también en el fenómeno de las noches tropicales, que pasan desapercibidas y pueden causar daños en las personas mayores y de riesgo.

«Las superficies pavimentadas duras deben sustituirse por unas más permeables»

JAVIER MARTÍN-VIDE - PROFESOR UNIVERSITAT DE BARCELONA

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Según el catedrático de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, una de las características más importantes de estos servicios climáticos es la necesidad de «analizar a escala pequeña», tanto los impactos del cambio climático como los de la propia variabilidad natural en diversos sectores, entre los que los expertos citan el forestal/biodiversidad, hidrología, agropecuario, ordenación de usos del suelo, planificación urbana, transporte e infraestructuras críticas, ya que «las actuaciones serán siempre a escala local». De acuerdo con el presidente de la Fundación para la Investigación del Clima, el doctor Jaime Ribalaygua, este proceso se conoce como «regionalización de los modelos globales de cambio climático», método que se lleva perfeccionando desde 1992.

Oficialmente, la iniciativa de regionalización de la Oficina Española de Cambio Climático y la Agencia Estatal de Meteorología, se inició en 2006 con la publicación, en el contexto del Tercer Informe del IPCC, del primer Programa de Trabajo del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.

«Es necesario preparar las ciudades contra el calor, las sequías y las lluvias torrenciales»

JORGE OLCINA - DIRECTOR LABORATORIO CLIMATOLOGÍA (UA)

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Según los expertos, la nueva generación de escenarios locales es de especial relevancia para cualquier territorio. No obstante, la necesidad es acuciante para las grandes ciudades mediterráneas, ya que son ámbitos donde el calentamiento global amplifica los efectos negativos de algunos riesgos climáticos, como las olas de calor, especialmente en personas mayores o con enfermedades crónicas y en situación de pobreza energética.

De acuerdo con el catedrático Javier Martin-Vide, de la Universitat de Barcelona, la consideración del plus térmico nocturno de las islas de calor en los centros urbanos ha de enriquecer la precisión y utilidad de las predicciones meteorológicas y las proyecciones climáticas. El profesor propone la sustitución de las superficies duras pavimentadas por otras permeables y el «esponjamiento» -dejar espacios libres en las calle para que los edificios no estén tan pegados- de la ciudad, que permitirían aliviar los rigores térmicos. Según Martín-Vide, cuando se pronostica una ola de calor se da siempre el valor de temperatura máxima que se puede alcanzar, como umbral de peligro para la salud humana. Pero se olvida indicar que las temperaturas mínimas nocturnas altas (noches tropicales) tienen efectos tan dañinos para la salud, especialmente en personas mayores o con afecciones respiratorias, que las temperaturas máximas diurnas. El profesor Martín-Vide señala que los modelos de predicción deben incluir las dos variables, tanto las máximas como las mínimas a la hora de establecer alertas por jornadas u olas de calor.

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