Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Duele más la tercera dosis?

Sanitarios aseguran que las reacciones a la última pauta son leves y por sugestión, y una parte vincula las molestias con el grado de inmunidad

Arranque en septiembre de la vacunación de la tercera dosis en Alicante.

Es innegable que los efectos adversos de quién contrae el coronavirus sin haber recibido ninguna pauta de vacunación pueden ser mucho peores que la reacción que genera la vacuna, al menos así se refieren todas las evidencias científicas.

Sin embargo, también es cierto que hay usuarios que han recibido la tercera dosis y han notado síntomas más agudos que con las otras dos pautas como dolores de cabeza, dolor muscular o fiebre, hasta el nivel de no poder acudir a su puesto de trabajo al día siguiente de la inoculación por sentirse como «si les hubiera pasado un camión por encima» como dice la popular expresión.

En la inmensa mayoría de casos los efectos secundarios suelen ser leves pero queda la duda sobre si de verdad duele más esta tercera vacuna, y digamos que sobre esta premisa hay cierta división. Hay profesionales sanitarios que entienden que la fuerte reacción puede darse entre aquellos usuarios que todavía tienen una gran inmunidad tras haber recibido las otras vacunas porque no ha pasado el suficiente tiempo de una dosis a la otra, según expresan a este diario sanitarios de la provincia que prefieren mantener el anonimato.

Este argumento no termina de ser compartido por otros, ya que hay sanitarios que principalmente relacionan el desarrollo de ciertos síntomas con el grado de sugestión del usuario. Juan Francisco Navarro, jefe de Medicina Preventiva del Hospital General de Elche, y presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, matiza que con la tercera dosis se está poniendo la mitad de concentración salvo en pacientes inmunodeprimidos donde la cantidad es igual a la anterior dosis, por lo que entiende que las diferencias en cuanto a la reacción son mínimas.

Por otra parte, refiere que hay estudios que indican que dos tercios de las reacciones se podían deber a un efecto placebo. «No te vas a inventar una trombosis pero sí dolor de cabeza o sensación de distermia». Refiere, por tanto, que en los ensayos clínicos de vacunas se ha demostrado que «si tienes un grupo al que le pones suero salino no tiene que desarrollar ningún síntoma y una parte muy importante de esos efectos adversos en frecuencia se debía a la sugestión propia de sentir que te han puesto una vacuna».

El especialista resalta que los sistemas de vigilancia de efectos adversos en la vacunación norte americana hablan de una incidencia «bajísima» de efectos. En cuanto a la vacunación infantil, estos cálculos indican que se declara un menor entre 5 y 11 años con efectos graves por cada 87.000 vacunados. Es por esta razón por la que el grueso de profesionales sanitarios tratan de hacer entender a antivacunas que la inoculación contribuye a encontrarle un final a la pandemia, «ya que por sobreprotección de los niños a veces hay padres que piensan que protegerles más es no vacunarles o esperar a que se sepa más de la vacuna, y la escuela es un medio de contacto muy íntimo y hay que conseguir en las escuelas cazar al 10% restante».

En otro orden de cosas, Navarro manifiesta que, dentro de la levedad, la vacuna está dando más efectos adversos en niños y jóvenes que en adultos, porque el sistema es más vigoroso y explica que las incidencias más comunes son dolor de cabeza, sensación de calentura, y en algún caso diarrea o vómitos. Aún y así, insiste en que los efectos son poco destacables «porque lo importante es cómo nos protege de la enfermedad, que lo hace muy bien».

Luego, otro aspecto que puede influir en los síntomas tras recibir la vacuna es la forma de administrarla. El presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva reconoce que la crisis sanitaria ha forzado al sistema a habilitar múltiples vacunódromos y contar por necesidad con más personal, por lo que se ha tenido que recurrir a sanitarios con menos especialización en vacunas para llegar a todo el mundo, aspecto que al que se suman los tiempos tan marcados por usuario para vacunar lo más rápido posible.

Esa rapidez puede causar errores en la forma de vacunar. La propia Asociación Española de Vacunología y colegios de enfermería indican que una incorrecta penetración en el músculo deltoides, en el brazo, puede generar molestias más graves de lo normal.

Compartir el artículo

stats