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"El mejor ejemplo es que nuestras hijas nos vean luchar por nuestros derechos y los suyos"

La pediatra, escritora y divulgadora estrena su noveno libro, "La vida va de esto"

Lucía Galán Lucía Galán

La pediatra Lucía Galán estrena libro, el noveno, bajo el título “La vida va de esto” que presentará en la Casa del Libro el 31 de marzo. ¿Qué ha querido plasmar en esta nueva obra?

Mi libro anterior era un libro de consulta rápida y consejos para los padres, para mitigar sus miedos y preguntas. Mis lectores me pedían que volviera la Lucía de la trilogía de “Eres una madre maravillosa y “Lo mejor de nuestras vidas”. Me decían que necesitaban de mi reflexión y de historias inspiradoras. Después de todo lo que hemos pasado en la pandemia me pareció que era un momento de parar a reflexionar y hacer balance de lo que realmente importa en la vida y que no son tantas cosas.

En él muestra sus experiencias más allá de la faceta de pediatra ¿Es este su libro más personal?

Probablemente sí. Tenía la necesidad de escribirlo. Ahora que mis hijos no son niños, sino adolescentes, y he cerrado esa etapa de sus vidas se mezclaba la melancolía de la mamá que no va a tener más niños pequeños en casa y también la mujer madura, serena y feliz en el momento que me encuentro ahora. Es un libro dedicado a la mujer que emprende, a los padres que acaban de tener un bebé, a padres de adolescentes que no saben cómo llegar a ellos, a las madres de las madres, que siempre están cuidando de nosotras… hablo del sentido de la vida y también de la muerte, que era un tema que quería tocar, como cómo atravesar el duelo con nuestros hijos. Es un libro profundo y sincero.

¿Las madres pediatras lo tenéis más fácil en esto de la crianza?

A nivel práctico indudablemente sí. Porque la mayoría de las cuestiones que a los padres y madres les preocupan para nosotros no son ni preocupaciones, es nuestro día a día. Pero también es verdad que cuando estás ante una preocupación importante de la salud de tus hijos, te vienen todos los casos más desgraciados que has tenido y la mente te juega malas pasadas. El saber demasiado te lleva a lugares que dan mucho miedo. Con los años aprendes a mirar a tus hijos con objetividad, porque si no la mente tiende a situarte en el último paciente que diagnosticaste de cáncer, en el último accidente de tráfico que atendiste. Y afortunadamente la inmensa mayoría de los niños tienen una vida muy saludable y feliz, pero es un ejercicio que hay que hacer.

¿Qué es más complicado, batallar con un adolescente o criar a un niño pequeño?

No hay etapa fácil, cada una tiene su dificultad y cada una sus bondades. Pero sí que es verdad que la adolescencia les pilla por sorpresa a la mayor parte de las familias, porque no han leído nada sobre esta etapa, ni se han informado, ni se imaginan el tsunami emocional que van a vivir sus hijos y ellos. Nos informamos y nos preparamos mucho cuando va a nacer un niño, leemos libros, vamos a cursos... y para la adolescencia, que es un cambio importantísimo no sólo a nivel corporal sino también cerebral para los chavales, no nos informamos y nos pilla desprevenidos. Es importante que los padres sepan cómo va a cambiar ese cerebro, cómo se despiden de la etapa de niños y entender que no les podemos tratar como los niños que eran pero tampoco como adultos porque no lo son … Lo primero que les aconsejo es que se informen de los cambios que van a sufrir a nivel físico y emocional y sobre cuáles son las estrategias más eficaces para llegar a ellos, para comunicare con ellos y que entiendan que siempre vamos a estar con ellos incondicionalmente. Ese es el mensaje más importante que deben recibir los adolescentes, que a pesar de las diferencias, de los conflictos, de los malos entendidos y los silencios, sepan que sus padres siempre les van a apoyar .

¿Considera que ha cometido muchos errores en la crianza de sus hijos?

¿Quién no los comete? Te dejas llevar por lo que escuchas, lees, por lo que esperan de ti, por la presión social... a veces sigues consejos equivocados. A veces me gustaría haber escuchado más mi yo instintivo, maternal. El instinto maternal rara vez nos traiciona, es muy poderoso y me doy cuenta ahora, tras quince años de maternidad, que lo que hubiera hecho diferente en un primer momento quise hacerlo así, pero la inexperiencia, la presión, las prisas y el ritmo frenético te hacen ir por otros caminos.

En el Día Internacional de la Mujer, ¿qué consejos da para romper con las desigualdades desde que son pequeños?

La mejor educación es el ejemplo. Que no nos vean nuestros hijos e hijas mirar hacia otro lado frente a la desigualdad, frente a la discriminación y frente a la injusticia. Que nos vean luchar por nuestros derechos y por los suyos y que aprendan desde que son muy pequeñitas que calladitas es no están más guapas, no. Como le digo a mi hija en mi libro “La vida va de esto” donde justamente le dedico un capítulo en este sentido.

"Las familias se preparan mucho para la llegada de un bebé, pero no para la adolescencia, pese al tsunami emocional que supone"

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¿Cómo ve el futuro de las niñas de 2022?

Mi mirada hacia el futuro de las niñas de hoy es optimista, amable y esperanzadora. He podido comprobar a pie de terreno la vulneración de los derechos fundamentales de las niñas en países de la África subsahariana en mis misiones con UNICEF, de cómo allí se ha avanzado en los últimos años y eso me resitúa en el lugar en el que me encuentro en mi propio país, en el momento histórico y social que vive ahora mi hija y en todo lo que mujeres como mi madre han hecho por lograr el progreso que ahora mismo tenemos. Queda aún mucho por hacer, cierto, pero no puedo mirar hacia el futuro con otros ojos que no sean los de esperanza. El futuro mejor, siempre.

¿Qué opina de los movimientos que están surgiendo para mostrar que la maternidad no es perfecta?

Antes me enfadaba y me rebelaba con la imagen de madre perfecta, mujer perfecta y trabajadora perfecta. Yo nunca encajaba en eso y no me sentía identificada. Ahora ves mujeres líderes en su sector cómo humanizan el ser madre y lo bajan al terreno; mujeres y hombres de éxito, profesionales sanitarios… esta manera de divulgar en la que no tratas de dar lecciones magistrales a nadie sino hablarles desde tú a tú. Esto te acerca a la gente y te libera de culpas.

¿Han contribuido las redes sociales y los influencers a esta normalización de la maternidad?

Sigue habiendo mucho postureo en las redes sociales, pero hemos aprendido a ver ese postureo como el que ve una foto en un momento dado o un cuadro estático que sabes que ha sido creado para eso. Hemos aprendido a saber que esa fotografía no refleja lo que hay detrás. Si que es verdad que en las redes sociales hay más verdad, es más genuino el contenido. Tiene la contrapartida de que se ha radicalizado el mensaje. Hace unos años nos vendían una maternidad perfecta, ahora hay más realismo pero a veces nos pasamos de frenada. A veces hay mensajes muy radicales con los que no me siento identificada. La vida es cambio y el “yo nunca” es una trampa mortal en la que hemos caído todos. Radicalizar los mensajes hace que una parte de la población se sienta culpable, por ejemplo, por dar pecho, no darlo, dar triturados… estos mensajes radicales hacen daño, pero la información da poder y todos deberíamos hacer nuestro traje a medida.

¿Maternidad y culpabilidad siempre van de la mano?

Sí porque nos sentimos que nuestros hijos son una extensión de nosotros y lo que nos aleja de nuestro yo madre parece que nos aleja del cuidado de nuestros hijos y no es así. A las madres en mi consulta les pregunto, ¿Qué eras antes de ser madre? Eras trabajadora, te gustaba el deporte, salías con tus amigas, te apasionaba la lectura… antes de ser madre tenías aficiones y muchas otras cosas que te llenaban. No pierdas eso. Es verdad que nos tenemos que reestructurar, pero antes de ser madre eras otras muchas cosas a las que no debes renunciar. El inicio de la maternidad no es el fin de tu otra vida, es algo más que te ha pasado en la vida y que te va a acompañar siempre, pero eres mucho más que una madre.

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