"Yo estaba aquí, en el descampado del albergue, vino un chico supuestamente a ayudarnos de los servicios sociales externos al CAI [Centro de Acogida e Inserción] y nos dijo que teníamos que desalojar porque iban a vallar". Así relata una persona sin hogar unos hechos que no atribuye a ninguna entidad en concreto, pero que han vaciado casi al completo el terreno situado junto al albergue de personas sin techo de la ciudad. El desalojo se ha producido, según añaden, sin darles "ninguna solución".
Estos hechos se producen en unas jornadas marcadas por las bajas temperaturas, que han llevado al Ayuntamiento de Alicante a habilitar más espacio en el albergue, aunque durante el último pleno municipal, a preguntas de Unidas Podemos, el alcalde, Luis Barcala, aseguró que, según las previsiones, iba a hacer un "tiempo excelente".
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Desde el PSOE, la concejala Lola Vílchez se ha preguntado "qué va a pasar con estas personas" que han sido desalojadas del lugar en el que dormían. "¿Dónde las van a meter ahora? Estas personas estorban a Barcala, y se ha demostrado con la ordenanza de la vergüenza".
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También coinciden en el tiempo con la puesta en marcha de la controvertida ordenanza contra la mendicidad y la prostitución, conocida oficialmente como Ordenanza de Convivencia Cívica, que permite a los policías locales multar con hasta 750 euros por dormir en la calle. En concreto, según la redacción de la ordenanza aprobada, está castigado "acampar en las vías y los espacios públicos, acción que incluye la instalación estable en estos espacios públicos, sus elementos o mobiliario de tiendas de campaña, tenderetes, colchones, vehículos, autocaravanas o caravanas, salvo autorizaciones para lugares concretos, y tampoco estará permitido dormir de día o de noche en estos espacios".
La Policía Local ya puede multar con 750 euros por dormir en la calle en Alicante
Entre las más polémicas también figuran multas de hasta 500 euros por el ofrecimiento de servicios o productos, siempre que no hayan sido demandados por el usuario, como tarot, videncia, masajes, tatuajes, espectáculos circenses o de malabarismos, indicaciones de aparcamiento, ordenación y vigilancia de vehículos, limpieza de parabrisas, pañuelos, mecheros o similares, en espacios públicos y a personas que se encuentren en el interior de vehículos privados o públicos, a cambio de una cantidad de dinero o donativo.