Decenas de mensajes de WhatsApp corroboran que el joven Diego Jesús Méndez trabajaba para el empresario de Alicante Enrique C., quien fue detenido hace unos meses tras un accidente laboral que mantiene desde entonces en una silla de ruedas a este chico de 22 años.

La Policía arrestó al empleador después de que la víctima del siniestro declarara que trabajaba para él sin contrato y que, tras caerse mientras instalaba un aire acondicionado, su «patrón» le pidió que enmascara el accidente laboral como uno doméstico.

El joven se precipitó desde una altura de unos tres metros el pasado 16 de mayo al cerrarse la escalera de tijera en la que estaba subido y contra la que impactó su espalda El golpe le provocó una fractura de vértebra con invasión medular que le ha dejado prácticamente sin movilidad de cintura para abajo, con fuertes dolores neuropáticos y con incontinencia urinaria y fecal a consecuencia de la lesión. Tras ser operado de urgencia en Alicante, una intervención cuyo coste ha valorado Sanidad en más de 11.000 euros, fue trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo. Allí permanece desde finales de junio.  

 El empresario, de nacionalidad española, fue detenido junto a su pareja, una mujer de origen colombiano, por un delito contra la seguridad de los trabajadores y otro de lesiones graves por imprudencia. Las pesquisas policiales desvelaron que disponían de dos grupos de WhatsApp, uno con venezolanos y otro con colombianos, entre los que captaban la mano de obra aprovechándose de su situación de vulnerabilidad. En uno de esos mensajes rezaba: «Busco ayudante que tenga experiencia en instalación de aire acondicionado, dinámico, ágil y proactivo por medio día o día completo según vaya la faena». Se pagaba por día o por semana sin ninguna relación contractual.

Diego en el jardín del hospital del Toledo donde lleva ingresado desde finales de junio.

Diego en el jardín del hospital del Toledo donde lleva ingresado desde finales de junio. G. PALOMO

Aunque el arrestado se ha acogido hasta ahora a su derecho a no declarar, a preguntas de este medio negó que Diego hubiera trabajado para él y agregó que el joven «buscará sacar algo». Los mensajes entre Diego y su patrón ya se han incorporado a la investigación.

Tanto Diego como su amigo Felipe, con el que viajó desde Venezuela hasta Alicante en busca de un futuro y quien no se ha separado de él desde el que se produjo el accidente, ya han sido citados a declarar en el juzgado que está instruyendo las diligencias abiertas. También están citados en calidad de investigados el empresario y su pareja. El responsable del local donde se produjo el siniestro está llamado como testigo.  

Según la declaración que Diego prestó ante la Policía, cuando ocurrió el accidente se encontraba solo en el taller mecánico donde estaba instalando el aire acondicionado. Tanto es así que tuvo que desgañitarse pidiendo ayuda al ver que las piernas no le respondían. «Al llegar el patrón me dio un masaje con mentol en la espalda y me insistía en que me pusiera de pie. Al ver que no podía me cargó en brazos para llevarme hasta el coche».

Un traslado a todas luces inadecuado y que podría haber agravado las lesiones que padece Diego pero con el que evitó la presencia policial que se produce siembre que se requiere la asistencia de una ambulancia por un accidente laboral.

Ante de ir al hospital, el empresario llevó a Diego al piso que compartía con Felipe en la calle Sevilla de Alicante para que recogiera el pasaporte indicándole que era mejor que dijera que se había caído colocando un televisor en su casa para que no tuviera problemas con Extranjería por carecer de papeles. Después le dejó en manos del celador del hospital y nunca más ha contactado con él, «ni para interesarme por mi estado», apostilla Diego desde Toledo.