Una de cada dos colmenas de abejas no sobrevivirá a las altas temperaturas de esta primavera
La sequía, las plagas y las nuevas patologías que afectan a estos insectos dejan panales más débiles y menos longevos que cada vez son más difíciles de recuperar
La mitad de las colmenas de abejas desaparecerán a finales de esta primavera. El inesperado calor en esta época del año, la falta de agua por la sequía y los nuevos parásitos, como el ácaro varroa, amenazan a la mayor parte de la población de estos insectos encargados de polinizar los campos y de producir miel.
Los expertos llevan alertando desde hace años de este declive y los apicultores viven desde el año 2018 un descenso sin freno en sus cabañas. “Cuando hace tanto calor las abejas suelen tener problemas sobre todo de reproducción; las fecundaciones son menos efectivas y los nacimientos no son muy abundantes, eso hace que las colmenas duren menos. Si antes una reina duraba dos o tres años ahora en un año se han agotado”, asegura Guillermo Rosell, apicultor y presidente de la Sectorial Apícola de Alicante.
“Hay una crisis brutal, llevamos tres años malos pero este es el remate”, asegura Inma Segura, veterinaria y jefa de equipo en la asociación ADS Apícola. Segura ha explicado que, además, con la sequía hay menos insectos y que, debido a ello, los abejarucos, un ave que se alimenta de insectos voladores, se están “cebando con las colmenas”, provocando la desaparición de muchas abejas por este depredador.
“Que lloviera sería nuestro mejor aliado ahora mismo”, asegura Rosell. El apicultor reclama más ayudas a la administración autonómica y señala que “siempre dicen que hay que proteger a las abejas, pero los apicultores no lo vemos reflejado en ninguna parte, nuestro único medio de vida es producir miel y si no llueve y hay sequía la miel no está”.
Sin remedio contra las enfermedades
A este “verano anticipado” se le suman las plagas y parásitos que tienen en vilo a apicultores y veterinarios. La varroa, un ácaro que hace enfermar a las abejas obreras, reinas y zánganos, y cuyo origen es el sureste asiático, es ya una vieja conocida del sector.
Este parásito cada vez se combate con mayor dificultad debido a su resistencia a los productos que ya existen y la falta de nuevos tratamientos innovadores que ayuden a acabar con este ácaro dañino para las colmenas. “Las empresas farmacéuticas no suelen invertir en encontrar soluciones y se está viendo que dentro de poco este parásito va a acabar con la fuerza de las colmenas”, explica Inma Segura.
Guillermo Rosell señala que actualmente no disponen de ningún tratamiento que sea realmente eficaz contra este parásito que se reproduce dentro de los panales de cría de las abejas. “Hace que todos los años haya más y más bajas y que las colmenas sean mucho más débiles, por cada abeja que nace salen tres de estos parásitos y acaban infectando toda la cabaña”.
“Se sabe que el parásito tiene resistencia a los productos que ya se están utilizando y si la administración no ayuda a que haya empresas interesadas en sacar estos productos que se investigan en las universidades valencianas no se puede poner fin a esta enfermedad”, asegura Inma Segura. “Necesitamos que se bajen las condiciones de exigencia para las compañías, como ocurrió con el covid, para poder obtener alguna solución pronto”, indica la veterinaria.
Entre los incendios y la falta de insectos polinizadores, la jefa de equipo en la asociación ADS Apícola asegura que "la provincia de Alicante se va a convertir en un secarral”. “Con esta situación se perjudica a lo bonito de nuestro medio ambiente pero también a lo agrario, a los cultivos de siempre como la cereza o los cítricos, sin abejas se perdería todo”.
Pérdidas de producción
Al calor excepcional de este año, los trabajadores de la miel han añadido a su lista de preocupaciones el elevado coste del transporte de las colmenas, que han encarecido su producción, y la pérdida del 60% de su producción de miel. "Este año no hemos podido sacar ni un litro de miel de romero y esperamos sacar una producción mejor de miel de azahar, pero es difícil. Cuando las temperaturas suben por encima de los 30 grados el néctar se seca y las abejas no sacan nada", asegura Guillermo Rosell.
El presidente de la Sectorial Apícola ha señalado esta falta de miel de romero no solo les afecta a ellos como productores sino que se trata de una situación que dificultaría la producción de algunos productos locales, como el turrón artesano de Xixona.
Ahora los apicultores trasladarán sus colmenas al norte, donde esperan que puedan pasar el verano sin pasar demasiado calor. "Yo subo mis colmenas a Burgos, con el gasto de gasoil que conlleva y los viajes de ida y vuelta todas las semanas para ir a verlas. Es una inversión al final esto aumenta los costes pero no la producción", explica Rosell.
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