Entrevista | Mar Romera Pedagoga

«El reto no pasa por quitar el ChatGPT sino por enseñar a los estudiantes a utilizarlo»

Mar Romera, experta en inteligencia emocional y presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci, habla sobre los retos los que se enfrenta la educación en el siglo XXI y la importancia la innovación educativa

Romera firma uno de sus libros tras la charla que impartió en el Colegio Sagrada Familia de Elda.

Romera firma uno de sus libros tras la charla que impartió en el Colegio Sagrada Familia de Elda. / INFORMACIÓN

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

Mar Romera es una especialista en inteligencia emocional y un referente nacional e internacional en el mundo de la educación. Es experta en innovación educativa y autora de varios libros sobre la escuela, la infancia y la didáctica activa. Actualmente, preside la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci y esta semana ha ofrecido una conferencia en el Colegio Sagrada Familia de Elda ante más de 400 personas que forma parte de un máster que tendrá dos años de duración. Es precisamente en este centro educativo, el espacio en el que tenemos la oportunidad de conversar con ella sobre educación.

Esta conferencia nace bajo el lema «Educar en el siglo XXI», pero ¿qué retos conlleva innovar en educación hoy en día?

El reto fundamental es aprender a preguntar. Tenemos un sistema donde siempre nos hemos planteado que el objetivo de la escuela es enseñar a la infancia a contestar, pero eso ya es algo del siglo pasado. Precisamente estos días en los que la inteligencia artificial está en todas las noticias nadie se está planteando la necesidad de desarrollar un pensamiento crítico en la escuela. Por eso el gran reto es adaptarnos al cambio y aprender a trabajar en equipo. 

Habla de inteligencia artificial, ¿ha sorprendido su repentina irrupción en los centros?

Lo que pasa es que tenemos la tendencia de mirar las nuevas circunstancias con las gafas del pasado. Venía en el coche escuchando una noticia que decía que el nuevo problema es que los estudiantes hacen los trabajos con el ChatGPT y que, como es imposible de controlar, hay que cambiar el sistema. Eso pasa porque estamos intentando evaluar como lo hacíamos hace cinco años. El reto pasa por no quitar el ChatGPT sino por enseñar a los estudiantes a utilizarlo y que nos hagamos responsables a la totalidad.  

¿Qué carencias encuentra usted a nivel educativo ahora mismo? 

Las carencias que existen en el sistema no se pueden generalizar porque todo lo que sea etiquetarlas sería demagogia; nada tiene que ver un centro en Elda que uno en Teruel . No se puede innovar cuando las cosas van mal, innovamos e investigamos cuando tenemos una estabilidad que nos lo permite. Igual que hay protocolos de innovación en ingeniería tenemos que tenerlos en educación, no por estar de moda, sino porque la escuela tiene la responsabilidad de adaptarse a los cambios. 

«Las carencias que existen en el sistema no se pueden generalizar porque todo lo que sea etiquetarlas sería demagogia»

Con lo que cuenta, ¿cree que estamos cerca de alcanzar un punto de excelencia en educación emocional?

Igual que en el Congreso de los Diputados esta semana: no. Pero no es que no esté en los centros educativos, es que no está en el supermercado, ni los campos de fútbol, ni en ninguna parte. Realmente no hemos aprendido y lo único que nos salva es que después de todo esto existe algo que es inevitable, y es el amor, que se comporta como un flotador en mitad de un océano. 

Al estar en este punto, ¿se convierte la educación emocional en un valor cada vez más importante en los centros educativos?

Si yo fuera presidenta del Gobierno haría que la gente entendiera que todo lo que se hiciera en educación sería un ahorro brutal para el futuro en salud. Pero para ello haría falta invertir en la infancia a 10 años vista y nuestro sistema solo cuenta con una previsión de 4 años, o a veces menos. El problema de esta sociedad es que así solo apagamos fuegos y no llegamos nunca a plantar árboles. 

¿Cuesta hacer llegar la educación emocional a los colegios sin un proyecto a largo plazo?

Nunca se puede enseñar algo que no se tiene. Escuchaba el otro día que había habido conflictos en centros entre preadolescentes y docentes y se hablaba de la necesidad de reforzar la figura de autoridad de los docentes; puede ser. Pero el problema no está en los niños, muchas veces está en casa o en la falta de preparación de los docentes para acometer responsabilidades sociales que van más allá de la disciplina que impartimos. Lo que más sirve es arrimar el hombro por todas partes. 

«Podemos prohibir los móviles pero luego los Gobiernos impulsan que los alumnos utilicen tablets desde Infantil»

En este sentido también se ha conocido estas semanas casos muy graves relacionados con chats escolares en los que se difundían imágenes sexuales de extrema violencia, ¿cómo afecta esto?

La mayoría se produce fuera de horario de escolar pero siempre se pone la responsabilidad sobre los centros educativos y casi nunca sobre los alcaldes. Lo que no se puede hacer es pedir responsabilidades al centro por todo. Ahora tienen que aprender tres idiomas, que lo hagan los profes, aprender innovación, que lo hagan los profes, que necesitamos conciliación, que se joroben los profes… Aquí es muy fácil delegar responsabilidades, pero estos casos se han cocinado en verano después de que los chavales hayan estado tres meses con sus padres pegados al móvil. Es síntoma de que algo no se está haciendo bien. 

¿Y qué pueden hacer los centros educativos al respecto?

Podemos prohibir los móviles en los centros, pero luego los Gobiernos impulsan planes para que se utilicen tablets en clase desde Infantil, es una incoherencia. La prohibición no ha conseguido nada, mi objetivo sería educar para que los estudiantes de secundaria puedan ser capaces de dejar el móvil durante una hora encima de la mesa sin mirarlo. 

¿Estamos lejos? 

Esto no está ni en el horizonte. Ahora hay dos tendencias: o hacen lo que quieran con el teléfono o se lo quitamos. Ahora si prohibimos los teléfonos en el centro, ¿esto me garantiza que no van a utilizar la inteligencia artificial para modificar caras? No. Tenemos que sentarnos y trabajar esto las familias y el profesorado tomando conciencia de que, como dice el dicho africano, para educar a un niño necesito toda la tribu. 

¿La innovación educativa pasa por involucrar a todo el mundo?

Necesitamos familias incondicionales al colegio y colegios incondicionales con las familias para dibujar un proyecto común respetando la infancia. Pero para llegar ahí necesitamos comunicación y compasión por todos lados.