La fusión de la IA y la gastronomía

Expertos hablan sobre cómo esta tecnología plantea tanto enormes posibilidades creativas como riesgos éticos en el sector gastronómico y alimentario

La mesa contó con Esperanza Navarro, Olga Blanco, Paco Torreblanca, Susi Díaz, Jacob Torreblanca y Raúl Martín.

La mesa contó con Esperanza Navarro, Olga Blanco, Paco Torreblanca, Susi Díaz, Jacob Torreblanca y Raúl Martín. / ÁXEL ÁLVAREZ

Moderada por Esperanza Navarro, directora de RSC y de RRHH de Gioseppo, la mesa redonda titulada «El valor de la IA en el sector gastronómico y alimentación» reunió a diferentes profesionales para analizar a fondo cómo la inteligencia artificial está impactando en el ámbito de la cocina, la alimentación y la producción de alimentos. 

Olga Blanco Poves, vicepresidenta de IBM España, Portugal, Grecia e Irlanda, recordó que en 2012 ya se vislumbraban múltiples aplicaciones de la IA en este sector como la capacidad de percibir olores y sabores o la creación de «papilas gustativas digitales». En este sentido, señaló que la IA ya está el día a día de las personas. «Tenemos frigoríficos inteligentes que nos dicen nuestra tendencia de compra o si alguno de los alimentos que hay dentro se va a poner malo. Eso ya existe. La pregunta es. ¿Adónde vamos a llegar mañana?». 

Respondiendo a esta pregunta, Blanco auguró que en un futuro no muy lejano será posible crear hamburguesas personalizadas o predecir sabores adaptados a cada paladar. Pero fue a más al augurar un futuro en el que la IA tiene el potencial de transformar la forma en que nos alimentamos en función de nuestras necesidades nutricionales o de salud específicas. Además, recordó que la IA ya está ayudando de forma directa a optimizar toda la cadena de producción alimentaria y reducir drásticamente el desperdicio de alimentos. En cuanto a los desafíos a tener en cuenta, Blanco Poves abogó por aprovechar estas tecnologías para potenciar la innovación en lugar de temer por su impacto en el empleo. Para ello, defendió promover la educación sobre cómo funciona la IA.

Jacob Torreblanca, reconocido como el Mejor Pastelero Artesano de España y CEO de la prestigiosa Escuela Torreblanca, señaló que «nosotros ya usamos IA, colaboramos y exploramos la tecnología de IBM. Pronto presentaremos nuestro nuevo proyecto gastronómico en el que participan personas caso de éxito con Inteligencia Artificial». A pesar de este acercamiento, reflexionó y planteó incógnitas de cara al futuro. «En un mundo donde todos los pasteleros empleen IA, ¿cómo podremos distinguir unos profesionales de otros? ¿Qué sucederá cuando la creatividad se vuelva más difícil de definir y estudiar debido a la omnipresente influencia de la IA en todos los procesos de producción? Son retos cruciales que deberemos abordar».

A pesar de ello, manifestó su optimismo en que un sector como el la pastelería pueda beneficiarse de la IA. Resaltando que, de momento, la creatividad y talento personal de los grandes pasteleros es un factor irremplazable que la IA no puede replicar completamente, valoró la implementación de la IA en la maquinaria al abrir puertas a la experimentación y la innovación creativa. 

Con más dudas se mostró Paco Torreblanca, mejor pastelero del mundo, al aportar reflexiones sobre la doble vertiente de la IA. Por un lado, reconoció su enorme capacidad para «ayudarnos a innovar y concebir nuevas ideas creativas», pero, por otro lado, advirtió sobre la necesidad de mantener un control responsable sobre el progreso de la IA. «La inteligencia artificial en manos equivocadas o aplicada irreflexivamente puede implicar también riesgos considerables para la sociedad», afirmó, por lo que conminó a mantener un equilibrio entre la innovación que puede proporciona la IA y el control humano sobre su desarrollo e impacto real.

Una aliada más en la cocina

Susi Díaz, chef innovadora de referencia mundial y fundadora de La Finca, también compartió su visión sobre la transformación que está viviendo el mundo de la alta cocina gracias a la IA. En su opinión, la gastronomía va a seguir un camino similar que otras industrias y la IA terminará convirtiéndose en una aliada de enorme utilidad para los chefs y restaurantes. En este punto, puso ejemplos de posibles aplicaciones prácticas como la posibilidad de que la IA facilite la comunicación con clientes extranjeros de cualquier rincón del planeta, venciendo así las barreras idiomáticas. Asimismo, destacó la posibilidad que brinda esta tecnología para analizar tendencias gastronómicas globales sin tener que viajar miles de kilómetros o poder elaborar estudios de mercado.

Muchas ventajas que no permiten «reemplazar, por ahora, el talento, la pasión y la entrega que los grandes chefs imprimimos en nuestras creaciones», recalcó. En su opinión, la esencia humana de la cocina, tan personal y colmada de matices, constituye una «frontera infranqueable para la IA». Por todo ello, Susi Díaz auguró un futuro en el que la IA actuará como un «cocinero adicional en muchos procesos, pero el factor humano seguirá siendo insustituible».

Finalmente, Raúl Martín, CEO de KMzeroHub, vicepresidente de la Fundación Lab y director general de Familia Martínez, habló sobre la transformación radical que la IA está causando y puede provocar en los sistemas de producción, haciéndoles más eficientes y sostenibles. «Tenemos la necesidad de evolucionar hacia modelos alimentarios más saludables y sostenibles, dado que el sistema actual se ha vuelto insostenible», afirmó. 

Describió casos donde la IA se ha implementado en robots que maximizan la recolección de determinados cultivos o algoritmos para descomponer alimentos en sus componentes individuales. «Estamos en una primera era de la IA, pero no es un futuro, es una realidad. Con esta tecnología podemos escoger la fecha y el tipo de cultivo más adecuados para cada momento. Nos facilita hacer cambios y tomar decisiones con las que ser más productivos. Y esto repercute en todo y va a ayudar a conseguir un producto más democrático», indicó. 

En esta línea, se definición como « bastante optimista y tal vez inocente» al defender la IA como una herramienta esencial para transformar la industria alimentaria y afrontar retos urgentes como el cambio climático o la competencia empresarial global».