Un foco de accidentes en el centro de Alicante que se mantiene tras una década

Una mujer se fracturó la muñeca este fin de semana tras tropezarse con uno de estos salientes en Luceros, lo que ha vuelto a suscitar críticas de comerciantes y usuarios ante la falta de visibilidad de estos elementos urbanísticos

Una persona pasa junto a los resaltes en Luceros, este lunes.

Una persona pasa junto a los resaltes en Luceros, este lunes. / PILAR CORTÉS

Alberto Losa

Alberto Losa

La plaza de los Luceros tiene un problema. Los resaltes que separan la calzada de la acera son "un peligro" para numerosos peatones y viandantes, en especial para personas mayores o aquellas con dificultades para moverse. Las pequeñas estructuras de hormigón, en pendiente y de apenas unos centímetros de alto provocan tropiezos y resbalones cada semana. Un problema que constatan los locales de la zona y que llevan a los usuarios a pedir que se sustituyan por otro tipo de bolardos.

"Me caí y me rompí la muñeca. Me dijeron que tenía que denunciar porque se estaba cayendo mucha gente en el lugar. Llamamos a una ambulancia y me trataron fenomental, pero queremos que quiten ese medio y pongan una barrera distinta. Entendemos que está para que los coches no se suban a la acera, pero provoca tropiezos, en especial al bajar del autobús", lamenta María Jesús, una de las afectadas.

Una mujer pasa junto a los resaltes de Luceros.

Una mujer pasa junto a los resaltes de Luceros. / PILAR CORTÉS

No es la única que ha sufrido algún percance: "El padre de una amiga se ha caído ya dos veces. No entendemos cómo la gente se cae tanto y no hacen nada", apunta Liseth, que pasea junto a otra mujer por Luceros. Francisca, una vecina de la zona, apunta que los resaltes "están fatal", ya que "se confunden con el color de la acera" y se dan caídas en especial cuando la gente se baja de los autobuses.

En una parada espera a un vehículo Antonio, una persona mayor: "Eso es horrible, ahí se ha caído mucha gente. Vas andando, no lo ves, y te tropiezas con ellos".

En los comercios hosteleros de la zona, constatan estas habituales caídas: "Prácticamente todos los días vemos a alguien que se resbala o que se tropieza", señala el responsable de uno de los bares.

Los problemas con los resaltes de Luceros no son nuevos. Tras la remodelación de la plaza en 2010, se produjeron numerosas caídas, hasta tal punto que en 2013 se plantearon alternativas como pintar los bloques de hormigón o instalar algún tipo de barandilla para evitar el paso. El arquitecto de la plaza, Javier García Solera, rechazó entonces pintar los resaltes, ya que alterarían el diseño de la plaza, aseguraba, y optaba por una solución que consideraba más "estética", como era la instalación de una barandilla, que tampoco llegó a realizarse.