El Gobierno destina 18 millones para controlar la calidad del agua de las cuencas del Segura y Júcar en Alicante

El Ministerio para la Transición Ecológica saca a licitación el contrato del servicio que se encarga de determinar el estado ecológico y químico de los caudales superficiales y subterráneos de casi 6.000 kilómetros cuadrados en la provincia

El embalse de la Pedrera en Orihuela

El embalse de la Pedrera en Orihuela / Tony Sevilla

L. Gil López

L. Gil López

Ríos, lagunas, fuentes, manantiales, acuíferos, embalses, ... una ingente cantidad de agua en la provincia, pero ¿quién controla este preciado bien? ¿y cómo? La directiva marco del Parlamento Europeo y la Ley de Aguas recoge que se establecerán programas de seguimiento del estado de los caudales con el fin de tener una visión general y completa de su estado.

Y es que las redes de control del agua son fundamentales en la evaluación del estado de las masas de agua tanto superficiales y como subterráneas. 

Para ello, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha sacado a concurso por casi 131 millones de euros la contratación del servicio de seguimiento para determinar el estado de las aguas continentales y el control adicional en zonas protegidas en las demarcaciones hidrológicas intercomunitarias, dividido en nueve lotes, uno por cada confederación.

La del Duero se lleva la mayor cuantía, 13,5 millones de euros, y de las dos que atañen a la provincia de Alicante, la del Segura la que menos, con seis millones, mientras que la del Júcar tiene un presupuesto aproximado de 11,9 millones.

El Ministerio considera «necesario» sacar a licitación los programas de seguimiento de las aguas al considerar que los medios de los que disponen las confederaciones hidrográficas «no son suficientes» para la realización completa de los trabajos.

Además, reconoce que la Comisión Europea ya avisó de que estos planes en España «se han reducido significativamente» desde el año 2008, por lo que requiere que el Gobierno «ponga los medios para restablecer dichos programas» en todas las demarcaciones hidrográficas.

Los trabajos consisten básicamente en realizar programas de seguimiento para determinar el estado o potencial ecológico y químico de las masas de agua superficiales y subterráneas, así como de los caudales protegidos.

Asimismo, la información recabada se incorpora en el sistema de intercambio de información sobre el estado y calidad de las aguas continentales, esto es, de las superficiales y de las subterráneas.

Noventa masas

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), aunque no tiene competencias en el saneamiento de las aguas ni tampoco en la gestión de los servicios de evacuación y tratamiento de residuales, sí que juega un papel muy importante relacionado con el estudio y análisis del estado cualitativo y cuantitativo de las masas de aguas subterráneas que existen en toda la demarcación.

Son un total de 90 masas de agua que se reparten en una extensión de más de 390 kilómetros cuadrados. Junto con los embalses, son cerca de un centenar de fuentes, embalses manantiales y pozos o sondeos, que ocultan al ojo humano gran parte de su caudal; una ingente cantidad de agua que, en muchos casos, resulta imprescindible para complementar el suministro de agua potable de pueblos y ciudades, según fuentes de la CHJ.

Un afluente del río Serpis en El Comtat.

Un afluente del río Serpis en El Comtat. / Juani Ruz

Con el objetivo de asegurar un abastecimiento de calidad y una óptima conservación de estas masas de agua (acuíferos), la CHJ realiza dos campañas anuales para tomar muestras, analizar y evaluar la calidad y el estado de las aguas subterráneas. 

La primera se realiza en primavera, coincidiendo con la época de aguas altas, y la segunda comienza en otoño, antes de las grandes lluvias y después de dejar atrás tiempos de mayor demanda hídrica, en especial la agrícola y de mínima recarga de precipitaciones.

Metales y contaminantes

En total, se realizan más de 600 muestras a lo largo del año en más de 310 puntos distribuidos por la demarcación, y se evalúan cerca de 35.000 parámetros químicos (hidroquímicos, metales, contaminantes industriales y una amplia batería de más de 60 plaguicidas) que permiten realizar una radiografía de cómo se encuentra este recurso hídrico tan importante, añaden las mismas fuentes.

Por lo que respecta a la demarcación hidrográfica del Segura, hay 96 masas de agua superficiales continentales, de las cuales 90 se clasifican en la categoría río y 6 en la categoría lago, teniendo todas ellas, como mínimo, un punto de control asociado.

Periódicamente se realizan controles en zonas protegidas, como las zonas de captación de agua para abastecimiento, las masas de agua declaradas afectadas por nitratos, las zonas sensibles, las zonas de protección de hábitat o especies y en las reservas naturales fluviales.

Aparte de estos controles, la CHS dispone de un laboratorio de análisis de aguas (ubicado en el embalse murciano de Santomera) que lleva a cabo controles: de vertidos a dominio público hidráulico, de la cuenca vertiente del Mar Menor y de seguimiento de la concentración de boro en embalse oriolano de La Pedrera. En este último caso, se trata de evaluar la posible afección por boro en la incorporación de aguas desaladas de la planta desalinizadora de Torrevieja al pantano, explican fuentes de la CHS.

La licitación del contrato incluye controles de especies exóticas invasoras, como el mejillón cebra en la cuenca del Segura, y de algas en los embalses.