HACE 50 AÑOS

Hace 50 años en Alicante: Las motos toman la Explanada

Los actos por San Nicolás dejan un desfile singular de la Policía, desaparecen los quioscos de Pío XII y también se ultima el derribo definitivo de las Casitas de Papel

Alarma por la basura que arrastra el río Segura en su desembocadura

Hace 50 años en Alicante: del 3 al 9 de diciembre de 1973

Perfecto Arjones

FOTOS DE PERFECTO ARJONES

Tanques en la Universidad de Atenas que dejaron decenas de crímenes a manos del Régimen griego; el estrangulador de Boston, asesinado en la cárcel; veinte muertos en Italia por una cruel ola de frío; la primera crisis del petróleo… En las últimas semanas de 1973 hubo pelea para ver qué suceso ocupaba más espacio en las portadas de Occidente. Alicante, en cambio, vivía su particular bucle infinito. Las noticias de entonces suenan hoy actuales: obras, falta de zonas verdes y suciedad.

Emilio Larrodera, director general de Urbanismo, visitó la ciudad aquel noviembre de hace 50 años y afirmó: «Las zonas verdes no son un lujo, sino una necesidad». Nadie le hizo caso, basta patearse hoy un par de barrios. Varios concejales tomaron posesión entonces; uno de ellos, Tomás Badías, expresó que quería «una Alicante más limpia». Ni rastro hoy. El humorista Enrique, siempre tan preclaro, publicaba en INFORMACIÓN una viñeta que decía algo así: «¿Invadir Alicante? Imposible. Disponen de un mecanismo de defensa oloroso muy eficaz».

La ciudad, con todo ello a cuestas, afrontaba la Navidad concienciada por la contaminación lumínica y el ahorro energético. El alcalde, García Romeu, informaba a los alicantinos: «Hay que dar ejemplo, no se encenderán escaparates fuera del horario comercial». Empresarios de renombre como el joyero Gomis secundaban la iniciativa. Chapeau. Mientras, en el norte de la provincia el frío comenzaba a apretar y Aitana lucía la primera nevada de la temporada. Además, la gente ya pensaba en los menús de Nochebuena y preguntaba por los dulces de Xixona, que iban a ser más caros ese año por la subida de precio de la almendra y la miel. 

La remodelación de la ciudad seguía su curso y a la ciudad ahora le molestaba el ferrobús que hacía parada en Canalejas: poco usuario para tanta incomodidad que generaba el apeadero. Hacía no mucho ya se había quitado el pabellón de electrificación y sería cuestión de tiempo que el paseo quedara libre de vías y trenes. Por su parte, los vecinos del Pla decían adiós al quiosco de la plaza de Pío XII para hacer las aceras más anchas. Desaparecía así una estampa que hoy se ve de otro tiempo, aquellos puestos, casi los últimos, donde el alicantino podía degustar pajaritos fritos. Otra estampa de entonces sigue vigente hoy: la del paisano revisando las obras con las manos a la espalda. El Bar Nuevo, al fondo de la imagen y al que tanto se le añora hoy, seguía pulsando el día a día de los vecinos. Otra barriada que veía cambiada su fisonomía era el de las Casitas de Papel, en los alrededores de lo que hoy es Juan XXIII, cuyo derribo definitivo era inminente. Sus vecinos, recolocados allí de manera provisional hacía una década tras la pérdida de sus viviendas de Babel en la riada de 1962, malvivían hacinados en un barrio sin condiciones y lleno de insalubridad.

En aquella semana se aprobó también el proyecto de la Vía Parque, que iba a costar 600 millones de pesetas y otros 178 en expropiaciones

De la necesidad al lujo. Dos mundos en apenas unos minutos. Un nuevo hotel comenzaba a erigirse en El Cabo de la Huerta, el Sidi, todo un referente y un reclamo para la farándula española durante décadas. En aquella semana se aprobó también el proyecto de la Vía Parque, que iba a costar 600 millones de pesetas y otros 178 en expropiaciones para poder construirla. Y en aquellos días un asesinato en La Florida había consternado a la sociedad; el fiscal pedía veinte años de prisión a una mujer por matar a su marido a cuchilladas.

Por la festividad de San Nicolás las motos Sanglas de la Policía Local tomaron la Explanada, dejando un desfile con una foto insólita y auténtica en el paseo por excelencia de Alicante ante el asombro y curiosidad de los paseantes. El alcalde, tras la pertinente misa en la concatedral, se dirigió a sus hombres: «Lo vuestro no es profesión, sino vocación». Por cierto, uno de los problemas de una sociedad cada vez más motorizada eran los accidentes de tráfico y a partir del 1 de enero todos los coches debían tener cinturón de seguridad. Eso sí, no era obligatorio, únicamente se recomendaba su uso. Se calculaba que esta resolución salvaría un millar de vidas en 1974. Y desde Guardamar llegaban las quejas sobre la basura que se apelmazaba en La Gola, la desembocadura del río Segura. «Nadie la recoge, ni unos ni otros», expresaban los paisanos afectados.

Entre toda esa vorágine de noticias, Perfecto Arjones y su cámara recorrían la provincia para que hoy, cinco décadas después, luzcan reportajes como éste.