Los refugios antiaéreos secretos de Alicante

Galerías subterráneas de la Guerra Civil perduran en la ciudad bajo el salón de una vivienda, de un conocido bar, de un céntrico convento y en unos canales de suministro de agua potable de la época musulmana

Alicante es la ciudad de España con más refugios antiaéreos recuperados visitables

Rafa Arjones

F. J. Bernabé

F. J. Bernabé

Alicante fue una de las ciudades más castigadas por los bombardeos durante la Guerra Civil. Cuando las sirenas sonaban, la prioridad era ponerse a salvo. La gente corría hacia el refugio antiaéreo más cercano. Fueron muchos los que se construyeron en la ciudad, algunos muy conocidos tras su rehabilitación y que incluso pueden ser visitados. Pero hay otros, menos difundidos, más secretos, que merece la pena comentar por su singularidad.

Uno de ellos está en el barrio de San Gabriel y es incluso visitable. La entrada está en un bar, que se llama precisamente «El Refugio», y que es la cantina de la Sociedad Cultural Deportiva San Gabriel. Para visitarlo solo hay que entrar al bar y pedir en la barra las llaves que amablemente prestan.

Un refugio entre tapas y vinos en San Gabriel

Rafa Arjones

Tal y como explica Pablo Reig Cruañes, inspector en el departamento de Memòria Alacant del Ayuntamiento, «este refugio se descubre cuando se va a construir la nueva Sociedad Cultural Deportiva de San Gabriel y se plantean los cimientos. Entonces descubren que hay una galería subterránea y se constata que era un antiguo refugio antiaéreo, particular, que construyeron vecinos del barrio, concretamente los que habitaban las casas que había encima, y que lo usaron ellos durante la Guerra Civil».

Se accede a través de una puerta que hay en la terraza interior del bar. Una escalera baja hasta la primera galería, donde se pueden encontrar algunos cascos y lámparas de luz, además de alguna máscara antigás antigua que da cierta ambientación. Una vez que se recorre la parte inicial comienzan a aparecer una serie de zonas abovedadas con asientos para cuatro o cinco personas y luego un banco corrido a lo largo de toda la galería de aproximadamente 13 metros y que recorría al menos tres de las antiguas viviendas que había y estaría situada bajo los patios traseros de las casas.

El refugio está excavado en una duna fósil, lo que facilitó su construcción. Pablo Reig detalla que «la primera capa de la cubierta es piedra compactada por reacciones químicas en la parte de la duna que estaba en contacto con la atmósfera y que se fue petrificando, pero las capas inferiores son fácilmente excavable».

Se trata del único refugio hecho por particulares recuperado y es muy pequeño, no tiene las dimensiones normales de los que hizo la Comisión de Defensa Pasiva, encargada de construir la gran mayoría de los que hay en Alicante. Tiene cinco bóvedas para unos cinco adultos sentados cada una, más capacidad para otros 15 adultos más sentados en el banco, además de todos los que pudieran caber de pie. Probablemente no solo acogía a las familias de las tres viviendas, también a los vecinos más cercanos que se vieran sorprendidos por las alarmas, pese a que cerca había un refugio público, a unos 200 metros, en la calle que se llama precisamente El Refugio.

Bajo un chalé

Otro caso singular y poco conocido es el que se descubrió bajo un chalé en Ciudad Jardín. Para acceder a él, hay que entrar en la vivienda y bajar a la planta inferior. En un lado del salón hay una trampilla que da acceso a una escalera que baja hasta lo que fue también un refugio antiaéreo.

El singular refugio antiaéreo descubierto bajo un chalé en el barrio de Ciudad Jardín de Alicante

Rafa Arjones

Tiene una longitud total de 113 metros según el plano que se conserva, con una sola galería, pero en forma de «T». La que sería la boca original de entrada, que daría al exterior de la vivienda, está tapada, al igual que las otras dos salidas que distan una de otra unos 50 metros. Se encuentra muy bien conservado y tan solo tiene algunas humedades en la entrada. Tiene restos de los lugares donde se depositaban las velas para tener algo de luz.

José Álamo, propietario del chalé bajo el que hay un refugio antiaéreo.

José Álamo, propietario del chalé bajo el que hay un refugio antiaéreo. / Rafa Arjones

Se trata de un refugio público que está en el catálogo de los hechos por la Comisión de Defensa Pasiva de la ciudad, porque en esta parcela no había nada construido entonces. Al parecer, el Ayuntamiento tuvo conocimiento de este refugio en una intervención por unas obras en las que había aparecido una galería que requería valoración. Resultó ser el refugio número 27, con una capacidad para 700 personas, según consta en la ficha que se conserva en los archivos municipales, de 113 metros lineales de galería, de una anchura de 1,25 metros y dos metros de altura.

Son patrimonio público pese a que se encuentren bajo terrenos de propiedad privada

Reig subraya que «es un patrimonio que no es del propietario, aunque lo tenga en su terreno, pero la única manera de darle uso es hacer una entrada por alguno de los accesos que hay en la vía pública, algo que de momento no se contempla».

«En Memòria Alacant tenemos conocimiento de que algunas personas empezaron a excavar refugios y recabaron ayudas para culminar la excavación en época de guerra, y cuando recibían ayuda publica pasaban a ser públicos», según detalla Pablo Reig, sobre todo en las faldas del monte Tossal o del Benacantil, que se hacían aprovechando la ladera o excavando directamente sobre ella.

Para José Álamo, propietario de la vivienda, «fue como un regalo, porque en mi naturaleza está apreciarlo, respetarlo, cuidarlo, mientras que Dios quiera, porque, aunque esté debajo de mi tierra, yo se que no es mío, pero tal y como está el mundo, algún día la humanidad lo puede necesitar».

Un canal de agua reconvertido

No es propiamente un refugio antiaéreo, pero se utilizó para tal fin durante la guerra civil. Era un antiguo canal de extracción de agua para la ciudad de la época de la medina musulmana, cuando «pinchaban» la montaña para sacar agua. La entrada esta situada al final de la calle Padre Mariana, junto a la ladera del monte Tossal.

El viejo canal de extracción de agua de Alicante convertido en refugio antiaéreo

Rafa Arjones

El canal penetraba en la montaña a través de dos ramales de unos 110 metro cada uno. En total unos 200 metros de galerías principales y con tres salidas. Pablo Reig explica que es difícil calcular la capacidad que tendría «por la discrepancia que hay entre el plano que había de la guerra civil y el plano que hemos hecho una vez que abrimos la galería, ya que encontramos todo un ramal que no aparecía en el plano primigenio. Pero por el tipo de galería sin asientos cabrían unas 600 o 700 personas».

Al entrar hay zonas bastante encharcadas y se aprecia algún derrumbe. También se observa una alacena pequeña como las que se encontraban en muchos refugios para albergar velas o vendas para la gente que pudiera llegar con alguna herida.

Hasta hace algunos años, en la acera junto a la plaza que hay frente al colegio de los Padres Franciscanos, una gran señal en forma de flecha con la palabra «Refugio» dirigía hacia el lugar de acceso.

Bajo un convento

Custodiado por sor Úrsula, la monja momificada que se conserva en el convento de las Capuchinas, en la calle Bailén, se encuentra otro refugio antiaéreo de la Guerra Civil poco conocido. Y es precisamente la circunstancia de estar actualmente bajo el suelo de un convento y su iglesia anexa lo que hace que poco haya trascendido de su existencia y que, pese a ser el más grande de los que se construyeron en Alicante, no se pueda visitar.

El refugio más grande de Alicante custodiado por Sor Úrsula, la monja Capuchina momificada

Rafa Arjones

Se calcula que su capacidad podría ser de unas 2.500 personas, con un plano cuadrado que triplica la superficie de el que hay en la plaza de Séneca. Tenía una entrada por la calle Quevedo y otras dos por la calle Bailén. Actualmente el único acceso se encuentra nada más entrar a la iglesia, a la derecha.

Lugar donde se encuentra la entrada al refugio bajo el Convento de la Capuchinas.

Lugar donde se encuentra la entrada al refugio bajo el Convento de la Capuchinas. / Rafa Arjones

Este refugio se hizo «a cielo abierto» y cuando destruyeron el convento que tenían las monjas Capuchinos donde actualmente se encuentra en Banco de España, en la Rambla, construyeron el nuevo cerca, sobre el refugio.

Pablo Reig comenta que «constructivamente es muy similar al de Séneca, de cubierta plana, construido a cielo abierto. Es algo más corto cada lado, pero la superficie total triplica al de Séneca».

Cabría la opción de que se recuperara alguno de los accesos desde la vía pública y aislar de alguna manera la parte que está dentro del monasterio, una posibilidad que de momento no ha prosperado.

Según Pablo Rosser, jefe del departamento de Memoria Histórica, «al parecer se baja de vez en cuando, incluso hay quien dice que ha venido a ver a sor Úrsula y ha bajado a la cripta, que se encuentra aislada del resto del refugio». También cuentan que hace solo unos meses se pudo reabrir para el enterramiento de una monja que había fallecido, algo que de ser verdad sería llamativo, teniendo en cuenta que los enterramientos en los cascos urbanos están prohibidos desde antes de mediados del siglo XIX.

Los primeros refugios se empezaron a construir en Alicante cuando se iniciaron los bombardeos que sufrió la ciudad en noviembre de 1936, y hasta el año 1939.

Alicante es la ciudad española con más refugios recuperados visitables

Los refugios que se pueden encontrar en Alicante son de varios tipos. Los que más se conocen son los que construyó o coordinó la Comisión de Defensa Pasiva de la Ciudad de Alicante, «que se hicieron primero con dinero del Ministerio de la Guerra y luego del propio Ayuntamiento, que finalmente se fueron cobrando con impuestos a los ciudadanos», tal y como explica Pablo Rosser, jefe de Memoria Histórica del Ayuntamiento.

Alicante es la ciudad de España con más refugios antiaéreos recuperados visitables

Rafa Arjones

La Comisión construyó más de 90 que se tienen reseñados, son municipales y se hicieron la mayoría en vías públicas o en centros públicos municipales o la Diputación. «Esto es el grueso que nosotros tenemos, conocemos, controlamos y algunos de ellos los hemos abierto al público», detalla Rosser.

Luego estaban los que debían construir industrias y fábricas. «Salió una ley a nivel nacional de Defensa Pasiva que obligó a hacerlos, al margen de los que pudiera hacer la Comisión. Estas industrias debían construir los suyos, por ejemplo Tabacalera, donde hemos encontrado dos, o los de las fábricas de la zona de Babel», comenta Pablo Rosser. De hecho ahora se está rehabilitando un refugio que ha aparecido en las obras de construcción de una urbanización de viviendas en Benalúa Sur.

«Son dos maneras de construir refugios, los primeros los tenemos controlados los segundos no porque no hay una lista... Se van encontrando según se va construyendo», subraya Rosser, quien añade que «luego hay un elemento nuevo que a veces nos confunde que son los habitáculos secretos que en muchas viviendas se hacían para el estraperlo, de hecho el de San Gabriel yo llegué a pensar que se dedicaba a esto; puede ser un refugio, puede ser estraperlo o las dos cosas».

Visita teatralizada el refugio de la plaza de Séneca.

Visita teatralizada el refugio de la plaza de Séneca. / Rafa Arjones

Lo que es una realidad es que hoy en día Alicante es la ciudad de España con más refugios abiertos al público, «y en una ciudad donde el patrimonio no está muy bien considerado y donde creemos que no hay nada, decir que tenemos una red de refugios abiertos al público que es la mayor de España, no está mal», apunta Pablo Rosser.

Además, esta característica es destacable desde el punto de vista del interés turístico. Para sorpresa del propio Ayuntamiento, se ofrecieron una serie de propuestas turísticas a los cruceristas y descartaron prácticamente todas y dejaron la Memoria Histórica, porque era lo que diferenciaba a Alicante de otros destinos.