El Negociador que nunca subió a un 600

Miguel Valor, el Negociador que nunca subió a un 600

Miguel Valor, el Negociador que nunca subió a un 600 / INFORMACIÓN

Carlos Mazón Guixot

Carlos Mazón Guixot

Quizá pueda contarlo ahora. Aunque quizá no, pues no tiene la posibilidad de desmentirme. Recién llegado a la Fundación que gestiona el antiguo patrimonio cultural de la Cam, con la que tanta relación tuvo, me llamó. Me ofreció la gerencia. Estaba convencido que yo podría ayudarle. Por aquel entonces yo tenía más enemigos que amigos, situación que otorga tantas enseñanzas como sinsabores. Viajaba en 600, esa situación en la que, como se dice en política te caben los aliados en ese maravilloso y clásico SEAT. Pero a él le daba igual. No te preocupes Carlos, que eso yo lo puedo negociar. Tú piensalo y el viernes me dices algo. Decliné. Pero volvió a darme esas lecciones que solo los clásicos, con poca palabrería y mucho oficio pueden y saben dar. 

Miguel nunca viajó en 600. Nunca tuvo enemigos declarados. 

Mira Carlos, me dijo muchos años antes ,cuando yo estaba recién llegado a Nuevas Generaciones, si tienes menos de un 70% de los votos de un congreso, pacta. Y si tienes más, integra. 

Miguel formaba parte de toda una generación que no se ha ponderado aún.

Heterogénea, sin duda, pero con un nexo común: la afición.

Siempre busqué aprender de ellos. Lo bueno y lo malo, que también lo tenían. 

Un rato con Moscú, García Miralles, Juan Antonio Montesinos, Rafa Martinez Campillo, Pepe Cholbi, y tantos otros, estuvieran en su apogeo o ya retirados siempre sabe a oro de experiencias, de oficio, pero sobretodo de afición a la política.

Trajeron la democracia, el Estatut, una Diputación moderna y mucha negociación. No seamos románticos que también tenían sus cuitas y cosas peores, pero nunca jugaron con lo que no tocaba jugar. Jamás. 

Miguel nunca fue el número 1 a nada y la única vez que lo intentó no lo consiguió. La candidatura a la alcaldía de Alicante.

Nunca hablaba en las ejecutivas, salvo para emitir el informe preceptivo, pero antes y después del momento oficial, no paraba de negociar. Tejía y tejía.

Como tejió el Marq y la base de lo que hoy conocemos como política cultural de la Dipu.

Negociaba hasta los kilómetros de desgaste de las ruedas de un coche desde Alicante hasta les Corts para que ningún alicantino perdiera ni un céntimo ante un valenciano ( la anécdota entera es desternillante).

Como buen alcoyano era ciudadano del mundo y se cuentan por centenares las manifestaciones culturales y musicales autóctonas de nuestra provincia que han visto luz gracias a él.

Todos, en el PP y en el resto de partidos, alguna vez hemos negociado con Miguel, y nunca ninguno sentimos haber perdido en la negociación. Por eso nunca fue en 600.

Descansa en paz un alcalde alcoyano de Alicante. Un gestor del centro político que sí existió.

Prudente y audaz. Amante de raíces, de esas que aún nos pueden brindar flores si le echamos….afición.