Una habitación en Alicante con vistas… al amianto

Vecinos del Centro denuncian que conviven día a día con una fachada de fibrocemento junto a sus dormitorios

Consideran que el material, instalado hace más de medio siglo, ya ha llegado al fin de su vida útil y piden que se elimine para garantizar su salud

Una vecina denuncia que las ventanas de sus dormitorios dan la fachada del edifico vecino con fibrocemento.

Una vecina denuncia que las ventanas de sus dormitorios dan la fachada del edifico vecino con fibrocemento. / Jose Navarro

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

María Piedad abre cada mañana la ventana de su habitación para ventilar la casa, pero pese a que vive junto al Castillo de Santa Bárbara, sus vistas no son las de la fortaleza del Benacantil, sino completamente diferentes. El edificio situado junto al suyo, a escasos metros de las ventanas del bloque, cuenta con una fachada completa recubierta de amianto desde hace más de 55 años. Un peligroso material que María Piedad y sus vecinos han reclamado al Ayuntamiento en varias ocasiones que sea retirado, pero la administración local no lo considera necesario. Mientras, pasan los años y ellos siguen temiendo por su salud.

El bloque, situado entre la Rambla de Méndez Núñez y la plaza de San Cristóbal cuenta con uno de sus muros laterales recubierto por completo de fibrocemento, un compuesto que ya en 1977 la OMS calificó de producto cancerígeno y que, en España, su venta y uso está prohibido desde el año 2002. "Lleva más de 50 años puesto, cuando debería cambiarse como mucho a los 30 años", lamenta esta vecina. En este sentido, María Piedad hace referencia al Real Decreto 1406/1989 por el que se ponen limitaciones a la comercialización y uso de sustancias peligrosas. De acuerdo con el documento publicado en el Boletín Oficial del Estado, "el uso de productos que contengan fibras de amianto que ya estaban instalados o en servicio antes de la fecha de entrada en vigor de la presente Orden, seguirá estando permitido hasta su eliminación o el fin de su vida útil".

Aunque el texto no fija un plazo máximo para que se considere agotada dicha vida útil, sí lo hace el Instituto de Salud y Seguridad en el Trabajo (INSST) quien fija el fin de la funcionalidad del amianto en los 30 años desde su fabricación, punto donde este comienza a descomponerse y a expulsar fibras.

Un dato que podría extenderse hasta los 50 años, según la Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relacionados con la exposición de amianto, que señala que "el Parlamento Europeo considera que los materiales con amianto poseen habitualmente un ciclo de vida de entre 30 y 50 años desde que se fabrica el producto, puesto que a partir de esa fecha iría deteriorándose y perdiendo propiedades".

La fachada del edificio colindante, recubierta de amianto.

La fachada del edificio colindante, recubierta de amianto. / Jose Navarro

En cualquiera de los casos, destaca la vecina, se habría sobrepasado ese límite, ya que el citado inmueble data de 1967. Por ello, ya en el año 2022, la comunidad de propietarios registró una instancia en el Ayuntamiento alertando de "la preocupación de los vecinos por el estado en que se encuentran las placas de fibrocemento que cubren la fachada posterior del edificio colindante" y advirtiendo de que, a su juicio, "la vigente legislación exige la retirada de toda instalación de fibrocemento que por su deterioro pueda suponer un riesgo para la salud". Motivos por los que los vecinos reclamaban "que se requiera a la mencionada comunidad que lleve a cabo una evaluación del estado de su fachada y, en función de lo que dicho estudio dictamine, procedan a sustituir o retirar las mencionadas placas".

Al recibir la petición, el Ayuntamiento realizó una inspección al inmueble objeto de conflicto el 14 de marzo de 2022 señalando que "no hemos apreciado signos externos y aparentes que justifiquen una inspección mas detallada sobre el estado de conservación del revestimiento de la pared medianera a la que se refieren los propietarios del edificio colindante", por lo que la administración local procedió a archivar el expediente.

Una decisión que no ha hecho bajar los brazos a los vecinos, que continúan reclamando una solución a un problema en el que consideran que está en juego algo tan importante como su salud.