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Crimen en Barcelona

Manuel Vázquez Montalbán. INFORMACIÓN

Los premios longevos tienen de bueno que, cuando se conceden, me hacen recordar las novelas que ya lo obtuvieron y que leí tiempo atrás. La memoria es curiosa. He vuelto a leer Los mares del Sur (Planeta 1979). De ella, solo era capaz de recordar algo del planeamiento, pero, sobre todo, su final. Pero nada del argumento central. Y eso que me embelesó en su día. Fue una de esas lecturas que había en casa, de aquellas ediciones de los premios Planeta, ganador y finalista, que Círculo de Lectores editaba en un solo volumen. Mi padre las leía casi todos los años y, según creía que me podrían gustar, me indicaba, en mi adolescencia, que leyera alguna en concreto. Siempre lo hizo a lo largo de toda su vida. Una de aquellas recomendaciones de adolescente fue el caso de Los mares del sur, ganadora del premio el mismo año de su publicación.

Ahí descubrí a Manuel Vázquez Montalbán y a un personaje con el que he compartido incontables horas de lectura a lo largo de muchos años, el detective privado Pepe Carvalho. Este personaje protagoniza muchas de las historias escritas por su autor. Incluso, ya muerto, su propia familia encargó a otro escritor de novela policiaca una aventura más del detective (Carlos Zanón, Carvalho. Problemas de identidad (2019). Vázquez Montalbán creó con Carvalho un personaje particular, muy singularizado, pero en la línea de casi todas las narrativas occidentales (norteamericana, nórdica, francesa, italiana, etc.) de novelas policiacas: un detective atípico que se caracteriza por unos rasgos singulares; en su caso, su adscripción al partido comunista en plena transición española, su afición a la buena comida y su aversión sarcástica hacia todo lo que suponga burguesía barcelonesa tradicional. Y, como es habitual también en el género, aparece acompañado de unos personajes secundarios, que ayudan tanto a la trama como a la construcción total del personaje principal, y que introducen muchos de sus matices: Biscuter, una especie de ayudante en asuntos culinarios; y Charo, una prostituta que es «como» su novia. Frente a ellos tres, la dualidad extrema de la sociedad barcelonesa: la alta burguesía y el bajo lumpen; siempre como dos caras de una misma realidad enmarcadas en la España de finales de los setenta, la España de los primeros años de la transición. Es decir, la configuración de un noir barcelonés convertido en un parámetro clásico de la literatura española.

La novela nos cuenta el último año de la vida de un muerto: Stuart Pedrell. Es un constructor que decide evadirse a los mares del sur, que está desaparecido durante un año; y que aparece muerto en un solar en construcción de su propia empresa. A partir de ahí, mediante el encargo de su viuda, Pepe Carvalho comienza su investigación, durante la cual, el lector conocerá a diferentes personajes de esos dos ambientes antagónicos descritos en una Barcelona que se convierte en el marco perfecto para las andadas de todos ellos y, como ocurrirá en sus novelas posteriores, en casi un personaje más de las historias. Siempre con una gran contención que consigue la fuerza de la novela. Los mares del sur se convierten en una metáfora perfecta con la que expresar el deseo de ser feliz. Todo en la novela está perfectamente cohesionado y resulta coherente, como es su propio final, en consonancia con el género de la novela: la vida siempre es dura y trágica para el detective y no puede dejar nunca indiferente al lector. Y no me dejó, por ello ya adelanté que lo recordaba perfectamente.

Y ¿Por qué deberíais de leer esta novela? En primer lugar, porque a los amantes del género les va a gustar y a los que crean que no lo son, verán que estaban en un error. Y porque es un tremendo punto de inflexión en la novela policiaca española que marca los cánones de modernidad del género, pues crea escuela, a juzgar por el trabajo de muchos escritores posteriores. En mi caso, su relectura, además de porque formaba parte de la pequeña biblioteca de mi padre y de mis primeros años de formación como lector crítico, porque me ayuda a comprender que el irse a los mares del sur no suele ser una buena solución para la vida.

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