La putrefacción del poder

El dibujante e ilustrador Pep Brocal lleva al cómic el Libro de las bestias, la colosal obra que Ramon Llull escribió a finales del XIII y que hoy está más de rabiosa actualidad que nunca

La putrefacción del poder

La putrefacción del poder / porAnnaabella

Anna Abella

«Es incalculable el perjuicio que se deriva de tener un gobierno podrido. De un lado, por el mal que hace. Del otro, por el bien que podría hacer y no hace». Esta reflexión, de rabiosa actualidad en estas semanas de poselecciones y preelecciones, pero aplicable no solo a cualquier nivel de la política, sino a toda la sociedad, tiene siete siglos. La escribió Ramon Llull (1232-1316) en el Libro de las bestias, a finales del XIII. «Pero tiene una lectura atemporal y universal, plenamente vigente. Es una obra colosal, una fábula en la que los animales son la excusa para hablar de la condición humana. Una sátira sobre el comportamiento humano a la conquista del poder. «No hemos evolucionado, lo vemos a diario: la gente hace todo lo posible para mantenerse en su silla», constata el dibujante e ilustrador Pep Brocal (Terrassa, 1967), que ha asumido el reto de llevar al cómic esta pieza del escritor, filósofo y teólogo nacido en Palma de Mallorca, «probablemente el autor más influyente de las letras catalanas», afirma.

«Procurando ser fiel al texto original y manteniendo su esencia», pero llevándolo a su propio terreno gráfico, Brocal borda esta cuidadísima edición del Libro de las bestias, publicada por Bang Ediciones en catalán, castellano y francés (con tres portadas distintas), con prólogo del filólogo y experto en Llull Joan Santanach.

La putrefacción del poder

La putrefacción del poder / porAnnaabella

Funcionar por jerarquía

«El paralelismo con el momento actual es inevitable. En el libro ves cómo se pelean: los animales se han reunido para elegir a su rey y por mayoría escogen al león. Pero los herbívoros preferían al caballo. El zorro ve que puede aprovecharse de ello y hacer una carrera propia en solitario para conseguir poder. A él le da igual quién manda. Maquina para quitar de en medio a los que le molestan y escalar hasta situarse al lado del rey», explica el autor de Inframundo (Astiberri, 2019. Premio ACDCómic de la crítica).

La putrefacción del poder

La putrefacción del poder / porAnnaabella

«El poder corrompe, sí: la manera amable de llamarlo es la seducción del poder, yo creo que es la putrefacción del poder -opina Brocal-. En estas elecciones, hemos visto que, sin llegar a la sangre, los políticos son capaces hasta de vender a su madre y de pactar con quien sea. Somos animales políticos, funcionamos por jerarquía de poder. En un partido, en un aula de P3... Siempre hay un líder y sus acólitos, el que no habla, el marginado, el bufón, el artista… toda la sociedad está reflejada en cualquier grupo humano».

El Libro de las bestias es el séptimo de los diez capítulos que forman el Llibre de meravelles, la obra más popular de las 265 de Llull, que además de en catalán escribió en árabe, latín y occitano. «Y sobre multitud de temas: filosofía, teología, ciencia, retórica, derecho, novela, poesía, autobiografía... Solo le faltaba el cómic. Para eso ya vengo yo a ayudar», bromea el dibujante. «El sabio mallorquín concibió el Llibre de les bèsties como obsequio para el entonces joven rey Felipe el Hermoso de Francia. Para que pudiera distinguir los buenos consejeros de los malos y detectara si tenía un zorro en su Corte».

Depravación

Una de las licencias que se toma el dibujante es cambiar el sexo al zorro Renard, que en catalán ya es la femenina guineu. «Se mueve por ansia de poder, pero es astuta y lista. Es la protagonista, sin ella no habría historia. En el cómic es el único personaje femenino además de la leoparda, que sufre una violación. También lo es la serpiente, que arrastra una carga negativa desde que llevó a la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Pero Llull la trata muy bien: le da un rol de personaje serio y razonable».

Relata el autor de Cosmonauta que Llull «quería que su obra sobreviviera en el tiempo y se tradujera al máximo de lenguas para que llegara al máximo de receptores». Él mismo pagó con su dinero las traducciones. «Me gusta pensar que al adaptarlo al cómic, traduciéndolo con dibujos, aunque con una versión algo libre, aunque respetuosa, contribuyo a su pervivencia».