Apropiarse de la nostalgia

Un homenaje al creador de Blake y Mortimer con el mejor universo pulp y los personajes de El rayo U, ópera prima de Edgar P. Jacobs que preludió su creación más popular

Jean Van Hamme / Christian Cailleaux / Étienne Schréder  La flecha ardiente  Norma Editorial  48 páginas / 18 euros

Jean Van Hamme / Christian Cailleaux / Étienne Schréder La flecha ardiente Norma Editorial 48 páginas / 18 euros / porálvaropons

Álvaro Pons

Allá por los años 30, en Europa había auténtica pasión por las tiras de prensa americanas. Los espectaculares dibujos de Alex Raymond para las fantasiosas aventuras de Flash Gordon tuvieron legiones de seguidores que leían cada semana las arquetípicas proezas del rubio héroe junto a su amada Dale Arden y el profesor Zarkov, demostrando que la verdadera gesta era la de las editoriales que conseguían que las historietas se publicaran con el mínimo retraso impuesto por la travesía atlántica y la adaptación a la lengua de cada país. Pero la Segunda Guerra Mundial impidió que ese engrasado mecanismo funcionara y los fans europeos se quedaron sin su dosis de tebeos de ciencia ficción, que obligó a los editores a buscar soluciones en casa: en España, Jesús Blasco dibujaba las páginas perdidas por la contienda para conectar las historias, en Italia era Guido Fantoni -supuestamente con Federico Fellini escribiendo la historia- y en Francia sería labor de un joven y talentoso dibujante: Edgard P. Jacobs. Mucho antes de ser conocido como uno de los ayudantes más famosos de Hergé y como creador de una de las series míticas del cómic francobelga, Las aventuras Blake & Mortimer, Jacobs demostró que sus lápices tenían calidad sobrada para pasar el reto de sustituir a Raymond, pero la censura alemana no permitió que la serie se prolongara más de unas semanas. Sin embargo, las ideas que el dibujante tenía para la serie siguieron bullendo en su cabeza y, en 1943, creó para la revista Bravo! una historieta que recogía todas lo que había imaginado: El rayo U. No era difícil ver en esta propuesta una clonación casi perfecta de argumentos, personajes, formas y estilo del original americano, pero también pequeñas diferencias que permitían ya vislumbrar lo que sería El secreto del Espadón, la primera aventura de Blake & Mortimer que se publicaría en 1950.

No deja de ser una jugarreta del karma que Jacobs comenzara apropiándose de la obra de otro autor y que, a finales del siglo pasado, sus famosos personajes fueran recuperados por el talento de extraordinarios guionistas como Van Hamme o Senté, acompañados de ilustradores de la talla de André Juillard o Ted Benoit, iniciando una segunda vida con altibajos de brillantez y mediocridad que han favorecido el debate entre los partidarios de que la obra de un creador no debe ser continuada por otros autores y los que defienden que los personajes pertenecen a los lectores y deben seguir protagonizando historias. Evidentemente, hay detrás una argumentación económica y la constatación de que el cómic ha sido un arte popular donde el respeto a la autoría ha sido casi siempre olvidado (que se lo digan a los autores americanos, que desde Siegel y Shuster han batallado por el reconocimiento de su autoría mientras los personajes iban pasando por diferentes manos ante la imposición editorial). Sin embargo, no es menos cierto que al pasar a la iconografía popular, las creaciones de cómic trascienden al autor para convertirse en universales y solo es cuestión de tiempo que inspiren otras historias, como bien se sabe en literatura. Y lo cierto es que, desde el respeto a la creación original, son muchos los ejemplos de excelentes cómics que han conseguido seguir vivos: desde el Spirou de Emile Bravo al Blueberry de Sfar y Blain, pasando por los vernianos Blake & Mortimer de Schuiten y Peeters. Incluso aquél primigenio e inconcluso Rayo U ha encontrado, 80 años después, un acertado final de la mano de Van Hamme, Cailleaux y Schréder en La flecha ardiente (Norma Editorial), combinando el tributo entregado al original con guiños que se apropian de la nostalgia desde la mirada de una sociedad moderna, desde personajes que rompen el arquetipo sin renunciar al aroma del pasado.