Un inédito de Vázquez Montalbán

Manuscritos de Los papeles 
de Admusen y Vázquez 
Montalbán a principios de los 
años 80 en Barcelona.

Manuscritos de Los papeles de Admusen y Vázquez Montalbán a principios de los años 80 en Barcelona. / Leticia Blanco

Leticia Blanco

El miércoles se cumplieron 20 años de la muerte prematura de Manuel Vázquez Montalbán en el aeropuerto de Bangkok. Y como sucede con los mensajes que se meten en una botella y se lanzan al mar sin un destino prefijado, el azar ha querido que justo ahora llegue a la arena de nuestra playa (a las librerías) una novela inédita del para muchos mejor cronista del tardofranquismo y la Transición. Todo un acontecimiento literario que se titula Los papeles de Admunsen y edita Navona.

La historia de su descubrimiento, anunciada en abril, es fruto de la investigación. El manuscrito fue hallado por José Colmeiro, profesor de Filología Hispánica de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) y experto en la obra de Montalbán, que la encontró entre los papeles que la familia depositó en 2016 en la Biblioteca Nacional de Catalunya. Sucedió mientras investigaba en los archivos para una reedición de Galíndez que también acaba de publicarse.

Vázquez Montalbán

Vázquez Montalbán / Leticia Blanco

Apenas había material en las cajas de la década de los 60 y que apareciera un manuscrito a tres tintas, corregido a mano y encuadernado hizo saltar las alarmas. Luego vino el covid y el parón. El último año ha estado dedicado a la revisión y edición de la que es la primera novela que escribió Montalbán cuando tenía, según los expertos, entre 24 y 26 años.

Viaje en el tiempo

«Nadie sabía nada, ni la familia, los allegados ni su agente. Pero desde el primer momento vi la enorme importancia de aquello», recuerda Colmeiro, que ve el hallazgo como «una fascinante caja negra del escritor, que adelanta en forma embrionaria las preocupaciones, temas y obsesiones». Para su hijo, el también escritor Daniel Vázquez Sallés, también fue una sorpresa muy especial. «Es como encontrarte con tu padre a los 24 años, de las cosas que más me han emocionado» desde que, en 2019, se hizo responsable de mantener vivo el legado de su padre, reconoce. Leerla fue como «viajar en una máquina del tiempo».

La novela, de unas 450 páginas, es un retrato de la vida clandestina en la España franquista de los años 60. Está protagonizada por un escritor que acaba de salir de la cárcel y termina en una agencia de publicidad, el único sitio donde le es permitido escribir. Algo similar le sucedió a Montalbán, que fue condenado por su antifranquismo a tres años de cárcel por «rebelión por equiparación» de los que cumplió 18 meses, los primeros en la Modelo y los restantes en la prisión de Lleida, en 1962, a donde pidió el traslado.

La cárcel, segunda universidad

Al salir, perseguido por la censura franquista, tuvo que recurrir a revistas de muebles (uno de sus seudónimos era Jack el decorador) para seguir escribiendo sin despertar demasiadas sospechas porque se le vigilaba de cerca. Según explica Colmeiro, su tiempo en la cárcel fue como una segunda universidad, «una época muy productiva» que compartió con Salvador Clotas, Martín Capdevida y Ferran Fullà. Escribió dos poemarios, numerosos relatos, Informe sobre la información, aprendió italiano y es probable que empezase Los papeles de Admunsen, cuyo título es un guiño al gran explorador noruego Roald Amundsen, famoso por dirigir la expedición a la Antártida que descubrió el Polo Sur, un aventurero por el que sintió fascinación desde niño.

Leiden-Barcelona

La novela está ambientada en la ciudad holandesa de Leiden para esquivar al censor, pero las descripciones de lugares como la Fira, el barrio del Raval o el puerto retratan a la Barcelona de los años 60. «Es un libro valiente, que retrata la lucha clandestina contra el franquismo y es al mismo tiempo muy moderna. Se apunta una crítica a la sociedad patriarcal y de consumo. Creo que estaría muy contento de que le pudiéramos leer ahora, sin los prejuicios de la época», añade Colmeiro. Para Vázquez Sallés, la novela es «muy luminosa y colorida» y tremendamente moderna, con elementos clásicos montalbanianos como «la intriga, la lucha política, la memoria y la literatura experimental».

La figura de Admunsen, que funciona como su primer alter ego, es la de «un antihéroe, un perdedor, un joven escritor frustrado que no puede publicar», algo que refleja su propia experiencia como periodista al que se le impidió ejercer por no estar afiliado al Movimiento. Por el libro desfilan películas y canciones de la época en un retrato a modo de collage que tiene mucho que ver con la portada del libro, un cuadro de Equipo Crónica titulado Pim-Pam-Pop.

Uno de los misterios alrededor del manuscrito encontrado tiene que ver con una anotación a mano en la primera página, donde consta que Montalbán presentó la novela al Premio Biblioteca Breve. No lo ganó y no volvió a hablar nunca con nadie de la novela, ni siquiera con su familia. Pero no destruyó el manuscrito, como solía hacer con los papeles que no le interesaba conservar. Corrigió la novela meticulosamente y la guardó. En la primera página aparece tachado el nombre del escritor, crítico y editor Josep Maria Castellet, por entonces jurado del premio, y la dirección de su casa.

Es de suponer que se la envió primero a él y después al premio, donde no prosperó, y que después hiciera las correcciones y la metiese en un cajón durante décadas. ¿Más textos inéditos de Montalbán? «Excepto un poemario que desapareció en una playa griega en el 74, no conozco más inéditos de mi padre», dice su hijo. El tiempo y los investigadores dirán.