Vigilan de cerca la salud del Mediterráneo, controlan los índices de contaminación, investigan el litoral y sus especies, pero sobre todo contribuyen a que la pradera marina que caracteriza a las aguas de Santa Pola pueda conocerse y valorarse, ya que se trata de la zona más importante de la Comunidad Valenciana con la presencia de este ecosistema protegido. Por ello, y por la puesta en marcha de talleres y visitas abiertas al público en general para conocer el entramado ambiental de la zona, el Centro de Investigación Marina (CIMAR) de Santa Pola se ha convertido en uno de los candidatos para conseguir una bandera azul.

Al menos eso es lo que se pretende desde el Ayuntamiento y la propia delegación que, después de cumplir con los requisitos pertinentes, ha solicitado este certificado a la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, (ADEAC), para obtener un reconocimiento a la labor desarrollada, desde su apertura en el año 2005, y un distintivo de calidad de los servicios en pro del buen estado del mar.

En Santa Pola son catorce las playas que cuentan con la bandera Qualitur que acredita la calidad de las aguas en la villa marinera. Un ecosistema reconocido, especialmente, por la larga extensión de Posidonia, un alga predominante en el mar santapolero y en Tabarca y que tiene una superficie de 3.551 kilómetros cuadrados, aproximadamente, en todo el Mediterráneo.

Ecosistema saludable

Según el último estudio anual dirigido por Alfonso Ramos y realizado entre la primavera y el verano por el CIMAR, dentro de la Directiva Marco del Agua, la comunidad marina mantiene su estado de salud correcto y los indicadores han concluido que no se ha producido ningún cambio ni perturbación con respecto a los últimos años.

Es más, sus condiciones son tan saludables, según Irene Antón, educadora ambiental del centro, que la presencia de esta especie, que a menudo la gente asocia con la suciedad, ha llegado hasta la costa, lo que contribuye a que el agua no haga desaparecer la extensión de arena, gracias a la sedimentación.

Además, a este informe positivo se suma que las especies exóticas, como la Caulerpa racemosa, popular por invadir las praderas marinas, ha disminuido su presencia. Un alga que se conoce por el perjuicio que causa en otras comunidades cuando se extiende encima de las mismas y evita que las inferiores realicen la fotosíntesis y puedan crecer. Sin embargo, según las tesis realizadas desde el centro de investigación, la existencia de esta planta invasora se encuentra en declive y apenas se localiza ya en la superficie marina santapolera.

Para el próximo año, el antiguo cuartel de Carabineros, situado en el Cabo de Santa Pola, en la base de un arrecife coralino fosil, que da cabida al CIMAR, seguirá abriendo sus puertas al público en general y a los centros educativos para acercar de manera teóricopráctica la vida marina de la costa de Santa Pola.