El Sindic de Greuges de la Comunidad Valenciana ha admitido a trámite una queja presentada por los vecinos de la avenida del Catalanet, en Santa Pola del Este, que reivindican mejor accesibilidad, eliminando barreras arquitectónicas, así como una reordenación del tráfico de forma que no soporten los dos actuales carriles, uno en cada dirección. La admisión a trámite es la primera medida para intentar conseguir que el Ayuntamiento de Santa Pola acceda a su petición, lo cual no parece fácil, porque la actual estructura de tráfico, de la ronda norte, enlaza con el Faro y es en estos momentos la única vía directa sin tener que desviarse.
Los afectados, que durante el pasado invierno han colocado carteles para denunciar esta situación, y que se han entrevistado con diputados autonómicos para que se hicieran eco de sus reivindicaciones, plantean que las otras dos calles de Santa Pola del Este, Almirante Antequera, en primera línea, y Oscar Esplá-Tabarca, asuman parte de ese tráfico que ellos vienen soportando. Pero también quieren aceras más anchas o algo tan sencillo como que exista plazas públicas para aparcar porque por delante de sus casas lo que transcurre son dos vías de circulación junto a unas aceras que en algunos tramos son tan estrechas que impiden el paso de un carrito, lo que obliga a bajarse de estas para poder superarlos.
En su escrito de contestación, el Síndic de Agravios les dice que se ha solicitado al Ayuntamiento de Santa Pola que, "en el plazo de mes" un informe "detallado y razonado" sobre los hechos que motivan su queja y, en particular, sobre los hechos denunciados por el interesado sobre la afección que la ordenación del tráfico supone en las condiciones de vida de los vecinos y en especial en las condiciones de accesibilidad a las viviendas.
Principal arteria
Esta avenida es una de las principales arterias que cruzan Santa Pola del Este a lo largo de casi dos kilómetros de extensión, y durante los meses de verano asume grandes cotas de tráfico. Los vecinos reivindican una solución al problema que les aqueja y conseguir que los dos carriles de diferente sentido se conviertan en uno, como originariamente estaba planificado el vial hace más de dos décadas.
Su movilización de hace algunas semanas contó con el apoyo de la diputada autonómica socialista Laura Soler Azorín, que como usuaria de silla de ruedas resaltó que si "hay barreras arquitectónicas no hay autonomía". Acudió también para conocer de primera mano el grado de accesibilidad en la zona, que calificó de nula. En su caso, cuando ella llegó a la zona tuvo que parar el coche y dejarlo prácticamente encima de la acera para poder circular, ya que le sería imposible subir las escaleras si tuviese que aparcar el vehículo. Entiende que un cambio es urgente para facilitar la vida a los vecinos, en especial a personas mayores, progenitores con carros de bebé o personas con movilidad reducida.
