La Dirección General de Costas tiene claro que las antiguas naves de Vatasa deben desaparecer del dominio público marítimo terrestre y prepara la demolición después de dos años paralizada la licitación. El órgano ha adjudicado por más de 132.000 euros a la pyme José Savall Ronda S. A. los trabajos para derribar las naves de 1.556 metros cuadrados. El precio base de licitación era de 224.000 euros y se presentaron 14 empresas. Los pliegos fijan que las obras durarán tres meses aunque no ha trascendido aún la fecha de arranque.
La actuación en la zona conllevará la retirada del fibrocemento de las cubiertas y la eliminación de todas las edificaciones que funcionaron en su día como taller y oficinas de la extinta concesión.
El estado final deberá ser una parcela nivelada y con pendientes para evitar que se acumule el agua de lluvia. No deberá quedar ninguna construcción a lo largo de toda la parcela de más de 10.000 metros cuadrados, que tendrá un nuevo vallado.
Con este nuevo paso del organismo, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, se romperían todos los planes del Ayuntamiento de Santa Pola por recuperar la infraestructura para impulsar el deporte y el ocio en la playa de Varadero.
Mientras Costas alega que las naves tienen un alto grado de deterioro y que no tienen salvación, la administración local ha tratado en los últimos años que se puedan aprovechar los edificios porque entendía que no hay tal peligrosidad.
En septiembre de 2019 la administración central paralizaba temporalmente el desmantelamiento de estas antiguas naves que ocupan unos 3.000 metros cuadrados, después de que el pleno aprobase solicitar una concesión por 50 años más 15 de prórroga para explotar las instalaciones del varadero.
Tiempo antes Costas remitió al Ayuntamiento un oficio instándole a presentar «a la mayor brevedad» una solicitud de concesión administrativa en la que justificase que a nivel local había un interés por la zona y que el futuro desarrollo de ese espacio sería viable y acorde a la ley de Costas.
Aquel escrito era tajante porque advertía que «únicamente se podrá permitir la ocupación del dominio público marítimo-terrestre para aquellas instalaciones que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación», por lo que de alguna manera se cerraba la puerta a que cualquier actividad de carácter cultural o de ocio pudiera instalarse en el sector de Vatasa.
Ya entonces el equipo de gobierno defendió el enclave en un informe alegando que se trataba de zona portuaria de alto valor estratégico y planteó una inversión de unos 3,5 millones para reconvertir Vatasa en un campus de deportes marítimos.
El último cartucho que le quedó al Ayuntamiento para tratar de recuperar las naves era la preparación de un plan especial que empezó en 2020 con el que se acordaba la suspensión de licencias de parcelación de terrenos, edificación y demolición en el perímetro de la cantera y Vatasa para tratar de proyectar un corredor verde.
