La primera de ellas, llamada "El pueblo cristiano", la protagonizaron ganaderos, trabajadores y festeros, que repartieron comida a todos los que presenciaban el desfile y esperaban la llegada del rey. Carromatos tirados por burros, grupos de "dolçaines", bufones y carros con telas, animales, flores, verduras y frutas amenizaron el desfile con un despliegue de color y fantasía.

La segunda parte del boato, "el ejército cristiano", representó la seriedad, el respeto, la abundancia, el poder y la unión del bando cristiano. Los monjes con incienso, los niños de la corte con pétalos de flores, símbolos del cristianismo, caballos y bailarinas fueron los encargados de protagonizar la antesala de la aparición del rey cristiano que, acompañado de la Unión Musical Muro de Alcoy, desfiló por las calles de La Vila Joiosa. Tras él, tres caballos de escolta y dos escuadras, una de mujeres y otra de hombres, pusieron el broche a la noche por excelencia de las tropas cristianas que, después de su desfile y una larga noche de fiesta, se preparan para la batalla en la playa Centro de la ciudad.