Latas, plásticos, bolsas, botes de vidrio... miles de desperdicios humanos campan a sus anchas por el mar Mediterráneo, como en las aguas del resto del mundo. Ahora, los pescadores de los puertos de la Comunidad Valenciana se han unido para que la basura que se llevan junto con la pesca de arrastre sirva para algo distinto.

Así lo explicó a este diario el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de la Vila Joiosa, José Ignacio Llorca, quien es también presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de Alicante. «Ya que nos critican por este método para pescar, que sirva para algo bueno también», dijo Llorca. Éste señaló que llevan alrededor de año y medio detrás de este proyecto, en el que van de la mano de la empresa Ecoalf, que es la encargada de utilizar los plásticos para confeccionar la ropa ecológica.

Los pescadores, cuando llegan a tierra, tiran toda la basura que han encontrado en sus redes a un contenedor que hay colocado para este uso en cada uno de los puertos. «Hemos llegado a encontrar lavadoras, todo a lo que llegue la imaginación», apuntó Llorca. Además, muchos de los barcos que participan en este proyecto también se han preparado para ello introduciendo contenedores de pequeño tamaño.

Los primeros en comenzar a acumular basura fueron los de la Cofradía de Pescadores de La Vila, allá por agosto del año pasado. Tras ellos se unieron el resto de los de los de la Comunidad Valenciana como Alicante, Altea, Dénia o Santa Pola, y esperan llegar al 100%, introduciendo a Cullera.

Sólo sirven envases de plástico

«Hemos acumulado ya 30 toneladas de basura entre todos. También es cierto que hay algunos puertos en los que se empezó hace apenas un mes», afirmó Llorca. El patrón mayor explicó que la empresa sólo puede empezar a convertirlo en hilo cuando llega a las 15 toneladas. Cabe destacar que sólo les sirve las botellas de plástico, el resto de la basura se recicla en un proceso normal. Por este motivo, explicó que ahora es cuando han llegado al mínimo, y en un par de meses se empezará a confeccionar la ropa, según sus cálculos.

«Los primeros que queremos que el mar goce de buena salud somos nosotros. Vivimos gracias a él. No somos tan malos y nos preocupamos por el medio ambiente», concluyó Llorca.