Cultivos abandonados; municipios en los que las casas se quedan vacías, con censos envejecidos y donde cada vez nacen menos niños; y un horizonte que ofrece pocas posibilidades, muy pocas, para evitar el éxodo de la gente joven hacia las grandes urbes. Esta sería, a grandes rasgos, la radiografía del mundo rural que se repite prácticamente en todas las zonas de la provincia, en las que además confluyen dos aspectos que funcionan como denominador común: la falta de agua y la falta de tecnologías.

Unas jornadas de reflexión organizadas en Relleu por la Cámara de Comercio de Alicante y la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), que fueron clausuradas por la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, pusieron ayer el foco de atención en estas dos cuestiones como principales causantes de la despoblación que se está produciendo en muchas zonas rurales de la provincia. Así al menos se recoge en las conclusiones de tres comisiones de trabajo puestas en marcha por vecinos de esta localidad y que fueron presentadas ayer para poner el foco en la interrelación entre la despoblación que comienza a afectar al municipio, la escasez de agua que dificulta cada vez más el desarrollo de la actividad agrícola y la desprotección del patrimonio histórico, y que son extrapolables al resto de pequeñas localidades del interior.

Atendiendo a los datos, y aunque la población de Relleu se mantiene más o menos estable en torno a los 1.200 habitantes desde hace una década, sí se observan parámetros que preocupan a sus vecinos, como la disminución progresiva desde 2013, la escasez de nacimientos, el envejecimiento de la población y las trabas que encuentra una de las principales actividades económicas del municipio: la agricultura. El relevo generacional en dicha actividad tampoco se está produciendo y esto genera temor fundado a que en un futuro próximo, sin agua y con un patrimonio histórico poco protegido, la población siga decreciendo, tal y como trasladaron ayer los ponentes, cuyos grupos de trabajo han estado coordinados por Tomás Llinares.

Aprovechamiento hídrico

«Más de 50.000 hectómetros cúbicos de agua se vierten anualmente al mar en nuestro país mientras municipios como Relleu se secan y pierden su esencia y principal actividad económica». El presidente de Asaja, Eladio Aniorte, cargó duramente contra la clase política, a quienes acusó de estar «únicamente preocupados por los votos mientras que en pueblos como Relleu sin tecnología y sin agua no podemos hacer que la gente se quede». Mientras, el presidente de la Cámara de Comercio, Juan Bautista Riera, planteó la necesidad de llevar a cabo en estos municipios iniciativas «valientes y novedosas», como las bonificaciones fiscales para atraer a empresas o invertir en generar nuevos polos de atracción turística.

La necesidad de mejorar los sistemas para reutilizar el agua regenerada fue abordada ampliamente por otro de los ponentes: el director del Instituto Universitario de Aguas y Ciencias Ambientales, Joaquín Melgarejo, quien señaló que la Comunidad Valenciana y Murcia utilizan ellas solas un 15% del total de las aguas reutilizadas de toda Europa, «lo que nos hace pioneros en este sistema». No obstante, y aunque la Marina Baixa es en este sentido un modelo de reaprovechamiento hídrico, Melgarejo insistió en que en la provincia todavía se vierten al mar decenas de hectómetros cúbicos que podrían ser dirigidos a otros municipios donde el agua es escasa.

El profesor Manuel Gil Olcina y el alcalde de Relleu, Lino Pascual, también intervinieron en esta jornada, que incluyó una visita al histórico pantano de Relleu, una de las obras de ingeniería más antiguas de la comarca y que ahora está totalmente colmatado.