Francisco Alvado Barber, conocido popularmente como "Quico l'Esquilaor", ha fallecido hoy en Benidorm a los 92 años y ha dejado al barrio de la Huerta huérfano de uno de sus rostros más reconocidos. Nombrado Vecino Ejemplar de Benidorm en el año 2013, fue un hombre bueno, querido por todos y a quien le identificó siempre su espíritu de sacrificio y entrega a los demás.

Nació en Altea en 1928, en unos tiempos difíciles en los que el campo representaba para muchos vecinos de la comarca el principal sustento y medio de vida. Con sólo seis años, al faltar su madre, tuvo que echarse al tajo para ayudar a su familia, que seis años después, se trasladaría a Benidorm para fijar en la Huerta su residencia definitiva.

Siendo un niño comenzó a trabajar en las labores del campo y el pastoreo, trabajando entre otras en la finca de El Senyoret, propiedad de la familia de Pere Maria Orts i Bosch.

En esta primera etapa, pasó cinco años en Sueca pasó 5 años, en otra finca de esta adinerada familia, aprendiendo a cultivar el arroz. Pero siguió bajando a Benidorm con su bicicleta para visitar a la que en un futuro sería su mujer, Carmen Ripoll, y con quien tendría a sus hijos Jaume, Carmen y Joan.

Con el paso de los años cambió el carro y la azada por el tractor, pero siguió conservando sus tradiciones y sus virtudes, como su actividad esquilando animales que le valió el apodo del "esquilador".

Además de su pasión y dedicación al campo, también tuvo una gran vinculación en las fiestas del barrio de la Huerta, como la Cabalgata de Reyes, el Roser, Sant Antoni o Sant Isidre, siendo en esta última una figura crucial. No en vano, participó activamente todos los años en la Romería con su carro, abriendo el cortejo y portando a santo, hasta el año 2018, la última en la que pudo participar como "carreter".

Su pérdida llenó ayer de tristeza y pesar a sus familiares más cercanos, pero también a amigos, allegados y a todos sus vecinos de la Huerta y La Ermita, que lloran inconsolables su pérdida.

Por el momento, debido a la nueva normativa mortuoria decretada a raíz de la pandemia del covid-19, que el propio Francisco Alvado padecía, se está a la espera de concretar más detalles sobre cómo se le dará el último adiós. Descanse en paz.