Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Temor a no ponerse la mascarilla

Los viandantes de los grupos vacunados son los más reacios a quitarse el cubrebocas en espacios abiertos a pesar de que hace una semana que su uso dejó de ser obligatorio

El paseo de Poniente de Benidorm con gente con y sin mascarilla en el inicio de la temporada estival. | DAVID REVENGA

Una cuestión de sentido común y responsabilidad. Esa podría ser la frase que resume la decisión de aquellos que han decidido no deshacerse de las mascarillas a pesar de que ya no son obligatorias en espacios abiertos donde se pueda mantener la distancia de 1,5 metros; pero también, la de aquellos que sí se la quitan en espacios abiertos con suficiente espacio. Pero, en algunos casos, parece que el temor a dejar atrás el cubrebocas aún está presente y caminar por la calle es ver a una gran mayoría de personas con las mascarillas puestas. Entre ellos, las pertenecientes a aquellos grupos de edad que ya se han vacunado, quienes aún son reticentes a dejar de protegerse de un virus que aún no se ha marchado y cuyos contagios se están incrementando en la provincia y también en la Comunidad.

Pasear por muchas ciudades es ver como son mayoría aquellos que no han dejado el cubrebocas atrás. Aunque sí se divisan grupos, sobre todo de jóvenes, que las llevan puestas en la barbilla o colgadas en muñecas y codos; muchos de ellos de grupos aún no inmunizados con ninguna de las dosis por su franja de edad. Pero, ¿qué hace a los más mayores mantener la mascarilla? Pues el miedo a contagiarse aunque estén vacunados y poder pasar la enfermedad de la que han «huido» desde marzo de 2020.

«Me he acostumbrado a ella, ya casi ni me molesta. Y es más el bien que me hace que el que me quita», afirmó a este diario una mujer mayor ya vacunada que salía de la playa de Poniente de Benidorm. Como ella, muchos han tomado la misma postura por «conciencia y responsabilidad», afirman. «Hay que tener sentido común. Yo me la quito en determinadas calles, pero sé cuándo volver a ponérmela», afirma un joven con poco más de 30 años. En esa franja de edad, que comenzará a vacunarse a partir del lunes, las opiniones son de todo tipo: «yo la he seguido llevando en todo momento, no me la quito; sobre todo ahora con los repuntes y brotes que se están viendo», apunta una joven.

Porque esos brotes que han empezado a surgir entre los más jóvenes (Sanidad daba hace unos días una cifra de que el 52% de los contagios se daba en la franja de 15 a 29 años) ha hecho que algunos que habían decidido quitársela en espacios abiertos donde más o menos se guardara la distancia hayan vuelto a usar el cubrebocas. Algunos, además, también lo han hecho tras oír al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recomendar a la población el uso de la mascarilla en esos espacios abiertos aunque dejo de ser obligatoria hace una semana.

«La recomendación de Puig me parece muy bien, yo le haré caso», afirmaba una joven de Benidorm sobre las palabras del presidente. «Y más tras ver los brotes que hay», añadía. Al otro lado están los que consideran que en exterior, con distancia, no es necesaria ya: «yo no me la pongo en exteriores, solo si encuentro a mucha gente a mi alrededor», indicó un viandante a este diario.

Lo cierto es que, por ejemplo, caminar a media mañana por el paseo de Poniente de Benidorm es ver a más personas con ella que sin ella. «Intento bajar a horas que sé que hay menos gente en el paseo», apuntó otro joven que sí ha decidido dejar de usarla cuando se mantiene la distancia. Algo que se complica con el inicio de la temporada estival en zonas turísticas.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats