El helado preferido de los ingleses en Benidorm: el After Eigth

Los sabores clásicos como vainilla, chocolate o fresa triunfan entre los turistas nacionales y la leche merengada es la "reina" del verano | Una heladería vende una media de 3.500 bolas de helado al día

Helados en un establecimiento de hostelería de Benidorm.

Helados en un establecimiento de hostelería de Benidorm. / David Revenga

Paseando por la playa, en una terraza o sentado en un banco. Comerse el helado es una de las costumbres del verano y quizá, una de las que produzcan más felicidad. Este típico producto veraniego gusta a todo el mundo aunque no a todo el mundo le gusta el mismo sabor. Porque un turista inglés elige sabores diferentes a uno nacional, pero también un adulto elegirá distinto a un niño. Y hay opciones para todos. Pero, ¿cuál es el sabor que más gusta a los británicos? El After Eigth, es decir, la menta con trozos con chocolate, un sabor que no es del agrado para la mayoría de españoles que apuestan por sabores más clásicos.

Así lo explican desde varias heladerías de Benidorm que con la temporada estival iniciada trabajan a pleno rendimiento cada día para ofrecer decenas de sabores a los usuarios que viven o pasan sus vacaciones en la capital turística. No es raro ver a una persona con un cucurucho o una tarrina por la calle a cualquier hora del día y cada uno tiene su gusto personal para elegir el sabor deseado. Aunque hay tendencias y modas, los sabores clásicos siguen triunfando cada verano.

Pero hay diferencias. Los ingleses nunca pedirán un helado de turrón, incluso les parece raro. Pero les encanta el de menta y chocolate que para los españoles también es difícil de entender. Porque la vainilla, el chocolate, la fresa o el limón son de los más demandados. Y la gente más mayor aún apuesta por más clásicos: ron con pasas, tuti-fruti o mantecado. Aunque si hay una "reina" entre todos los sabores es la leche merengada.

El sabor preferido por los ingleses.

El sabor preferido por los ingleses. / David Revenga

Luis Sirvent es el propietario junto a su hermano Álvaro de la heladería familiar que lleva el nombre de su apellido. En Benidorm su abuelo comenzó a vender helados en 1954 y tenía su propia receta de esa leche merengada que ahora tanto gusta y ellos han heredado. Incluso, tras una vista a una feria en Italia, se trajeron una máquina que hace los helados al momento y donde estos días de verano se puede ver este sabor en ella.

"Es como comer helado recién hecho", indicó. Pero, ¿qué quiere decir comer helado recién hecho? Pues que no es lo mismo probar un sabor en la fábrica que cuando llega a las vitrinas. Allí el helado se conseva a -17 grados y en la máquina especial está a -4 grados: "El helado se congela y no se nota todo el sabor que tiene. En este caso se queda más cremoso y sí alcanza todo su sabor".

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Aunque recetas hay muchas, los helados tienen una base que no cambia. Así, está hecha de leche, nata, azúcar. Es lo que se conoce como masa blanca sobre la que se puede hacer cualquier helado cremoso. Los de fruta hechos naturalmente llevan agua, azúcar y la fruta que se elija.

Así, esa base blanca se mezcla con lo que se elija y hay que encontrar la proporción perfecta para que el helado quede cremoso y tenga todo su sabor.

A todos estos sabores se suman otros que de repente tienen éxito como es el caso del caramelo salado. Álex Fratini, propietario de Pinocchio, explicó que es un sabor que "en Francia se vende mucho y, tras la pandemia, probamos a hacerlo también aquí y se vende ahora mucho". Y se pueden encontrar de Red Bull, de crema de Whisky... Aunque los reyes siguen siendo los clásicos o aquellos que marcas conocidas como de Oreo, de Roche, de Snickers... También hay modas: "Un sabor se puede vender mucho una temporada y luego no venderse nada la siguiente", indicó Fratini. Y entre los más pequeños, los que tienen colores más llamativos: el azul (de nube), el rosa o el de Chupa Chups.

Dos personas piden helados en un negocio de Benidorm.

Dos personas piden helados en un negocio de Benidorm. / David Revenga

Una heladería de primera línea de la playa de Levante de Benidorm puede servir una media de 3.500 bolas de helado al día, unos 500 litros de helado, según Sirvent. Fratini apunta a que tiene más de 1.000 personas al día tomando helado. "Es un producto de impulso, por eso siempre es importante tener la vitrina lista", explicó Fratini. Y sobre todo para los niños.

Los meses de julio y agosto son los de más actividad en las que se vende el 60% de lo de todo el año. Heladerías como la de Fratini fabrican unos 100.000 litros anuales. Aunque ambos profesionales aseguran que la temporada cada vez se alarga más y ya se venden helados todo el año y solo baja la venta un poco en diciembre y enero: "El trabajo va con el sol", indicó Sirvent. Y es en Benidorm es 300 días al año. Así, en invierno se mantienen sobre todo los sabores más demandados como la vainilla, el chocolate o la fresa.

El calor influye en la venta

¿Influye el calor o las horas del día a la hora de elegir un sabor? Pues en muchas ocasiones sí. Si hace más calor, los helados de frutas, como mango o frambuesa, dan la sensación de más refrescantes que los más cremosos como de tiramisú o crema catalana. Y también en verano se sirven más tarrinas o cucuruchos por la tarde y por la noche que por la mañana. "Las horas fuertes empiezan sobre las 19 y a las 22.30 horas es un no parar", indicó Sirvent. Aunque el helado apetece a todas horas. Caminar ya entrada la madrugada por el paseo de Levante es ver como las papeleras se han llenado de tarrinas vacía de aquellos que han disfrutado de este alimento refrescante y que ya es una costumbre para muchos en verano: "¿Vamos a tomar un helado?". Quien no ha preguntado esto en algún momento de las vacaciones.

Una joven viendo los sabores de helado en Benidorm.

Una joven viendo los sabores de helado en Benidorm. / David Revenga

Así, las tarrinas y cucuruchos para llevar son la forma más habitual de consumir helado, aunque las terrazas de las heladerías están llenas. "A la gente le gusta mucho pedirlo y dar un paseo, aunque si hay un sitio en una mesa se sientan, el problema es que siempre está lleno", indicó Sirvent.

Como cualquier otro negocio hostelero, los helados también se actualizan. De hecho, en los últimos tiempos cada vez se ven más sabores en los escaparates en los que se puede leer "sin gluten" o "sin azúcar". De hecho, cuando los Reyes visitaron Benidorm, en Sirvent la Reina pidió un helado sin azúcar de turrón para el Rey. Hay una parte de los consumidores que los buscan: "Sí hay demanda pero es muy difícil poder hacer de todos los sabores", indicó Fratini. Aunque están en ello en la fábrica que tienen en La Nucia.

Para aquellos que trabajan en el sector, una frase podría resumir lo que supone este negocio: "El helado es felicidad". Sobre todo para el que lo consume. Luis Sirvent asegura que lo era para su padre, que falleció hace casi un año, y de quien han aprendido todo después de que él aprendiera de su abuelo: "El helado se puede comer en cualquier parte en cualquier momento. Mi abuelo lo vendía hasta en la posguerra, nunca se dejará de vender". Porque, ¿a quién no le apetece un helado?