"The Guardian Angels" de Benidorm

Residentes británicos apoyan y atienden a personas sin hogar o con necesidades de forma voluntaria a las que proporcionan una comida caliente a diario, productos de higiene o a buscar un mejor futuro | La asociación recauda dinero para poder llegar a más ciudadanos

Entrega de comida por parte de la organización de británicos en la zona del Rincón de Loix de Benidorm.

Entrega de comida por parte de la organización de británicos en la zona del Rincón de Loix de Benidorm. / A. Vicente

Son la 12 del mediodía. Jonny Elraiz ha cargado ya su furgoneta con comida caliente, plátanos y botellas de agua. Como cada día, se recorre las calles del Rincón de Loix de Benidorm en busca de sus "hermanos", como él los llama, personas sin hogar o con necesidades que viven en las calles de la conocida zona inglesa y a los que la vida ha golpeado fuerte. Cuando aparca, de lejos se oye: "Hola Jonny". Un joven se acerca y Jonny le entrega una bolsa. Para algunos de ellos será la única comida del día y aquel que se la entrega su "guardian angel" (ángel de la guarda).

Este británico afincado en Benidorm es la cara más visible del proyecto solidario "Protect4all", una organización sin ánimo de lucro que ayuda y apoya a las personas sin hogar y necesitadas de municipios de la Marina Baixa y la Marina Alta. Ahora, Jonny y otros voluntarios como Jo Hollingword han centrado su trabajo en la zona de Benidorm, l'Alfàs o Altea bajo el nombre de "City Streets Community Project Benidorm".

Jonny conoce muy de cerca lo que es tocar fondo y, por eso, ahora dedica parte de su vida a ayudar a los demás a salir de un pozo en el que se vio metido y del que consiguió sobrevivir: "Hace 23 años yo estaba como ellos en la calle, era como una farmacia andante", explica a este diario este músico británico que por la noche ofrece sus shows en la zona inglesa y de día dedica las horas a los demás. "Estoy aquí ahora porque alguien me ayudó, no solo una vez, sino más de una. Por fin salí y cambió mi vida", apunta. Y eso es lo que quiere para todos aquellos a los que se encuentra cada día en la calle.

Repartir comida es una de las acciones que realizan este grupo de voluntarios donde hay principalmente ciudadanos de Reino Unido, aunque cada vez cuentan con más gente de otras nacionalidades como la española. Los dos representantes de esta organización explican que acercarse a las personas sin hogar con un plato para comer es más que solo ofrecerles alimento sino que es "la puerta de entrada para ganarse su confianza y que podamos ayudarles en más cosas". Jonny lo resume: "No somos un 'delivery. Es la llave para acercarnos a ellos".

La voluntaria explica que "hay gente que estará toda la vida en la calle porque lo han elegido así. Hay británicos que perdieron el pasaporte, les robaron, hicieron amigos en la calle, se lo pasan bien y no quieren cambiar... o eso dicen. Porque llega un momento que quieren salir de ahí y es cuando cogen confianza cuando son capaces de decírtelo". Cuenta algunos casos que le llegan al alma: "Hay un señor que vive en la calle que quiere seguir ahí en lugar de volver a Reino Unido para quedarse cerca de sus hijas". Otros "no quieren volver a su país aunque les ayudemos, tienen miedo de hablar con la policía o no poder volver a España donde tienen familia".

A través de la comida van conociendo otras necesidades, como de higiene, de salud, de medicinas, de hacer papeleo... "Ahora empezaremos una campaña de verano de protección solar, también repartiremos estos productos. En invierno les damos ropa seca, tiendas de campaña...", explican desde la organización.

Jo y Jonny preparan la comida en uno de los bares que colabora con los voluntarios.

Jo y Jonny preparan la comida en uno de los bares que colabora con los voluntarios. / A. Vicente

El perfil se suele repetir. Del medio centenar de personas que ayudan que viven en la calle, hay jóvenes británicos pero también polacos, alemanes o españoles, la mayoría hombres: "Hay menos mujeres. La calle no es lugar para nadie, pero especialmente no lo es para las mujeres", explica Jo Hollingword quien recuerda algún caso que le llegó al corazón. "Hubo una mujer tailandesa que le robaron todo. Salió del hospital y no tenía nada. Le dimos ropa y pudo ir a la casa de acogida que tenemos en Benissa. La familia no sabía nada. Al final pudo volver a su país", afirma.

Porque también se encargan de esos casos. Cuando alguien se queda sin nada o necesita ayuda para volver a su vida o empezar una nueva. "Jonny encontró a un señor que no tenía ningún problema de drogas o mentales como otros, sino que las circunstancias de la vida lo dejaron en esa situación. Le cambió la ropa y lo llevó a hacer una entrevista de trabajo. Luego le habían ofrecido un empleo en el sur de España y lo que hicimos fue pagarle el billete". En este caso, todo fue bien. Aunque no siempre se puede. "Después de trabajar cinco o seis años con una persona e intentar hacer todo lo posible para mejorar su vida, te encuentras que un día lo han encontrado muerto en la calle. Te parte el corazón", afirma la voluntaria.

Reparto en el Rincón de Loix

Las raciones se preparan en bares que quieren ayudar: "Si no tenemos un día un negocio que pueda hacerlo, lo preparan los voluntarios en casa, pero es mucho más fácil lo primero, además de que es de mejor calidad la comida", explican. Al día suelen elaborar cerca de 30 platos que repartirán entre aquellas personas que saben que están en la calle y conocen, también entre otros que será la primera vez que vean y dejarán otros platos en locales hosteleros donde pueden ir a recogerlos más tarde. Todo gracias a la colaboración y la solidaridad.

Jonny entrega platos de comida a un joven.

Jonny entrega platos de comida a un joven. / A. Vicente

Jonny es el encargado de parte de ese reparto; otras veces son voluntarios incluso con sus propios carros de la compra los que recorren las calles buscando a personas. Ya conocen dónde tienen que acudir. En su furgoneta, el músico se dirige a una de las principales avenidas del Rincón de Loix, en plena zona inglesa. Un hombre se acerca desde el otro lado de la calle: "Hola, ¿cómo estás Jonny? ¿Todo bien?". Es un joven español que ya conoce a Jonny y al revés: "Lo conozco desde hace unos dos años. Nos trae comida para mí y para mi chica. Vivimos en una chabola en Armanello. Solo cobra ella una pequeña pensión y esto nos ayuda. Hubo una temporada que no veníamos a por comida porque nos iba mejor, pero ahora nada".

Otro joven se acerca y le dice a Jonny dónde va a estar. Más tarde le entregará una bolsa con un plato de arroz con pollo además de la fruta y el agua. Un joven irlandés se acerca mientras a la furgoneta. Se lleva su plato además de alguno más para repartir a otros compatriotas que viven en la calle. "Entre ellos se ayudan también", afirma Jonny que habla un poco de español, aunque consigue comunicarse con todos. "Lo más importante es tratarlos como personas, porque lo son", indica. Para él, son "mis hermanos, son como yo".

Si se le pregunta a este músico británico qué es lo que más le ha impactado de la calle en estos años, no es capaz de contestar. En realidad sí contesta sin decir mucho: "Me afecta todo lo que veo, porque cada persona es diferente, hay cosas de cada uno que te rompen el corazón". Por eso quiere poner su granito de arena para intentar que tengan una vida mejor como hicieron con él.

Otras ayudas y recogida de fondos

Voluntarios preparan las huchas para la recogida de fondos.

Voluntarios preparan las huchas para la recogida de fondos. / A. Vicente

Estos voluntarios se coordinan con otras asociaciones locales, la mayoría formadas por británicos, para ayudar a los que más lo necesitan. Hollingword explica que unen lazos con "Help Benidorm" que recauda dinero para atender las necesidades médicas de personas o con la Royal British Legion que está enfocada a los exmilitares británicos. Entre todos no solo se entrega comida, sino que se ayuda con el papeleo, a encontrar un empleo, una casa... cualquier ayuda es buena y, más, si hace que esas personas puedan salir de la calle y tener un futuro: "Si cada uno aporta su granito, la gente puede estar mejor", afirma.

Jonny es crítico con las administraciones: "Desafortunadamente, el gobierno no quiere muchas veces ayudar. Yo no quiero esperar ni a los gobiernos ni a los políticos, sino que quiere hacer algo en cuando lo veo y animar a la gente a que ayude". Su compañera en la organización apunta a que "ayudan los Servicios Sociales del Ayuntamiento, pero están saturados, no llegan a todos".

Y además, recogen fondos para poder seguir con su labor. Esta semana preparaban nuevas huchas con pegatinas que dejarán en bares y negocios. Porque cualquier ayuda es buena. En su mente está un proyecto mucho más grande: conseguir un local o edificio donde poder dar una cama o una ducha a todas esas personas que lo necesiten. Pero todo cuesta, empezando por el papeleo o encontrar el lugar adecuado para la convivencia con los vecinos.

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