Estoy en el despacho de mi casa, viendo de fondo una imagen alicantina al cien por cien, el Monte Benacantil y la Cara del Moro. Una seña de identidad para todas las personas que amamos esta tierra. Los autóctonos y los que como un servidor, vive en esta tierra, desde mi más tierna infancia. Mi alma esta partida entre Alicante y mi Villena natal, a la que también amo, con todo mi ser. Son tierras con su propia identidad, pero con una idiosincrasia parecida la mediterraneidad de sus gentes y el amor por sus tradiciones más intimas.

Hoy es uno de esos días, que me encuentro por mi enfermedad bastante mal, física y psicológicamente. Uno de esos días, que no me hubiera levantado de la cama. Entre la reacción de la químio y el cólico nefrítico, que no me da tregua, la verdad es que estoy hecho una mierda.

Pero eso no es óbice, para que me entretenga un rato, escribiendo cosas de mi tierra chica. De política en estos días, no hay ni que hablar, porque el panorama es desolador. Los ciudadanos estamos hastiados de tantas tonterías y mentiras. Que si imputan a la infanta Cristina o no. Que si Cataluña ha hecho esto o lo otro, reivindicando su independencia. Que si los presos excarcelados de ETA, se han manifestado en un lugar. Que si la ley de aborto. Que si el paro ha disminuido en una ridiculez de afiliados a la SS. Como verán estimados, lectores toda bazofia informativa para mantenernos ocupados y distraídos de otros asuntos, que sí son graves y que nos afectan directamente.

Está claro que sin entrar en demagogia inútil, los ciudadanos estamos más que hartos de parte de la clase política. Está claro, que está clase política no se quiere renovar, dejando entrar a personas preparadas e independientes, que dieran un nuevo enfoque a la vida política y social de este país. Muchas Instituciones se han quedado ancladas en el pasado y no sirven para nada, solo para generar más gasto y ruina económica, dígase las Diputaciones Provinciales.

Y así sucesivamente. Por tanto nuestro país necesita una urgente regeneración total de la clase política y mientras la ciudadanía en general, no nos mentalicemos en votar a las personas y no a los partidos políticos, para lo que habría que cambiar la Ley electoral, que parece que no interesa en este momento. Nuestro país no va a salir del atolladero económico y social en el que se encuentra en este momento.

Por eso, yo sigo en el despacho de mi casa, viendo el Monte Benacantil y la Cara del Moro y me voy a tomar un antiinflamatorio, a ver si tiro de una vez por todas, esta piedra de riñón, que me está amargando ya hace unos días. Y que es igual de molesta que algún que otro político mentiroso, de los que no gobiernan en la actualidad, que son muchos y variados.