El verano va tocando a su fin, y quizás hayas conocido a alguien especial. Los más lanzados ya se las habrán ingeniado para saber si la atracción es mutua. Pero éste es un truco para los que, creyendo que hay tensión sexual entre ambos, ninguno de los dos ha dado el paso de destapar sus cartas sobre la mesa y decirle claramente al otro lo que siente.

En Comunicación No Verbal Científica estudiamos muchos gestos que indican atracción sexual. Pero hoy os quiero hablar de uno en concreto que, de por sí, no va a necesitar otro gesto para corroborar que quien lo ha hecho siente atracción sexual no resuelta. Ojo, porque cuando está resuelta, este gesto desaparece.

Me estoy refiriendo al micropicror en la parte interna del muslo izquierdo. Los micropicores, aparte de los causados por una picadura o grano, que dejan marca, son impulsos eléctricos que nuestro cerebro envía a distintas partes de nuestro cuerpo según lo que estemos pensando en ese momento. Nacen en origen por un malestar, por algo que reprimimos (como sería el caso de la atracción sexual o de la ira) o por algo que no decimos, o que no decimos con la intensidad que desearíamos. El micropicor dura menos de 5 segundos y no deja huella. Puedes ver qué ocurre cuando estamos enfadados y no queremos que se nos note en este otro post sobre la ira de Tsipras.

Cuando sentimos atracción sexual hacia la otra persona, nuestra sangre corre apresurada hacia nuestra zona genital, para irrigarla. Si esa atracción sexual no se expresa, nos pica. En concreto, la parte interna del muslo izquierdo. Así que, ya sabes, si ves que la otra persona, estando contigo, siente un micropicor en el interior del muslo izquierdo, puedes tener casi la seguridad de que le atraes sexualmente.