Quién le iba a decir a Mario Vargas Llosa, premio nobel y reputadísimo escritor, que iba a acabar promocionando azulejos. Pero la vida tiene estos quiebros inesperados que, de hecho, son los que le dan salero. Si todo fuera predecible, ¡qué aburridos estaríamos!

Así que esta semana nos encontramos con imágenes como ésta, en la que vemos a un Vargas Llosa guiado por Isabel Preysler. ¿Y por qué digo que está guiado? Fijaos en cómo van de la mano. Isabel Preysler está pronando sobre Vargas Llosa. Es decir, la mano de Isabel Preysler es la que va por encima de la de Vargas Llosa.

Cuando yo ando por la calle con mi marido, él me coje la mano con su mano pronando sobre la mía. Me lleva él, asume el papel dominante de la relación (sólo cuando caminamos, ojo :-) ). Sin embargo, cuando camino con mi hija de 8 años, soy yo la que prona, y mi mano es la que está visible, por encima de la de mi hija, que está supinando. Yo la guío a ella.

Es muy probable que esa forma de cogerse la mano se deba a la situación violenta para Vargas Llosa. No está acostumbrado a los focos, la prensa rosa, etc., y eso hace que sea Isabel Preysler la que domine la situación, guiándolo a él. Además, en el vídeo, podemos ver cómo Vargas Llosa hace una microdisimulación de la mano izquierda en repetidas ocasiones (puedes leer sobre este gesto pinchando aquí).

Un momento de brillo y flashes para la reina del papel cuché y un mal rato para este señor.

https://www.youtube.com/watch?v=cSzgeeITpOQ