Imagen del atardecer en el desierto indio de Rajasthán

Pues sí, en algunos desiertos, y más concretamente en sus dunas, se localizan algunos de los paisajes más fascinantes del mundo, especialmente si se contemplan al amanecer, cuando la salida del sol colorea de rojo las doradas arenas. De todos ellos, selecciono los que mayor impresión me han causado.

Comienzo por el desierto del Namib, en Namibia. Recuerdo que al no existir ningún alojamiento cercano me tuve que levantar sobre las 3 de la madrugada para poder llegar hasta las dunas al amanecer y ver un espectáculo único como es el de las tonalidades rojizas del sol sobre las gigantescas dunas. Tuve la suerte, además, de contemplar los antílopes orix, casi exclusivos de Namibia, y avestruces, correteando por los alrededores de las dunas.

Las impresionantes dunas de Sossusvlei, en el desierto del Namib, Namibia

Y ya puestos en África sería un delito no referirse al Sahara. En su inmensidad hoy numerosos puntos destacables. Yo voy a mencionar dos de ellos. Uno está localizado en la frontera de Libia con Argelia, cercano a la bellísima ciudad de Gadames. Las dunas son de gran tamaño y tienen el aliciente añadido de poder 'tropezarte' en ocasiones con los tuareg, los habitantes del desierto, que se dejan ver por estos parajes e incluso vistiendo sus mejores galas para obtener, a cambio, una propina.

Tuareg cerca de Gadames, en el Sahara de Libia

El otro punto del Sahara que me fascinó fue el de las dunas, llamadas en Marruecos Erg, situadas cerca de Erfoud y denominadas Chebbi. También hay que pegarse el madrugón para ver el amanecer y hay que ir muy abrigado ya que el frío a esas horas es brutal, pero vale la pena. Eso sí, a la hora de haber salido el sol la temperatura se dispara y comienza a sobrepasar los 30 grados. Son unas dunas de más de 20 kilómetros y se incluyen en muchos programas de viajes que recalan en Marrakech.

Las dunas o erg de Chebbi, en el Sahara marroquí

En Asia, el desierto por excelencia y con las dunas más famosas es el Gobi, que se extiende por Mongolia y China, así como el desierto de Rajasthán, en la India. La parte de dunas en Mongolia se encuentra al sur, y es posible visitarlas haciendo noche en una ger o tienda de campaña típica mongola.

Dunas del desierto de Gobi en el sur de Mongolia

Desde China las dunas del Gobi las explotan mucho mejor turísticamente. La más destacada es la denominada 'La montaña de la arena que canta', cerca de la ciudad de Dunhuang, en el oeste de China. Al espectáculo de las dunas se une las caravanas de camellos que las surcan, integradas por grupos de turistas, pero que desde la lejanía parecen mismamente una expedición de la Ruta de la Seda. Los chinos aprovecha el negocio de las dunas y cobran hasta para poder contemplarlas.

Dunas de la “Montaña de la arena que canta”, cerca de la ciudad china de Dunhuang

Otras dunas también del Gobi y en China son las denominadas 'arenas resonantes' y están situadas en la provincia china de Inner Mongolia. Se llega a ellas mediante un teleférico y disponen de una zona con tal pendiente que se utiliza como tobogán e incluso para practicar el esquí sobre la arena.

Desde lo alto de ellas se contempla la vastedad y belleza de las dunas.

Las dunas de las “arenas resonantes” en la provincia china de Inner Mongolia

El desierto de Rajasthán permite dos espectáculos en uno. Son la belleza de las dunas al atardecer y la riqueza de la indumentaria y abalorios de las mujeres indias que merodean por la zona para obtener propinas de los turistas. El crepúsculo, con el sol desapareciendo bajo un horizonte por el que caminan los camellos es una experiencia que hay que vivirla.

El atardecer en el desierto indio de Rajasthán

De América me quedo con el desierto de Atacama, al norte de Chile, muy distinto de los ya citados, donde no hay dunas pero sí parajes de gran belleza, incluyendo los salares y lagunas que bordean la frontera con Bolivia, donde abundan los parajes extraordinarios. Además, también tiene encanto la localidad de San Pedro de Atacama, especialmente su rústica iglesia colonial.

El desierto de Atacama, en el norte de Chile

Hay más desierto destacados, por supuesto, pero los citados están, sin duda, entre los más relevantes.

Todas las fotos: Manuel Dopazo