Son oficialmente sirenas, pero sus sinuosas y llamativas curvas, sus voluptuosos senos y sus sugerentes posturas no inspiran, desde luego, los instintos maternales de la Sirenita de Copenhague ni la ternura del film de Walt Disney. Todo lo contrario, nos remiten al sentido originario de estos seres mitológicos que atraían a los marinos con sus sensuales figuras y sus cautivadores cánticos. Me refiero a las gigantescas esculturas femeninas presentes en las playas de Kerala.

La imponente sirena tiene 35 metros de longitud

Febrero de 2016. Recalo en Kerala para hacer un recorrido por los lugares más destacados de este Estado sureño de La India. Llego a la capital, con uno de los nombres de ciudad más complicados que conozco: Thiravananthapuran, aunque afortunadamente se sigue utilizando su antiguo nombre de Trivandrum. Kerala presume de bonitas playas hasta el punto de ser uno de sus más destacados atractivos. Recorro la playa más cercana a la ciudad a sabiendas de que en ella se ubica un monumento que levantó cierta polémica cuando se inauguró y que todavía hoy, más de 20 años después, sigue provocando controversias.

La escultura impresiona por su tamaño y su sensualidad

El monumento es, según su autor, un reconocido escultor de Kerala, una sirena, aunque eso sí, muy atractiva y tentadora, en la antípodas de otras sirenas o más bien sirenitas, como la convertida en icono de la capital de Dinamarca y que está inspirada en el cuento de hadas de Andersen. Lo que en Kerala es sensualidad, en Dinamarca es ternura. En cualquier caso, entre las dos versiones existentes de las sirenas a mí me parece más fiel a la leyenda de estos personajes la de Kerala, al representar a seres con una belleza arrebatadora capaz de atraer a los marinos y hacerlos naufragar entre hechiceros cánticos.

La Sirenita de Kopenhague presenta una imagen antagónica

La verdad es que la sirena de la playa de Trivandrum impone en todos los aspectos, incluyendo su tamaño, de 35 metros, con lo que es la sirena mayor del mundo. Eso sí, tan espléndida imagen descansa sobre una inmensa concha, que es el único elemento que justifica y hace referencia a su nombre, además de unas aletas casi imperceptibles en sus extremidades inferiores. Tan esplendida escultura no deja indiferente a nadie y se ha convertido, gracias a las opiniones encontradas de quienes la contemplan, en uno de los atractivos turísticos más destacados de la capital de Kerala.

Imagen de la sirena por su parte trasera

En otra playa de Kerala, Kollam, situada a unos 60 kilómetros al norte de la capital, se encuentra la segunda sirena. Es también de gran tamaño pese a que su longitud apenas alcanza a la mitad de la anterior.

Una segunda sirena se ubica en la playa de Kollam

Su postura y fisonomía es menos sugerente pero también resulta llamativa. Se encuentra en un parque dedicado a Gandhi situado junto a la playa.

Esta sirena es algo más discreta

Una tercera escultura es también identificada como sirena en algunas guías pero en realidad se trata de un monumento a la Diosa de la Luz. Se encuentra en un lago muy cercano a la ciudad de Kollam. La escultura es mucho más tosca que las anteriores pero también llama la atención porque frente al carácter un tanto asexuado o púdico de la inmensa mayoría de las esculturas y representaciones de diosas, en este caso la imagen luce unos llamativos pectorales. Es, más bien, una diosa un tanto cutre que no resiste la más mínima comparación con las figuras de las divinidades clásicas.

La Diosa de la Luz tiene factura harto discutible

El Estado de Kerala no es especialmente importante por sus edificaciones y templos históricos, en comparación con otros de La India. No obstante hay algunos que merece una visita. Es el caso de un templo con otro nombrecito que se las trae, el de Padmanabhaswamy. Ya había leído que no se permite la entrada al interior del mismo a los no hindúes pero me acerco a ver el exterior, que vale la pena por la gran torre, que allí llaman gupuram, tallada en toda su extensión con infinidad de figuras de gran calidad. En el interior se dice que hay tal cantidad de joyas y tesoros que convierten a este templo en el de mayores riquezas del mundo.

El templo hindú de Trivandrum, la capital de Kerala

Por curiosidad me acerco a la sala del templo donde conceden los permisos de entrada y veo un gran cartel con las prendas con las que no se puede penetrar, que incluye las camisas de manga corta y los pantalones ajustados. Sin embargo, no se prohíben por razones pudibundas, ya que constato con sorpresa que la forma tradicional de entrar de los hombres es semidesnudos, con el pecho descubierto y sólo una sábana para cubrir de cintura para abajo.

Para entrar al templo hay que ir semidesnudo

Mientras recorro la capital de Kerala me llama la atención que musulmanes y católicos han erigido casi pegados sus templos más importantes de la ciudad, uno frente al otro. Así, la mezquita mayor y la catedral católica de San José apenas están separadas por medio centenar de metros, en un ejemplo de respeto y tolerancia.

Mezquita y catedral están casi juntas, en un signo de tolerancia

Muy cerca de ambos edificios religiosos me encuentro con una gran construcción con aspecto de palacio gubernamental. “Esto se merece una foto”, me digo y saco la cámara. Justo cuando estoy a punto de disparar oigo unos gritos a lo lejos. Opto por disparar primero mientras se intensifican los gritos. Unos instantes después tengo ante mí a un guardia de blanco, con un fusil al hombro que, eso sí en un tono educado, me dice que está prohibido hacer fotos y me señala un cartel que lo indica en las cercanías. Le pido disculpas y le explico que no había visto el cartel. El guardia, amablemente, me pide que me guarde la cámara y que no vuelva a fotografiar el edificio, que es el Parlamento Federal de Kerala.

La Asamblea Federal de Kerala en la única foto que pude hacer

No es lógico que se vete las imágenes de un inmueble parlamentario pero debo señalar al respecto que ya no me extraña nada, pues el incremento del terrorismo está deparando que se tomen medidas cautelares en muchos lugares de distintos países, en algunos los casos consistentes en prohibir entrar a determinados lugares muy concurridos con cámaras fotográficas.

La playa de Kovalam, la más famosa de Kerala

A menos de 20 kilómetros al sur de la capital se encuentra Kovalam, la playa más famosa de Kerala, invadida por los turistas, en su mayoría europeos. Me llama la atención de que pese a la gran afluencia de bañistas, la playa no ha perdido su carácter tradicional y se puede ver a diario a los pescadores retirando sus gigantescas redes del mar y escoger los peces capturados entre la expectación de lugareños y también de extranjeros en traje de baño.

Las tareas tradicionales de pesca perviven en la playa de Kovalam

A sólo tres kilómetros de Kovalam se encuentra el puerto pesquero más activo y pintoresco de Kerala, el de Vizhinjam, repleto de botes de pesca hasta los topes y con dos mezquitas y una iglesia católica en la orilla.

El pintoresco puerto pesquero de Vizhinjam

En el mercado de pescado de Vizhinjam, apenas una hilera de vendedores con rudimentarios puestos sobre la misma arena, se pueden comprar las especies más sabrosas, incluyendo marisco, todo recién pescado y a precios irrisorios.

El rudimentario mercado de pescado de Vizhinjam

Pero sin duda si algo caracteriza e identifica a Kerala son los llamados “backwaters”, una especie de canales paralelos al mar que invaden gran parte de su territorio hasta el punto de sustituir en muchos casos a las carreteras para numerosos desplazamientos. El trayecto más popular de todos ellos es el de Kollam a Alleppey, un recorrido de casi 90 kilómetros que se prolonga durante ocho horas en un modesto pero agradable ferry que atraviesa canales y lagos bordeados de cocoteros, mostrando la vida cotidiana de la población rural de Kerala.

Un paseo por los canales de Kerala es imprescindible

El crucero por los canales es una excursión casi obligada, que apenas cuesta cinco euros, y en la que disfrutas de una agradable brisa, algo que se agradece ya que Kerala es de las zonas más calurosas de La India, con más de 30 grados de temperatura incluso en invierno.

Uno de los muchos barco-hotel que transitan los canales

También puedes contemplar en los canales a pescadores que utilizan el tradicional esparavel, una especie de red de pesca de mano, a la que tan aficionado es el responsable de turismo municipal de Alicante, Agustín Grau. Desde un bote o incluso desde la propia orilla, los nativos de Kerala lanzan con toda la fuerza de su brazo la red, para que abarque la mayor superficie posible. Luego la retiran y, casi siempre, con algunos peces atrapados.

Dos pescadores preparan el esparavel para lanzarlo al canal

El recorrido por los canales es tan demandado por los turistas que cada vez más proliferan los alojamientos flotantes, que son barcos habilitados como hoteles con restaurante, algunos con categoría de lujo, en los que se puede pernoctar una o varias noches mientras recorres Kerala a través de sus canales, contemplando el paisaje y la vida cotidiana.

La puesta de sol desde los canales de Kerala

Desde Alleppey me desplazo a Fort Cochin, un pequeño territorio que fue colonizado por portugueses, holandeses y británicos, lo que se traduce en numerosas viviendas coloniales que hoy han sido habilitadas en su mayoría para hoteles y comercios turísticos. La ciudad, como toda Kerala, está empapelada de propaganda política ya que se encuentra en plena campaña electoral. Abundan los carteles del partido comunista de la India, que ha gobernado este territorio durante muchos años desde la independencia de La India.

Mi visita a Kerala se produce en plena campaña electoral

En Fort Cochin se pueden contemplar en activo las redes chinas, un sistema de pesca que casi ha desaparecido en el resto del mundo. Se trata de grandes redes sujetas por unas estructuras de madera de más de 10 metros de altura, que precisan de media docena de pescadores para poder ser activadas.

Las redes chinas siguen en uso en esta parte de La India

Junto a ellas, en el tosco paseo marítimo de Fort Cochin, hay puestos de venta del pescado capturado. Mientras paseo no me puedo sustraer a tanto marisco vivo y pescado todavía dando coletazos, así que me decido a comprar un cangrejo de buen tamaño y un pescado red snapper de casi medio kilo, uno de los más sabrosos que se conocen. En total me cobran cinco euros. En el mismo mercado me pongo de acuerdo con uno de los muchos empleados de restaurantes cercanos que merodean la zona y convenimos que me lo guisen por un par de euros.

Faenas de pesca entre la curiosidad de turistas y lugareños

Fort Cochin permite, además, contemplar un espectáculo que sería delictivo obviarlo si vas a Kerala. Se trata del Kathakali, una combinación de danza y teatro interpretada por unos personajes con un llamativo vestuario y los rostros maquillados cual si fueran máscaras, en una representación que se ha hecho famosa en todo el mundo.

Actor principal del Kathakali

En Fort Cochin hay representaciones todos los días en pequeños teatros que te permiten contemplar no sólo el espectáculo del kathakali sino también toda la ceremonia del maquillaje, que se prolonga durante más de una hora y que es todo un arte.

El maquillaje del Kathakali es todo un arte

Como otras representaciones teatrales ancestrales, en el kathakali sólo intervienen hombres, que son los que interpretan todos los personajes, tanto masculinos como femeninos, cosa que consiguen con la maestría del maquillaje.

La impresionante máscara del personaje principal del Kathakali

TODAS LAS IMÁGENES DE MANUEL DOPAZO